sábado, 31 de agosto de 2013

SCANDAL, ¿SÁTIRA POLÍTICA O PLACER CULPABLE?


Ocurrió porque nadie me lo había advertido, porque no estaba preparada. Sí, había oído hablar de ella, sabía que Scandal era un melodrama especialmente escrito para señoras afroamericanas de Harlem que atrapaba señoritas de provincias; pero como no soy de provincias no me sentí concernida. Una serie más de Shonda Rhimes que no vería, me decía yo muy ufana. Hasta que, ¡zass!, llegó el verano y el calor y a la hora de la siesta, sin nada más que Saber y Ganar en la televisión, SCANDAL me atrapó.


En dos semanas, y con un toque de ansiedad imprevisto, vi los veintiocho episodios de las dos temporadas y es que nadie me había advertido de lo más terrorífico de Scandal: es adictiva. Puede que para los críticos la serie del verano sea Under the Dome, pero puestos a elegir entre las dos me quedo con Scandal. Me río más.



Porque Scandal cuenta las andanzas de Olivia Pope (una mujer de armas tomar), ex directora de comunicación de la Casa Blanca, asesora de campaña a la presidencia del candidato “republicano” Fitzgerald Grant (la gran esperanza del mundo libre aunque aún no he averiguado por qué), dueña de la agencia Pope y Associates, especialistas en resolver las crisis de los privilegiados (también sufren, también). Kerry Washington interpreta a  Olivia Pope (con sobriedad,  sólo tres expresiones: atenta, alelada y triste) y Tony Goldwyn, en carne mortal, al Presidente Fitzgerald Grant.


Semana a semana resuelven crisis gracias a una agenda inacabable, manipulaciones sin cuento y cortinas de humo; mientras que, serializada, se va desarrollando o liando la historia de las relaciones “especiales” de Olivia y el Presidente, el eje central de Scandal. Tan especiales como: “ahora sí, ahora no, aquí te pillo, aquí te mato, te odio, yo más…” 

Porque la casta política no sólo está representada por el Presidente Fitz, no, hay dos grandes personajes más: Cyrus Beene, su Jefe de Gabinete a quién interpreta Jeff Perry. Homosexual, casado, ambicioso, rencoroso y vengativo; con poder para cantarle las cuarenta al Presidente en el Despacho Oval en un episodio y al siguiente llorar sobre el primer hombro que le cedan porque no lo llama ni le consulta y, en otro distinto, o en el mismo, andar de correveidile entre el Presidente y la primera dama. Desde luego, a dirigir la nación no parece que dediquen mucho tiempo, ni él, ni Fitz. 


Y Mellie Grant, la primera dama, interpretada por Bellamy Young. ¡Y qué dama! Una mujer inteligente, aparentemente fría, madre despegada, generosamente entregada a la gloria de su marido por quien ha renunciado a una brillante carrera como abogada y… ambiciosa, muy ambiciosa. Para explicarlo mejor, decir que Mellie Grant es un cruce entre Michelle Obama, Lady Di y Edith Wilson, la esposa del presidente Woodrow Wilson quien, cuando su marido sufrió un derrame cerebral, engañó al Congreso y al público haciéndoles creer que el Presidente sólo sufría agotamiento temporal que requería descanso.   

Porque están los Gladiadores de Olivia, sus asociados en la agencia. Mis favoritos: Huck a quien interpreta Guillermo Díaz, ex agente de la CIA con un pasado terrorífico, una mente perturbada y una lealtad a prueba de bombas y torturas para con Olivia; y Abby Whelan, interpretada por Darby Stanchfield, una mujer maltratada que le debe la vida y lo paga aunque de vez en cuando le sale la vena inquisitoria y parece que va romper la baraja, puro postureo, Pero hay más Quinn Perkins, la última en llegar y la primera en aprender cosas malas, muy malas y Columbus Short, un abogado con mucha labia que debería estar en la trena.

