Como dijo Paris Hilton “Con el tiempo todos maduramos y cambiamos” y
por si nos cabía alguna duda añadió: “Yo también”. Bones, la serie, como
Paris Hilton, puede decir “Y yo también”.
De
repente, de una primavera a un otoño, dejó de ser una adolescente un tanto
alocada y divertida y se nos hizo adulta. Es lo que suele pasar cuando a una
serie no la cancelan. La tensión sexual se resolvió, Booth y Brennan saciaron en el tálamo su pasión, tuvimos boda, y qué boda (La crónicacotilla del evento la podéis leer aquí), su deseó se remansó, el amor se serenó y por un tiempo
(no más de siete episodios) hasta disfrutaron de una vida conyugal sana.
Las fuentes del conflicto
ya no son el “lo harán no lo harán” sino las derivadas de la convivencia y los
de la repercusión de esa unión en su entorno (en la octava), la esencia misma
de la democracia (en la novena) o los traumas internos de los personajes (en la
décima). Lo dicho, una serie adulta (a veces)
Y esa madurez,
como no podía ser de otra manera, se reflejó también en el estilismo de la
serie; pero no sólo la madurez, también los recortes presupuestarios y los cambios en la dirección
del departamento de vestuario de la serie, con hasta tres personas al frente del mismo en la octava temporada y dos en la novena.
LOS
OUTFITS DE LA DOCTORA BRENNAN
Decía
Hart Hanson hablando de los entresijos de una serie que cuando ésta tiene
éxito el poder pasa de los escritores y
productores que crearon el espectáculo a los actores y que la protagonizan. En
su vida privada la actriz Emily
Deschanel ha dado pocas muestras de ser fashionista, le importa su apariencia, por supuesto, pero la moda
no es su prioridad y la doctora Brennan
en Bones, la secunda.
A partir de la octava temporada su
vestuario deja de tener variedad, tal vez porque empezó como fugitiva y no
tenía mucho dinero para gastar:
— Y aunque inmediatamente regresó a su
hogar y a su trabajo en el Jeffersonian, al haberse acostumbrado a
vivir con poco en su tiempo de huida aplicó serios
recortes a sus gastos en ropa y los vestidos fueron los más perjudicados, hasta el punto de desaparecer casi de su
armario… sólo ocho, siete a efectos de lucimiento en tres temporadas
— Desde entonces, un episodio tras otro la doctora viste el
uniforme de gala de genio de la antropología forense, blazer, pantalones y botas. Los tiene de todos los colores y de
todas las tallas (por los embarazos).
— Para estar cómoda lo tiene fácil sólo
necesita quitarse la chaqueta y quedarse con su blusón de grandes estampados, algunos muy originales y si tiene frío ponerse un cárdigan.
Dentro de su estilo
normcore, su estilo no estilo, lo que más llama la atención es la poca, (atención)
que le presta a sus looks nocturnos, muy segura del deseo de Booth está, ni un camisón un poco sugerente ha lucido, para
acostarse la antropóloga gasta pijamas de algodón abotonados hasta el cuello y pantalones. A lo mejor en la cama juegan al
strip póker, tal vez
encienden su pasión quitándose poco a poco la ropa. O tal vez es que sólo
utilizan la cama para dormir y para el amor les pone más el suelo de la cocina... y el Brunello.
La
décima temporada
ha estado marcada por su embarazo en cuanto al estilismo de
Brennan. No, no ha cambiado de indumentaria, sólo han aumentado la talla de los blazers y de los
blusones. Sólo ha habido un outfit,
el del episodio The Teacher in the Books
(10.12), blusón de Calvin
Klein y el blazer azul turquesa a juego (elegantes y vistosos) que la ha redimido un poco.
EL VESTUARIO DE CHRISTINE
Sin
duda la gran sorpresa de la décima temporada. En la octava y la novena era
demasiado pequeña para que sus modelos se tuvieran en cuenta, era un bebé, no Suri Cruise. Aunque desde que en The Carrot in the Kuzdu (9.19) la
interpreta Sunnie Pelant ha dado sobradas muestras de que estamos presenciando el nacimiento de una “gran
estrella”.
Christine Booth es una niña de cuatro años y como una niña de cuatro años la visten.
La primera vez que la vimos en la décima llevaba un
vestido náutico de rayas azules tipo camiseta, una diadema en el pelo
haciendo juego con su mochila rosa. Estaba preciosa, sencilla y discreta.
Como sus intervenciones
son al comienzo de los episodios en el desayuno, preparada para ir al colegio o
al final a la hora de ir a dormir, sus atuendos son informales, camisitas de
cuello bebe, pantalones de colores y rebecas o bien pijamas. Con el impermeable amarillo causó sensación, si
hubiera tenido capucha ahora podríamos llamarla Caperucita Amarilla.
