viernes, 11 de noviembre de 2016

Bones. Caroline Julian, el hada gamberra de Booth y Brennan


¿Es idiota? —le pregunta a Booth una iracunda señora afroamericana, entrada en carnes refiriéndose a Brennan. Está escandalizada porque la doctora, a la que la policía de Nueva Orleans ha detenido acusada de cometer un  asesinato del que no recuerda nada, colabora con ellos sin importarle salir perjudicada— No me dijiste que era idiota —insiste a Booth.

Crédito gif @jigsmave
— Es una brillante antropóloga forense —contesta.

— Y tengo tres títulos —le informa arrogante la acusada.

— Tres títulos y sigue siendo tonta—responde sarcástica la mujer.

Esta mujer iracunda se llama Caroline Julian y le da vida Patricia Belcher. Una de esas actrices de presencia poderosa cuyas actuaciones nunca pasan desapercibidas porque cuando aparecen en una escena se apoderan de ella


En Bones cada vez que Caroline aparece con sus andares bamboleantes, su malgenio, su causticidad y su acento sureño ¿Verdad, cherí? sabemos no sólo que algo importante sucederá, bueno o malo, sino que suceda lo que suceda sonreiremos, je ne sais pas pourquoi. 


El anterior dialogo corresponde a su primera aparición en Bones en el episodio The Man in the Morgue (1.19), escrito por Noah Hawley y Elizabeth Benjamin, y lo ha vuelto a hacer en otros cincuenta episodios. Ningún otro recurrente, ni siquiera los internos Wendell Bray (Michael Grant Terry, 38), el doctor Clark Edison (Eugene Bird, 33), Daisy Wick (Carla Gallo, 30) o Arastoo Vaziri (Pej Vahdat, 29) han intervenido en tantos, a razón de cinco o seis por temporada. Pero…

¿QUIÉN ES CAROLINE JULIAN?



Los datos biográficos del personaje son escasos, sureña, criolla,  hecha así misma a base de estudio y trabajo (“Crecí sin nada, cheri. Nadie debería luchar como yo lo hice” ep. 11.12), activista pro derechos civiles, pro educación de las clases más desfavorecidas, firme defensora de la justicia, se hizo fiscal porque desde que era niña soñaba con meter a los malos en cárcel aunque a veces, cuando les vienen mal dadas, se pregunte porque no hizo caso a su madre y se hizo bailarina de danza moderna.



 Quisiera pedir que se retiren todos los cargos —le pide al juez la asesina conocida como “la enterradora” en su defensa—, señoría.
 Te gustaría eso ¿verdad? —le pregunta sarcástica Caroline con su acento más meloso— Todavía nos quedan pruebas, la tierra de la escena del crimen y las cintas pidiendo el rescate.
 Esto es una pérdida de tiempo y de dinero de los contribuyentes —protesta “la enterradora”.
 Sí pierdo les mandaré a todos una nota de disculpa —responde decidida. (The Boy with the Answer 5.21).



Respetuosa con la ley y los procedimientos no por eso deja de ser una celosa perseguidora de policías corruptos, asesinos en serie y una madraza para sus chicos del FBI.

— Y la fiscalía del estado, ósea yo, estará aquí para emitir ordenes, encontrar documentos, hacer la colada, lo que sea para ayudaros (The Secret in the Siege 8.24). 


Y una mujer de armas tomar, látigo inmisericorde de cerebritos, como muestra su intervención tras descubrirse en el juicio del episodio The Man in the Mansion (2.14) que Hodgins había ocultado pruebas.

 Escuchad, chicos. El jurado está a punto de dar el veredicto. Puede que ganemos o que perdamos; pero sí sé una cosa. ¡Tenéis que ir espabilando! ¿Me habéis oído? Booth, y vosotros panda de cerebritos tenéis una cosa muy especial, pero se os está yendo la olla. 


Soltáis asesinos en serio de balcones (dice mirando a Booth). Dáis nombres de sospechosos a padres vengativos (mira a Angela). Cortáis cabezas antes de tiempo (mira a Cam) que luego os envenenan. Salís volando por los aires por coger algo que no deberíais (Zack). Extraéis fotografías de sus marcos (Hodgins). Destrozáis un coche en perfecto estado sin haber ningún motivo para hacerlo (de nuevo Booth). ¡¿Estáis atontados?! Empezad a usar esos cabezones, esto es el mundo real. 