Y no estoy de acuerdo, no puedo estarlo, disiento, Scandal no es ningún melodrama, el amor no es el eje central de la trama, tampoco los sentimientos. Es el poder, el ejercicio venal del poder. Shonda Rhimes ofrece una visión crítica y ácida del poder político en los Estados Unidos de Norteamérica, así que de melodrama nada; comedia de salón o, mejor dicho, de Despacho Oval, comedia de enredo, en todo caso sátira menipea. Muy inteligente la señora Rhimes, en tiempos de crisis ridiculizar a los poderosos con situaciones y argumentos “verídicos”. La presidencia de Fitzgerald Grant, que Scandal describe, se parece más a la república independiente de mi casa que al gobierno de la primera potencia del mundo libre. Tal vez porque en términos relativos sean lo mismo.



Hay quien acusa a Scandal de inverisímil, de no ser creíble, de que sus argumentos son peregrinos y sólo buscan el escándalo por el escándalo, de no resolver las situaciones con lógica y credibilidad, sin tener en cuenta que es esa apuesta continuada a triunfos lo que provoca la adicción. Tal vez estén en lo cierto, pero eso es lo que también la hace más divertida. Al menos es la serie que más veces te deja la boca abierta por episodio tanto por lo ridículo (ese temblor de los labios de la protagonista) como por lo vertiginoso de algunas tramas, como una viaje en la montaña rusa. Mérito de la señora Rhimes que pocos se atreven a reconocer; pero a ver, decidme, qué otro showrunner se ha atrevido a mostrar en abierto, en horario de máxima audiencia, al Presidente del mundo libre tirándose a su ex directora de comunicación en la mesa del Despacho Oval. ¿Inverosímil, escandaloso? El escándalo fue el lío de Clinton y Monica Lewinsky, ¿lo de Olivia y Fitz? una revisión de la historia.


¿Qué serie se ha atrevido a mostrar a la asesora del Presidente, a su esposa, a una jueza aspirante al Tribunal Supremo, al jefe de campaña y futuro Jefe de Gabinete y al presidente de una multinacional petrolera planeando un fraude electoral? ¿Es verosímil? ¿Hay antecedentes? Mirad la hemeroteca, recordad Florida. 


¿Qué showrunners que no fuera la señora Rhimes se atrevería a escribir una escena en la que una mujer negra le diga al Presidente del mundo libre que es su esclava y en la que el Presidente le contesta enfadado que él es tan esclavo de ella como ella de él? Ninguno ¿Es verosímil? ¿Alguien recuerda al tercer presidente de los Estados Unidos  Thomas Jefferson y su relación con Sally Hemings? 

¿Puede resultar inverosímil que una primera dama aparezca en la televisión en horario de máxima audiencia acusando al Presidente de tener una aventura? ¿No dijo Lady Di por televisión que en su matrimonio eran tres? ¿No falsificaba Edith Wilson la firma del Presidente? Ni siquiera esa escena terrible en el hospital en la que Fitz soluciona, por primera vez, el solito uno de sus grandes problemas, resulta inverosímil. ¿Acaso no han existido mandatarios que se han "comido" a sus enemigos políticos? 



¿No es más escandaloso que a Kerry Washington la hayan nominado al Emmy a la mejor actriz de serie dramátia? ¿No hubiera sido menos inverosímil que la hubiesen nominado como mejor actriz de comedia? ¿En qué quedamos entonces, Scandal,  sátira política o placer culpable? 

En el perfil de Twitter de  la señora Rhimes, según confesó recientemente en una entrevista concedida al New York Times (aquí) pone: I make stuff up for a living. Remember, it's not real, okay? Don't tweet me your craziness.” Es decir, “Hago cosas para ganarme la vida. Recuerde, no es real. No me tuiteé su locura”. A lo que los seguidores de Scandal  no parece que le hagan mucho caso, ni a eso ni a los críticos y sus teorías de la verisimilitud, porque en el final de la segunda temporada (9 millones en el último episodio) la gente le enviaba  fotos de vestidos de novia. Querían que Olivia Pope y el presidente Fitzgerald Grant se casaran.

