lunes, 16 de octubre de 2017

SEAL Team. Resaña Boarding Party (1.03). De las cerraduras y las amantes


Lo ha dicho David Boreanaz en declaraciones a Hollywoodoutbreak “Jason es un personaje en construcción”. Y tiene razón, pero no sólo su personaje, todos los personajes lo están, toda Seal Team está en construcción. Aún tiene mucho que hacer para que encontrarse así misma si quiere perdurar, sí quiere encontrar sus seguidores más allá de los fans cautivos de su estrella protagonista, de las nostálgicas de Booth, de los amantes de las acciones militares y de los votantes de Trump.



En Boarding Party se aprecia ese trabajo de construcción no tanto de Jason como de los otros personajes, por fin sabemos lo que piensa Mandy Ellis; algo más, poquito, de Davis y algo más de Sonny. Es decir, los personajes de  Seal Team van progresando lentamente. Lo que ha evolucionado para mejor es la escenificación de la acción militar coreografiada en este episodio como un espectáculo de danza moderna. Pero mejor vayamos a los personajes.

LA ARROGANCIA DE JASON HAYES



Por lo que hemos visto en los dos episodios anteriores es un hombre con conciencia, que siente empatía con las víctimas, comprometido hasta el tuétano con sus “hermanos”, con los hombres de su equipo… no tanto con su familia. Al principio de Boarding Party, Jason llega a su casa, va a buscar a su hija para llevarla al colegio, en contra de la opinión de su mujer, pero a él le gusta conducir. Está claro que es un padre culpable y por tanto consentidor.


En la cocina se encuentra con Alana. No oyó el timbre de la puerta le dice. Y no, no lo hizo porque Jason abrió con sus propias llaves.

— Cambiaré la cerradura —asegura Alana.
¿De verdad? No será porque no rompa puertas para ganarme la vida. Puedo entrar —responde bravucón.

¿De verdad es esa la respuesta de un hombre que quiere recuperar a su mujer? ¿O es la de un “macho alfa” con un ego desmesurado? ¿Tan arrogante es? ¿O está ciego? ¿Cómo no se da cuenta de que su mujer lo está dejando porque es incapaz de darle lo que ella necesita?



Alana ha estado limpiando el garaje de Nate y ha encontrado un teléfono desechable con llamadas a un solo número, lo que la lleva a sospechar que Nate estaba engañando a su mujer, a creer que Jason lo sabía y no se lo ha contado porque esa era una cosa de chicos. De eso es de lo que la oímos quejarse ante el silencio de su marido, de su exclusión de su vida:

Oh, claro. No puedes. Porque yo soy sólo el Club de Esposas, ¿verdad? No me lo dirías, aunque lo supieras —y ante las protestas de inocencia de su marido insiste.

— Hubo un tiempo que me habrías dicho.



Hubo, pretérito perfecto. En realidad Jason no sabe nada, su amigo también tenía secretos para él, aunque se compromete a averiguarlo. La pregunta es por qué ¿Porque es importante para Alana? ¿O porque es importante para él?

Cuando le pide ayuda a Ray para rastrear el teléfono, éste  se lo toma a broma, podrían ser muchas cosas, podría ser que  se hubiera vuelto “garganta profunda” y estuviera hablando con un periodista, ¿qué más da está muerto?


—¡Vamos, es Alana! —Le contesta Jason, dándo a entender, que lo está haciendo por ella, que su mujer necesita saber la verdad de la vida sentimental del amigo muerto. ¿De verdad?

Y una vez más Ray le dice lo que no quiere oír:



— ¿Crees que si la engañaba, es menos probable que te dé una oportunidad? Mira, hombre, nadie quiere verte de nuevo con Alana más que yo, devuelve tu culo a casa en lugar de descansar en mi salón todo el día, porque el teléfono de Nate no te llevará allí.


Una verdad como un templo, aún así le ayudará a descubrir el secreto, lo que da lugar a una divertida y surrealista escena en que dos miembros de la élite de la élite de los Seal son acoquinados por una maestra de escuela dominical. Porque necesitan el navegador del coche de Nate para averiguar sus andanzas y Molly se lo había donado a su iglesia. Cuando le piden las llaves del coche para buscar una cosa de naturaleza personal, la buena señora sospecha que lo que buscan es pornografía. No, no hay pornografía lo que encuentran es la dirección desde dónde se hacían las llamadas.

EL EGO DE CLAY SPENSER



Los productores han elegido para contarnos como se llega a ser miembro de la élite de la élite de los Seals, al personaje de Clay Spenser, lástima que el actor que lo interpreta, Max Thieriot, sea tan expresivo y agradable como una lija. Lo cierto es que han cargado demasiado las tintas, han creado un personaje odioso, arrogante y egoísta, un hombre incapaz de ver sus errores, que culpa a los celos de los demás de sus fracasos.