Bien. Sé que el de los bichos ha presentado su dimisión, la recomendación oficial del departamento de justicia es la siguiente: Si ganamos el caso recupera su trabajo, si perdemos Booth le pega un tiro.

Toma ya, eso sí que es un buen zurriagazo. Pero…

TIENE UNA DEBILIDAD: BOOTH

Crédito del gif @Emm-dobleyou

Cincuentona, entrada en carnes, sarcástica y gamberra, es sobre todo una leal amiga de Booth, por quien consigue que sus ojos cansados quieran ver con claridad otra vez, por quien no sólo está dispuesta a asumir la defensa de una mujer a la que hasta en pijama conseguiría que la condenaran, sino ir al infierno, acusar al diablo y regresar junto a él. 


¿Porquoi, cherí? je ne sais pas. Pero aún en los peores momentos en los que la integridad y honradez del agente han estado en tela de juicio (The Recluse in the Recliner 9.24, The Conspiracy in the Corpse 10.01; The Loyalty in the Lie 11.01 y The Brother in the Basement 11.02), Caroline se ha mantenido siempre a su lado, nunca ha dudado de él, siempre aceptando que sus razones tendría para hacer lo que hacía, sintiéndose culpable por no poder serle útil en su hora de mayor necesidad:

Debió ser un problema muy grande cuando no recurrió a mí. 



 O lo conseguirá y será un héroe o el pobre muchacho morirá en el intento— dice en estos dos últimos episodio cuando se descubre que Booth se ha unido a la banda de su hermano para recuperar una lista de agentes infiltrados robada por un policía corrupto.

Por él, y también por Brennan cuando ya eran pareja, ha arriesgado su carrera:



    Soy una pobre fiscal federal y Hasty es un pez demasiado gordo —le dice a Booth cuando le lleva las primeras pruebas de la culpabilidad del juez en la muerte de  Gemma Arrington  en The Parts in the Sume of the Whole (5.16)

  — Usted también —le dice una incompetente social Brennan, literal.
  — Ya veo lo que pasa —se revuelve contra Booth—, siempre has querido este despacho, harto de sentarte con la plebe, pues no pienso arruinar mi carrera porque seas mono y quieras mi ventana.

Pero sólo eran ladridos de perra que no muerde porque su corazón, más grande que su pechera late por él.



Y eso que hubo un momento  en el que lo traicionó, en el que las piernas le temblaron, el gesto se le demudó y sus ojos sonrieron frente a un hombre y su cámara, Andrew Jursic a quien entre suspiros le susurró su nombre (The Blood from the Stones 8.20).

— Caroline, querido, me llamo Caroline.
— Claro que sí, Caroline, significa canto de felicidad. 


— Lleva una cámara en la cabeza
—Lo sé, así tengo las manos libres.
— ¿Sabes que estás grabándome?
— Intento alegrar a la cámara.


Fue un momento de debilidad, toda mujer tiene derecho a uno, porque para ella sólo hay un hombre, Booth por cuyos huesos, su sonrisa picarona y sus ojillos de alfiler se derrite, con el único que termina compartiendo sus buñuelos ¿o no os acordáis cuando le preguntó? (The Teacher in the Books 10.12)

— ¿Seguro que no quieres dejar a esa preciosa doctora que tienes y huir conmigo?

Pero lo dice con la boca pequeña y el corazón encogido, porque con el tiempo, a pesar de lo mal que empezaron…


— ¿Quién es esta otra? —le pregunta a Booth cuando se presenta con Brennan y Angela en su despacho para presentarle las pruebas que acusan al juez Hasty en The Parts in the Sume of the Whole 5.16
 Una cerebrito —contesta Booth.
 Soy la doctora Temperance Brennan
— No te molestes —le advierte Booth —nunca recuerda a los cerebritos.
 ¿Por qué?
 Porque se vuelven blandengues y muy debiluchos en el estrado, así que prefiero no acordarme de la última vez que me dejaron tirada cuando los vuelvo a ver.

… Y lo mal que continuaron… ha terminado queriéndola y respetándola.



 Esa que ves ahí es una gran mujer —le dice al doctor Sweets cuando al finalizar el juicio de Max Keenan, el doctorcito, le pregunta si presentará cargos contra ella por haber manipulado las pruebas y el juicio en busca de la absolución de su padre.

EL HADA QUE UNIÓ A BOOTH Y BRENNAN



Creo que todos los fans estarán de acuerdo en que sin Caroline Julian, Bones no sería Bones. Estoy segura de que cuando Noah Hawley y Elizabeth Benjamin crearon el personaje no previeron la relevancia y trascendencia que tendría en la serie, pero sobre todo en la relación entre Booth y Brennan. Pero llegó Patricia Belcher, robó la escena y se hizo imprescindible. 