Por supuesto la señora Rhimes explica que eso era  imposible porque la serie debía continuar y para ello era necesario que el querido Fitz permaneciera en la presidencia. Preguntada sobre la posible duración de la serie, explica que Scandal no puede ser una serie de larga duración como  Anatomía de Grey porque mientras de lo que ocurre en un hospital se pueden escribir miles de argumentos, no hay tantos argumentos a desarrollar sobre una presidencia corrupta. ¿No los hay?

Por de pronto, la tercera temporada de 22 episodios que se estrenará en Estados Unidos el 3 de octubre, tendrá que dar solución a la crisis de Olivia ¿Saldrá del atolladero, librará la batalla por sí misma sola o con ayuda de sus gladiadores? ¿Torturarán a alguien con taladros o le harán lo de la bañera? ¿Tal vez a la primera dama, al marido del jefe del gabinete? Misterio, lo que si se sabe es que Lisa Kudrow, la Phoebe de Friends aparecerá en varios episodios.




Seguro que me dejo muchas cosas, no he mencionado a los espías ni a los malos ni a la señora vicepresidenta, que es un puntazo, pero si queréis saber más, Hollywood Reporter ha publicado recientemente “Scandal, todo lo que debes saber de la AZ” (aquí)

Y para terminar el vídeo de la Promo de la tercera temporada.




Mejor terminar con éste que va de tomas falsas.


miércoles, 28 de agosto de 2013

SAMANTHA O LA RECOMPENSA DE LA VIRTUD III


Prólogo del editor 

Si divertir, entretener e instruir las mentes de las jóvenes doncellas. 
Si inculcarles las virtudes de la pasión de manera sencilla y agradable.
Si pintar el vicio con sus oropeles de oro para hacerlo merecidamente agradable y fijar la virtud en toda su iniquidad para hacerla parecer castradora.
Si mostrar la religión y su viciosidad de manera clara y prístina
Si crear personajes deshonestos y egoístas y apoyarlos completa y decididamente.
Si dar ejemplo práctico digno de ser seguido en los casos más críticos por las vírgenes, las torpes, las novias y las esposas.

Si llevar a cabo todos estos dignos propósitos atraen la atención de lectores insensatos y obsesos haciéndoles tener la historia en gran estima, y ello sin dar en todo el texto una sola idea que no ofenda la más pura inocencia (si es que aún existe), este editor se da por satisfecho y no cree oportuno pedir ninguna disculpa por ello.

Tú sabrás lo que te conviene lector anónimo.



(Fragmento del capítulo 2)

Querida Raquel, que terribles te parecerían mis noticias del billete anterior, lo sé, visto con tus virginales ojitos debe ser un sin vivir sentirte presa de las garras del demonio, pero Raquelita, no te equivoques, el rabo del demonio es placentero una vez que se le conoce bien y te mueves a su ritmo.

¡Cuánto tiempo desperdiciado, pequeña mía, mientras jugábamos a ser virtuosas! Y no, no me condenes, tú no lo sabes, pero ni la lujuria ni el pecado llevan al infierno, al contrario, Raquelita, desde que conozco al demonio vivo en el cielo.

!Oh Raquel, cómo hacerte llegar a tu dulce corazoncito la cualidad esencial de la pasión. No es que nuestra queridísima ama quisiera nuestro mal, no digo eso; pero sí que era egoísta al no permitirnos disfrutar de lo que en verdad es el amor... temía que la abandonáramos en cuanto nos reconociésemos la primera vez en la verdadera pasión que, no es otra que, satisfacer el apetito vehemente del ser amado,  ser el cordero en su mesa.

No te enfades conmigo porque te escriba éstas que tu creerás duras palabras contra la condesa. Ella prefirió rendirnos con melodías de un sólo instrumento y mimosas entregas para librarnos de las malignas perturbaciones de la verdadera pasión. No lo son..., porque ahora que  a todas horas se abaten sobre mi cuerpo esas dulcísimas torturas contra las que tantas veces nos previno, convengo con ella que si se llegan a satisfacer en edades tempranas la sociedad entera, tal y cual está establecida se desmoronaría.


