Lo ha dicho David Boreanaz en declaraciones a Hollywoodoutbreak
“Jason es un personaje en
construcción”. Y tiene razón, pero no sólo su personaje, todos los personajes
lo están, toda Seal Team está en
construcción. Aún tiene mucho que hacer para que encontrarse así misma si
quiere perdurar, sí quiere encontrar sus seguidores más allá de los fans
cautivos de su estrella protagonista, de las nostálgicas de Booth, de los amantes de las acciones
militares y de los votantes de Trump.
En Boarding Party se aprecia ese trabajo
de construcción no tanto de Jason
como de los otros personajes, por fin sabemos lo que piensa Mandy Ellis; algo más, poquito, de Davis y algo más de Sonny. Es decir, los personajes de Seal
Team van progresando lentamente. Lo que ha evolucionado para mejor es la escenificación
de la acción militar coreografiada en este episodio como un espectáculo de
danza moderna. Pero mejor vayamos a los personajes.
LA ARROGANCIA DE JASON HAYES
Por lo que
hemos visto en los dos episodios anteriores es un hombre con conciencia, que
siente empatía con las víctimas, comprometido hasta el tuétano con sus
“hermanos”, con los hombres de su equipo… no tanto con su familia. Al principio
de Boarding Party, Jason llega a su
casa, va a buscar a su hija para llevarla al colegio, en contra de la opinión
de su mujer, pero a él le gusta conducir. Está claro que es un padre culpable y
por tanto consentidor.
En la cocina se encuentra con Alana. No oyó el timbre de la puerta le dice. Y no, no lo hizo
porque Jason abrió con sus propias
llaves.
— Cambiaré la cerradura —asegura Alana.
— ¿De verdad? No será porque no rompa puertas para
ganarme la vida. Puedo entrar —responde
bravucón.
¿De verdad es esa
la respuesta de un hombre que quiere recuperar a su mujer? ¿O es la de un
“macho alfa” con un ego desmesurado? ¿Tan arrogante es? ¿O está ciego? ¿Cómo no
se da cuenta de que su mujer lo está dejando porque es incapaz de darle lo que
ella necesita?
Alana ha estado
limpiando el garaje de Nate y ha
encontrado un teléfono desechable con llamadas a un solo número, lo que la
lleva a sospechar que Nate estaba
engañando a su mujer, a creer que Jason
lo sabía y no se lo ha contado porque esa era una cosa de chicos. De eso es de
lo que la oímos quejarse ante el silencio de su marido, de su exclusión de su
vida:
— Oh, claro. No puedes. Porque yo soy sólo el
Club de Esposas, ¿verdad? No me lo dirías, aunque lo supieras —y ante
las protestas de inocencia de su marido insiste.
— Hubo un tiempo que me habrías dicho.
Hubo, pretérito perfecto. En realidad Jason no sabe nada, su amigo también tenía secretos para él, aunque
se compromete a averiguarlo. La pregunta es por qué ¿Porque es importante para Alana? ¿O porque es importante para él?
Cuando le pide ayuda a Ray para rastrear el teléfono, éste se lo toma a broma, podrían ser muchas cosas,
podría ser que se hubiera vuelto “garganta profunda” y estuviera hablando
con un periodista, ¿qué más da está muerto?
—¡Vamos, es Alana! —Le contesta Jason,
dándo a entender, que lo está haciendo por ella, que su mujer necesita saber la
verdad de la vida sentimental del amigo muerto. ¿De verdad?
Y una vez más
Ray le dice lo que no quiere oír:
— ¿Crees que si la engañaba, es menos probable que te
dé una oportunidad? Mira, hombre, nadie quiere verte de nuevo con Alana más que
yo, devuelve tu culo a casa en lugar de descansar en mi salón todo el día,
porque el teléfono de Nate no te llevará allí.
Una verdad como un templo, aún así le ayudará a
descubrir el secreto, lo que da lugar a una divertida y surrealista escena en
que dos miembros de la élite de la élite
de los Seal son acoquinados por una
maestra de escuela dominical. Porque necesitan el navegador del coche de Nate para averiguar sus andanzas y Molly se lo había donado a su iglesia. Cuando
le piden las llaves del coche para buscar una cosa de naturaleza personal, la
buena señora sospecha que lo que buscan es pornografía. No, no hay pornografía
lo que encuentran es la dirección desde dónde se hacían las llamadas.
EL EGO DE CLAY
SPENSER
Los productores han elegido para contarnos como se
llega a ser miembro de la élite de la élite de los Seals, al personaje de Clay
Spenser, lástima que el actor que lo interpreta, Max Thieriot, sea tan expresivo y agradable como una lija. Lo cierto
es que han cargado demasiado las tintas, han creado un personaje odioso,
arrogante y egoísta, un hombre incapaz de ver sus errores, que culpa a los
celos de los demás de sus fracasos.