En el
200 fue una intrépida reportera que atrapó con su cámara al “presunto asesino”, preciosa con su vestido
camisero de cuadros escoces y su sombrerito de rafia con las vueltas haciendo
juego con el vestido muy años cincuenta.
EL
ESTILISMO DE ANGELA
La madurez le
llegó también a Angela y no pareció
sentarle demasiado bien al principio, tal vez porque aún mantenía cierta vena
de rebeldía. Pero lo cierto es que se
olvidó de chalecos y chaquetas vaqueras, dejó de ser la bohemia roquera y se convirtió en una señora moderna y casual, con un
gusto un tanto estrábico. El vestido de tirantes
minifaldero y tricolor con el bajo asimétrico no tiene perdón.
Lo dicho,
algunos impresentables, otros en cambio muy chics, como el camisero de la
décima temporada.
Porque en la décima mejoró, vaya si lo hizo, empezó
justo en el segundo episodio luciendo este
vestido de inspiración hippy, parecía que iba a volver por sus fueros,
porque lo cierto es que si no la cazadora vaquera, si que lució cazadora Perfecto:
Por cierto, que los dos vestidos con los
que la lleva son muy estilosos. Uno divertido, el de las florecitas y el otro
elegantísimo,
A pesar de que
en la décima ha seguido llevando algunos looks bastante desafortunados, la salvan sus conjuntos de tops y camisas...
...y faldas (Angela, al contrario que Brennan apenas lleva pantalones) ya sea evasé, o faldas tubo.
Salvo que en este último caso no lucen tanto como debieran, la causa, la culpa, su marido, el doctor Hodgins que al ser de su misma altura la obliga a llevar casi siempre unas simples bailarinas, con lo que la elegancia del outfit se pierde.
El look que más me ha gustado de ella ha sido uno muy discreto. El que vestía cuando Hodgins descubre que su verdadero nombre es el propio de una mascota peluda. No lo repetiré, para mí será siempre Angela Montenegro. Con el jerseicito negro de ochos y la minifalda, estaba preciosa, vamos, para darle una colleja a su señor padre por bautizarla sin pensar en su felicidad.
LOS OUTFITS DE CAMILLE SAROYAN
La gran jefa
del Jeffersonian, gran amiga y gran persona. Últimamente una gran sufridora en su vida personal tal vez por eso se ha prevalido de su
cargo y a su armario no le
han afectado demasiado los recortes presupuestarios. Sus estilismos, con
ese fabuloso corte de pelo a capas
de la décima temporada han seguido siendo numerosos y variados. Que a Angela y a la doctora Brennan no les
importe la moda le ahorra montones de problemas a la jefa del Departamento de Vestuario de Bones.
¿Quién si no ella podría embutirse en estos vestidos minimalistas,
verdaderamente minimalistas, de los de no respirar?
Como Angela su estilo ha evolucionado,
aunque aún sigue llevando los vestidos de neopreno,
que eso parecen, de Karen Miller, en
la décima comenzó un nuevo estilo, más elegante y sofisticado, más chic:
Este traje
pantalón con chaqueta cruzada de bajo asimétrico es divino de la muerte y Cam lo luce como si fuera una modelo de
la semana de la moda de París o una fashionista
encargada de la edición de la revista Vogue.
Y parisina
parece con este modelo de punto y encaje blanco y negro, très chic; o este otro
de top también de punto y pantalón verde caqui de gabardina ceñidísimo.
No todos los modelos elegantes pertenecen a
la décima, de la octava temporada es este vestido color champan, sobrio,
elegante, impresionante.
Claro que luego esta mujer tan elegante se embute en vestidos que dan pie a que se coloque en situaciones un tanto "ridículas".
El de arriba es de la octava, pero los dos de abajo son de
la décima. Se pegan a su cuerpo como
una segunda piel, serán transpirables, porque si no con la luz de los focos y
el calor del set, terminaría deshidratada, claro que tal vez es por eso por lo
que está tan delgada.
De la
décima me han encantado especialmente estos dos conjuntos de camisa blanca (preciosas y con un
estilo increíble) y falda tubo que en
Cam si lucen con todo su esplendor
puesto que ella si lleva zapatos de
tacón fino.
En resumen a nuestras chicas Bones en cuanto a estilismo las podemos clasificar como: una normcore, a la
que no le importa la moda; una futura It
girl que arrasará dentro y fuera de la pantalla, una Street style en proceso de transformación hacia Tom Ford , y una fashionista casi, casi chic, que como no espabile terminará desfilando para Donatella Versace.
Eso será luego, seguramente en Bones12 o en Bones13, porque hablando de estilismos, por ahora Camille Saroyan sigue siendo la reina del Jeffersonian (y perdón por el pareado)
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