 Imagínate que mundo sería aquel en el que todas las personas se dedicasen a satisfacer los apetitos del cuerpo. Nadie trabajaría, y quién haría las camas, quién prepararía la comida, araría los campos, pescaría los peces. ¿Lo entiendes, ahora? Por eso sólo ellos, los poderosos, conocen la pasión, se refocilan en ella; por eso apoyados por los hombres de iglesia estipulan los tormentos del infierno para quien pecare contra la carne y nos ensalzan como meta la gloria incorpórea del cielo.

El amo dice que no hay mayor gloria ni en el mundo ni en la eternidad que la del cuerpo. Y me ha asegurado que las doncellas pobres, como tú y como yo, a las que nuestra cuna e ignorancia nos aleja de ese goce, no necesitamos morir para vislumbrar el cielo, que es su rabo el que tiene las llave de acceso. Y es verdad.

Oh, Raquel, siento haber escrito palabras tan sucias, que sin duda te escandalizarán; no han salido de mi corazón, ha sido el amo quien mientras embardunaba de jabón mi chochito para dejarlo tan límpido como cuando tú me lo comiste la primera vez, entre risas, me lo ha dictado.

Mañana, si puedo, te mandaré otro billete explicándote lo que se ha acordado que sea de ti. No te preocupes, querida, que yo velo…

Tuya afectísima,
Samantha.

domingo, 25 de agosto de 2013

SAMANTHA O LA RECOMPENSA DE LA VIRTUD II

CUANDO LOS FANTASMAS SALEN DEL ARMARIO

Previesly en DIABLURAS DE VERANO I

(Samantha una doncella jovencita le escribe a su amiga Raquel cómo en la noche en que su ama la condesa de C. agonizaba vio salir del armario de su habitación a un fantasma).



(...) Por una rendija de las cortinas entraba en la habitación un rayo de luna que plateaba los pies de la cama, te juro, dulce plumón, que fueron los momentos más angustiosos que había vivido hasta entonces. Aunque..., lo cierto es que asustadísima y todo, sentía una gran curiosidad por averiguar cuál sería el rostro conocido que adoptaría para presentarse ante mí aquel ser del inframundo. Si hubiera sido otra me habría levantado y gritado, ¿quién anda ahí? ¡Manifiéstate!
Pero no pude, lo único que deseaba era quedarme quietecita, no hacer ningún ruido que pudiera atraer su atención (aún esperaba que se hubiera equivocado de habitación, que viniera en busca de la señora J.), y sin embargo, la curiosidad me impulsó a alzar una pizca el párpado izquierdo justo cuando su sombra cubría la mitad de la cama.

Al contrario de los fantasmas de la señora J. no llevaba sábana. Era tan hermoso que sin pretenderlo mis ojos se abrieron como platos. Raquel, era tan hermoso como un ángel, sobre todo cuando un rayo de luna traspasó el manto de oro que lo cubría. No sé lo que pensé en aquellos instantes, pero con el corazón encabritado le miré al rostro y ¿sabes? el susto se me desvaneció como por ensalmo, cuando lo contemplé y reconocí en él a nuestro buen amo.



Entonces un vahído me vino de nuevo al corazón, si un fantasma asumía el rostro del hijo del ama podría hacer conmigo lo que quisiera porque le debía obediencia como su humilde servidora. No pude evitar lanzar un gemido cuando se subió a la cama. Y sin embargo, cuando acercó su rostro al mío irradiaba tanta fuerza y majestad que esta pobre boca mía se negó a pronunciar palabras de socorro.
                      
Lo cierto es que por unos instantes mi corazón se detuvo, lo sé porque cuando volví a ser consciente ya me había arrebatado la colcha y mi cuerpecito, apenas cubierto por el pequeño camisón que el ama, mirando siempre por nuestra higiene y salud, nos entregaba para dormir,  iba a ser presa de sus zarpas.



 Inmediatamente arranqué, con pesar, bien lo sabes, mi mano del dulce lugar que tanto disfrutaba cuando era la tuya la que lo acariciaba, e intenté cubrirme el pecho. Apenas si noté el vacío porque aquel ángel lo cubrió enseguida con la suya poderosa. Mi conejito se estremeció al percibir la fuerza de los barrotes que lo enjaulaban y el pobrecito se inflamó intentando huir de la prisión. No podía hablar, no podía gritar, la voz había abandonado mi cuerpo sobre todo cuando sus labios se posaron sobre el lóbulo de mi oreja.