Que termine
aceptando que el problema es suyo, después de los rapapolvos de los jefes y de
los sermones de su amigo Brian, iba
de suyo. Que diga que se comportaba como un cerdo porque se está jugando el sueño de su vida y tiene
miedo de no conseguirlo, forma parte de la evolución pero no por eso lo
convierte en mejor jugador de equipo. Un hombre como é,l es y será un problema
para cualquier equipo del que forme parte; si esa era la intención de los
productores ejecutivos, si lo que quieren mostrarnos es su evolución hasta
convertirse en un miembro válido van a necesitar que salte sobre muchas más
granadas de mano.
Su historia con
Stella no es más que otra muestra
del mundo en el que se desarrolla la vida de los hombres del Seal Team, el que les lleva de jugarse
la vida a las barras de los bares, de la sangre a la cerveza, de las familias a
las aventuras de una noche. No sé si ella es una “caza Seals”, o “una turista”
en busca de una aventura para contar luego a los alumnos de su seminario en la
universidad, si sólo quiere pasárselo bien o si será la mujer de su vida. Las
apuestas están abiertas. Lo cierto es que después de un nuevo desencuentro, con
la ayuda de Villette de Charlotte Bronté,
acaban en la cama quitándose el uno al otro la ropa.
CONTRA LOS
PIRATAS
Hoy tocaba liberar a un grupo de científicos
norteamericanos apresados por piratas en
el Mar de China y el mayor problema
es determinar dónde se encuentra el barco. Cómo en todas las misiones hasta
ahora, son los miembros de la CIA, en especial Mandy Ellis (Jessica Paré) los encargados de marcar los objetivos,
mostrarles el camino y avisarles de los peligros. En este caso determinar el
destino final del barco (las Filipinas),
el nombre del secuestrador y sus intenciones.
Por otro lado los miembros del equipo, planifican la
estrategia para llevar a cabo la misión y rescatar a los rehenes con vida. La
idea más factible es sorprenderles acercándose al barco buceando y atacándoles
por la popa. Discuten las diferentes posibilidades y en este caso a Sonny no le hace ninguna gracia lo del
buceo, son aguas infectadas de tiburones que ya en su día (Segunda Guerra Mundial)
saborearon la carne de los soldados americanos, tal vez hayan legado a sus
tataranietos aquel recuerdo tan sabroso, se burla Ray.
— ¿Crees que tengo miedo de
un pez estúpido? —le pregunta Sonny.
Lo
tiene, y más lo tendrá viendo, oyendo a Jason
imitar el ruido de los diente de un escualo. Pero también tiene a Davis que se preocupa lo suficiente como para conseguirle un
cachivache que ahuyente tiburones.
Como era previsible,
el ahuyentador funciona y los tiburones no aparecen. Es espectacular el
despliegue de los hombres por el barco, tienen que detener a los piratas antes
de que puedan dar aviso a tierra y matar a los rehenes. La puesta en escena es
una precisa coreografía de hombres avanzando, controlando, esperando,
disparando.
El problema es
que cuando los están consiguiendo, uno de los piratas se encierra en un
camarote con un rehén y además aparece una gran fuerza enemiga con la que
inician un tiroteo.
No tienen
tiempo que perder y Jason podrá
estar ciego en cuanto a su mujer y su vida amorosa, pero en el campo de batalla
toma siempre la decisión correcta. Así que deslizándose por el costado del
buque le dispara a la cabeza a través del ojo de buey y sin romper el cristal
lo mata. Todos vuelven sanos y salvo a casa. Misión cumplida.
LA FRIALDAD DE
MANDY
Mandy Ellis, la analista de
la CIA, ha sido en los dos primeros
episodios un paquete, nunca mejor dicho, explicaba la misión, miraba
ordenadores, hablaba por teléfono con el alto mando, con sus fuentes o con los
miembros del equipo, pero en realidad siempre hablaba sola.
En el final de Boarding
Party, Davis (Toni Trucks) la invita a tomar una copa con ella y Sonny. Mandy se niega, y no es porque
no quiera salir con ellos, es porque su trabajo lo hace complicado. Es mejor no
estrechar lazos, porque es ella la que los manda al peligro. Mantiene las
distancias para poder soportar el miedo que pasa. Comprensible, pero está en
construcción, seguro que pronto la veremos tomando una copa con ellos.
Y AL FINAL UN
CLIFFHANGER
Imprevisiblemente,
el final del episodio es Jason vigilando
la casa que visitaba Nate, de la que
sale una mujer. ¿Quién es? ¿Qué es? ¿Una amante, una espía, una periodista?.
El misterio a resolver en la temporada, que lógicamente tendrá repercusión en
sus vidas, porque si sólo fuera la amante del difunto Nate, no vendría a cuento el cliffhanger.
Presumía Hart Hanson de que Bones te atrapaba si veías tres episodios, ¿os ha atrapado ya Seal Team?
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