Que termine aceptando que el problema es suyo, después de los rapapolvos de los jefes y de los sermones de su amigo Brian, iba de suyo. Que diga que se comportaba como un cerdo porque se está jugando el sueño de su vida y tiene miedo de no conseguirlo, forma parte de la evolución pero no por eso lo convierte en mejor jugador de equipo. Un hombre como é,l es y será un problema para cualquier equipo del que forme parte; si esa era la intención de los productores ejecutivos, si lo que quieren mostrarnos es su evolución hasta convertirse en un miembro válido van a necesitar que salte sobre muchas más granadas de mano.



Su historia con Stella no es más que otra muestra del mundo en el que se desarrolla la vida de los hombres del Seal Team, el que les lleva de jugarse la vida a las barras de los bares, de la sangre a la cerveza, de las familias a las aventuras de una noche. No sé si ella es una “caza Seals”, o “una turista” en busca de una aventura para contar luego a los alumnos de su seminario en la universidad, si sólo quiere pasárselo bien o si será la mujer de su vida. Las apuestas están abiertas. Lo cierto es que después de un nuevo desencuentro, con la ayuda de Villette de Charlotte Bronté, acaban en la cama quitándose el uno al otro la ropa.

CONTRA LOS PIRATAS



Hoy tocaba liberar a un grupo de científicos norteamericanos  apresados por piratas en el Mar de China y el mayor problema es determinar dónde se encuentra el barco. Cómo en todas las misiones hasta ahora, son los miembros de la CIA, en especial Mandy Ellis (Jessica Paré) los encargados de marcar los objetivos, mostrarles el camino y avisarles de los peligros. En este caso determinar el destino final del barco (las Filipinas), el nombre del secuestrador y sus intenciones.


Por otro lado los miembros del equipo, planifican la estrategia para llevar a cabo la misión y rescatar a los rehenes con vida. La idea más factible es sorprenderles acercándose al barco buceando y atacándoles por la popa. Discuten las diferentes posibilidades y en este caso a Sonny no le hace ninguna gracia lo del buceo, son aguas infectadas de tiburones que ya en su día (Segunda Guerra Mundial) saborearon la carne de los soldados americanos, tal vez hayan legado a sus tataranietos aquel recuerdo tan sabroso, se burla Ray.

 ¿Crees que tengo miedo de un pez estúpido? —le pregunta Sonny.



Lo tiene, y más lo tendrá viendo, oyendo a Jason imitar el ruido de los diente de un escualo. Pero también tiene a Davis que se preocupa lo suficiente como para conseguirle un cachivache que ahuyente tiburones.


Como era previsible, el ahuyentador funciona y los tiburones no aparecen. Es espectacular el despliegue de los hombres por el barco, tienen que detener a los piratas antes de que puedan dar aviso a tierra y matar a los rehenes. La puesta en escena es una precisa coreografía de hombres avanzando, controlando, esperando, disparando.

El problema es que cuando los están consiguiendo, uno de los piratas se encierra en un camarote con un rehén y además aparece una gran fuerza enemiga con la que inician un tiroteo.



No tienen tiempo que perder y Jason podrá estar ciego en cuanto a su mujer y su vida amorosa, pero en el campo de batalla toma siempre la decisión correcta. Así que deslizándose por el costado del buque le dispara a la cabeza a través del ojo de buey y sin romper el cristal lo mata. Todos vuelven sanos y salvo a casa. Misión cumplida.

LA FRIALDAD DE MANDY



Mandy Ellis, la analista de la CIA, ha sido en los dos primeros episodios un paquete, nunca mejor dicho, explicaba la misión, miraba ordenadores, hablaba por teléfono con el alto mando, con sus fuentes o con los miembros del equipo, pero en realidad siempre hablaba sola.


En el final de Boarding Party, Davis (Toni Trucks) la invita a tomar una copa con ella y Sonny. Mandy se niega, y no es porque no quiera salir con ellos, es porque su trabajo lo hace complicado. Es mejor no estrechar lazos, porque es ella la que los manda al peligro. Mantiene las distancias para poder soportar el miedo que pasa. Comprensible, pero está en construcción, seguro que pronto la veremos tomando una copa con ellos.

Y AL FINAL UN CLIFFHANGER



Imprevisiblemente, el final del episodio es Jason vigilando la casa que visitaba Nate, de la que sale una mujer. ¿Quién es? ¿Qué es? ¿Una amante, una espía, una periodista?. El misterio a resolver en la temporada, que lógicamente tendrá repercusión en sus vidas, porque si sólo fuera la amante del difunto Nate, no vendría a cuento el cliffhanger.




Presumía Hart Hanson de que Bones te atrapaba si veías tres episodios, ¿os ha atrapado ya Seal Team?

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