El colchón subía y subía tan frenético como mi corazón, pero ¿sabes Raquel?, no sólo era yo la que temblaba, también el ángel se estremecía. Luego de unos instantes de gozo, la mano se tornó inquisidora y abrió y buscó entre mis pliegues. Creerás que aún seguía muda, pero no, de repente me pareció oír, entrelazado con su ronco gemir, los estertores de mi alma y créeme si te digo que pensé llegada mi última hora cuando uno de sus fuertes y poderosos dedos se abrió paso dentro de mí. El hechizo se rompió y grité, grité y mordí la mano que intentaba cubrirme la boca para ahogar mi voz.  
    
¡Oh Raquel! Han sido tantas y tan bienaventuradas las circunstancias que me han acontecido desde que nos despedimos, tantas, que hasta siento remordimientos por tener que decirte que, a pesar de tu ausencia, no he sido desgraciada desde que me arrebataron de tus acogedores brazos, como sin duda tú esperabas de una amistad tan tierna como la nuestra.



Debes saber, mi pequeña, que he sufrido en mis carnes los tormentos del infierno,las llamas del fuego eterno abrasan mi piel, garfios de hierros incandescentes la desgarran como tus dientecitos rompen la dorada costra de un pastelito de miel, las aguas sulfurosas escaldan mis carnes saturándolas de jugosos zumos pero… el volcán del amo me cubre con su ardiente lava al menos cinco veces al día. Estoy destrozada, dolorida, pero… soy…, ¿me atreveré a decirlo…?, si, corazón mío, soy feliz.

Por primera vez en mi vida puedo gritarlo ¡¡¡ SOY FELIZ!!! Oh querida, tengo que dejar de escribir este billete, le oigo acercarse por el pasillo, mis manos tiemblan, mi entrepierna se humedece…

Tuya afectísima.
Samantha.



miércoles, 21 de agosto de 2013

BONES, VÍDEOS Y FOTOS DE LOS RECIÉN CASADOS, SUS AMIGOS Y LA CEREMONIA

MAS VÍDEOS DE BONESWEDDING

OTRO

Y OTRO



Y OTRO DE T.J.


Y MÁS VÍDEOS

VÍDEOS PROMOCIONALES DE LA BODA





Brennan no sería Brennan si no dijera lo que dice. Bien por ella

SEÑORAS Y SEÑORES LOS RECIÉN CASADOS
 Y LA SECUENCIA DE LOS ACTOS

LA LLEGADA DE LA NOVIA EN ESTA SE LUCE EL VESTIDO

EN ESTA SE LUCE LA NOVIA

LA ESPERA DEL NOVIO Y EL PADRINO

LOS ANILLOS

LOS RECIÉN CASADOS CON UNOS "AMIGOS"


LA DAMA DE LA NOVIA
COMUNICADO DE PRENSA  
DEL EPISODIO 906
THE WOMAN IN WHITE (aquí) Y  MÁS FOTOS (aquí)

El béisbol no lo ha impedido y el lunes 21 de octubre se emitirá el episodio en el que la doctora Temperance Brennan y El agente especial Seeley Booth se casan.

Como es de razón no podía ser un episodio sin asesinato, lo hay, precisamente aparece en medio del ensayo de la boda. El caso se complica y aunque Cam y Angela intentan mantener a Brennan centrada en su gran día, se llega a pensar en suspender la boda. Sobre todo cuando Max, el padre de Brennan aparece con una bolsa cargada de dinero sospechoso. 

La sorpresa de Booth cuando encuentra el "regalo"
Como ya se ha dicho en el episodio estarán casi todos los que son en Bones, aparecerá Parker, el hijo de Booth que será el padrino, la madre y el abuelo aunque no su hermano Jared, tampoco aparecerá Russ, el hermano de Brennan, pero si estará Caroline, Aldo, Avalon y por supuesto todos los internos, Por cierto que el sacerdote encargado de casarlos estará interpretado, graciosos que son los productores ejecutivos, por David Hornsby, el marido de Emily Deschanel. 



