Una persona muy
querida, enfadada, me ha dicho este fin de semana que me deje de una maldita vez de las series de televisión
y otras zarandajas (salvo Bones, con esa no lo intenta. Sabe que nada
conseguiría), que la moda de las series pasará, que el mismo fuego que han prendido
las abrasará. Porque lo único que importa es la ficción, y la pura ficción, la
no contaminada por el dinero siempre dependerá de la imaginación de un hombre o una mujer, una habitación y
una hoja de papel o una pantalla en blanco. Es la esencia. Y puesto que esa fue mi primera tentación a
ella debo mantenerme fiel.
Pero irreductible como es me ha ordenado, y yo, su fiel
esclava, la obedezco, que empiece por la
primera.
Y la primera fue LA DAMA DEL MAR, una novela de aventuras.
Publicado, por ahora, de LA DAMA DEL MAR
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