Los interpretes: Emily Deschanel como la Dra. Temperance Brennan, David Boreanaz como el agente especial del FBI Seeley Booth, TJ Thyne como el Dr. Jack Hodgins, Michaela Conlin como Angela Montenegro, Tamara Taylor como el Dr. Camille "Cam" Saroyan, John Francis Daley como el Dr. Lance  Sweets.





Elenco Invitado: Patricia Belcher como Caroline Julian, Ryan O'Neal como Max Keenan; Mather Zickel como Aldo Clemens, Eugene Byrd como el Dr. Clark Edison; Pej Vahdat como Arastoo Vaziri, Michael Grant Terry como Wendell Bray, Carla Gallo como Daisy Wick , Brian Klugman como el Dr. Oliver Wells, Joel David Moore como Colin Fisher, Cyndi Lauper como Avalon Harmonia, Joanna Cassidy como Marianne Booth Ralph Waite como Hank Booth Ty Panitz como Parker Booth David Hornsby como Padre Harrow.
UN BESO MUY "ESPECIAL" EN PRESENCIA DEL...

Os recuerdo que en cuanto al vestido de la novia ya hace tiempo que se rompío la exclusiva. Lo siento por el Hola (ja, ja) pero aquí está la foto oficial y sabemos unas cuantas cosas sobre el vestido. A pesar de que la doctora siempre ha dicho que no entiende a las novias que sin ser virgenes visten de blanco el día de la boda, ella va de blanco. Son cosas de Bones, claro que es un blanco roto, parece lo apropiado. Aunque como en nuestra serie favorita el pasado nunca es inmutable ahora sabemos que la Brennan niña había guardado una foto de un vestido de novia con el que fantaseaba antes de que le diera por los muertos. Emily sólo tardó 20 minutos en elegirlo de entre cinco. 4800 dólares es el precio, barato para la millonaria doctora Brennan, tampoco el diseñador es muy conocido por estos pagos Romona Keveza, la noticia procede de TVGuide (pinchad aquí para leerla completa).

Y la verdad, está preciosa. David Boreanaz, también la admira, según declara, le encanta el pelo, recogido en una trenza y sus dedos, esto no es un fetiche del actor, sino simplemente negocio. Al parecer Emily ha elegido la laca de uñas creada por la empresa de Jaime Boreanaz, la mujer del actor. Y por cierto, también sabemos ya que el padrino de la boda "the best man", como se dice por allí, será Parker, el hijo de Booth al que no vemos desde la séptima temporada cuando conoció a su hermana Christine en el episodio 710 "The Warrior in the Wuss"

El resto de las fotos son del 19 de septiembre, corresponden al rodaje de la boda de Booth y Brennan y fueron tuiteadas por Joanna Cassidy, la actriz que interpreta a la madre de Booth. 








"La madre y Cindy, la mediun"






martes, 20 de agosto de 2013

SAMANTHA O LA RECOMPENSA DE LA VIRTUD I




“Sabes bien, mi querida Raquel, que el amo desde que regresó a la mansión de T. cuando la condesa, su pobre madre, expiraba, puso sus ojos de halcón en esta pobre paloma, con mayor insistencia, si cabe, que lo había hecho unos meses antes cuando vino al campo a cazar. Lo cierto fue que entonces no me vio demasiado porque la condesa, tal vez temiendo que quisiera apoderarse de mi virtud tan recién descubierta por entonces, no me dejaba salir de sus habitaciones.


¿Recuerdas lo felices que fuimos aquellas noches calurosas tú y yo soplándonos la una a la otra para refrescarnos la piel?¿Recuerdas la alegría que le daba a la señora vernos retozar, con que deleite nos lamía el sudor mientras Tommy, el pajecillo, le aireaba los bajos con su plumilla?


Ninguna fuimos conscientes de la tormenta que se avecinaba. Tú estabas demasiado ocupada cuidando de nuestra amada condesa, que sólo de tus pechos aceptaba recibir el alimento que la sustentaba, y no te enteraste de los intentos del amo por meterse en mi cama. La señora J., andaba vigilante y aquella semana en cuanto la condesa descansaba me llevaba con ella a su cama. En mi ingenuidad me enfadaba porque si bien el musgo de la condesa sabía a miel, el de la señora J. lo hacía a pescado y, Raquelita, me daba ración doble, antes de dormir y otra vez por la mañana, para homenajear al sol, decía. 

Sin embargo, para mi desgracia y ventura la noche en que la condesa agonizaba, la señora J. y tú no abandonasteis su habitación y, el halcón avizor, olvidándose de la dama de negro que visitaba a su madre, subió a la buhardilla y por fin tuvo éxito. Nunca pude contártelo, porque bien se encargó de sacarme a la mañana siguiente de la mansión de T. Robarme, podía decir. Que ni despedirme pude de la bendita condesa.




El muy malvado se escondió en el armario de nuestro dormitorio y cuando Tommy, después de darme gusto un ratito con sus juegos de infante, no tan inocente como se fingía, porque si bien su cayado era aún pequeñito bien que levantaba cabeza mientras metía su lengua  en mi oído y me pellizcaba el trasero. Como te decía, cuando me dejó sola llevándose la vela, el chirrido de una puerta al entreabrirse me puso los pelos de punta.

Pensé que se trataba de la visita de uno de los fantasmas de los que siempre nos hablaba la señora J. ya sabes, los que te ofrecen bananas en las noches de verano. Me quedé muy quieta, con los ojos fuertemente apretados, sin respirar siquiera, intentando hacerme invisible a su presencia. No había olvidado la primera vez que vi uno granado. Fue mientras nuestra noble ama se encontraba en casa de su íntima amiga la baronesa de Y. cuando compartí por primera vez la cama con la señora J. y dos de esos fantasmas se nos aparecieron. Uno se dirigió a mí blandiéndolo tieso frente a mi boca, pidiéndome que se lo lamiese con voz cavernosa.



Me asusté. Yo nunca había visto una cosa tan grande y dura. Grité tanto cuando me abrió los labios que la pobre señora J., que lamía satisfecha uno bien prieto, se asustó y le clavó los dientes. Cuando el fantasma gritó de dolor por un momento creí reconocer en él la voz del señor C. nuestro siempre admirado coadjutor, y así se lo dije a la señora J. en cuanto se desvanecieron entre el lió de sábanas que se formó. 


Luego, cuando todo se calmó, muy enfadada me explicó que a veces los fantasmas cuando se manifiestan no se parecen a los antiguos cuerpos que ocuparon, sino que adoptan la apariencia de algún ser vivo conocido para no infundir tanto pavor a los pobres mortales, y añadió, que éramos muy afortunadas de que vinieran a hacernos presentes; porque un presente era, y me lo recalcó cada vez más irritada, que un ser del otro mundo te pidiera que le alegrases la noche; al parecer, me dijo, significa que se está más cerca del cielo, donde viven como ángeles. Por eso nunca, nunca debía volver a gritar en su presencia. Podían enojarse y entonces me pasaría lo que le había ocurrido al abad del condado de F. cuando una noche se le apareció uno con la apariencia del rey Jacobo. El abad quiso interrogarle sobre algunos pasajes de la Biblia que le suscitaban dudas mientras su majestad le presentaba impaciente su cetro inhiesto y tanto se enfadó por las preguntas y la tardanza en rendirle pleitesía que lo arrastró con él hasta el infierno.




Ahí me entraron las dudas, si eran ángeles del cielo cómo podían arrastrarte al infierno, pero por si acaso me callé, porque la señora J. molesta por no haber terminado su ración, me había cogido la cabeza y me empujaba a lamerle los bajos.


Volviendo a la terrible prueba…, no sabes el miedo que sentí cuando oí los chirridos de la puerta, tardé unos segundos en reconocerlos. Provenían del armario dónde guardábamos los ropones del invierno, así que pensé que de allí sólo podía salir un fantasma. No sabes cómo temblaba mi corazón. Aún hoy, me parece mentira, Raquel, que resistiese aquellos inciertos instantes sin que me diera ningún sincope... (continuará…)