Oficialmente (lo dijo Booth en el episodio 11.18) es el doctor Sweets el responsable de que Booth y Brennan terminaran juntos, pero para mí que se equivoca (tal vez en homenaje al amigo desaparecido), para mí no hay duda de quién es la responsable de que al final “lo hicieran”. Caroline Julian, la mujer que con elegancia y discreción se enjuga las lágrimas durante la boda de la pareja. La mujer que desde el principio, incluso un año antes de que los conociéramos, supo ver en sus rostros y en sus miradas el futuro. Y nos regaló a las fans dos escenas inolvidables entre Booth y Brennan.

Crédito del gif @jigsmave
 Antes de que en el episodio The Mastodon in the Room (6.01) fuera Caroline la responsable, con sus manipulaciones, de hacerles regresar de su escapada al Jeffersonian; antes incluso de que se conocieran fue el hada madrina de su relación. 


¿Recordáis en The Parts in the sume of Whole (11.15) como después de que Brennan pegara al juez, obliga a Booth a despedirla?



— Échala y di que no la conoces —le ordena— Con suerte Hasty sólo la demandará a ella.
No puedo hacerlo —protesta Booth.
No tenía que haber estado allí; pero te entiendo —añade Caroline—, yo he dejado que alguna vez una cara guapa me lleve por el mal camino. La tuya por ejemplo.


Venga, no es por eso.
Claro que sí —asegura Caroline, y entonces le dice lo que todos sentíamos— Veros juntos es como volver a primaria. Pero esto no es el colegio, Booth. Ya eres un chico mayor. La preciosa científica está despedida sólo que aún no lo sabe. Y ese detalle es el tú tienes que rectificar. Un consejo, emborráchala.

Y Booth la emborrachó y se emborrachó y todos sabemos lo que por primera vez ocurrió.

Tengo ganas de besarte —dijo. Y la besó. Que luego se quedase sólo bajo la lluvia va a cuenta de los doce años de ilusión porque la simiente había sido sembrada.



Y aunque a lo largo de la serie ha habido muchos episodios en los que Caroline, traviesa, ha insistido en llamar a Brennan la novia de Booth. En el que de verdad se comportó como un hada madrina, como una mujer gamberra fue en The Santa in the Slush (3.09) Esa escena no tiene desperdicio. No sólo porque termina como termina, sino porque empieza como empieza.



En la “cocina” del FBI, dónde Caroline “exquisita” se prepara un café, un café al que no le encontrará el gusto, con el que irá y volverá de la cocina al ascensor, del ascensor al microondas, del microondas a las manos de Brennan. Brennan le está pidiendo un favor, que como fiscal del caso de su padre haga un informe favorable para que les concedan la caravana de la que dispone la cárcel para que los presos reciban visitas privadas de sus familias. A Max se le ha antojado pasar la Navidad en familia, y aunque a Brennan no le hace mucha gracia la Navidad, aunque estaba dispuesta a marcharse a Perú a sacar huesos viejos.



Booth la ha convencido para que le pida el favor a Caroline, aunque se lo ha advertido. “Es abogada.Te pedirá algo a cambio.” “Es justo” Responde Brennan.

Justo, justo no creo que lo sea. Porque cuando después de tanto ir y venir con el maldito café en la mano, Brennan le pregunta a Caroline si lo hará, esta le responde:




— Lo haré.
— ¿Lo hará? — se extraña Brennan.
— Sí, con una condición.
— Booth me lo advirtió.
— ¿Qué yo le pediría que le bese?
Y Brennan, inocente se ríe, encuentra la condición graciosa. Literal, como siempre, responde:
— No, ¿va en serio?
— Ni en la mejilla ni en la nariz, un beso en los labios. Quiero que le bese bajo el muérdago.
—¿Darle un beso? — vuelve a preguntar Brennan, incrédula ante lo que oye.
—Así es, cherí.
— ¿Por qué?
— Porque eso me divierte.
— ¿Por qué? —Insiste Brennan a quien la genialidad no la ha preparado para enfrentarse a alguien como Caroline.
— Porque son la doctora Brennan y el agente especial Seeley Booth y es Navidad y porque tengo un lado gamberro que no pienso negar.


Y ese lado gamberro, nos regaló el, por entonces, primer beso de la pareja. Creo que “lo hizo” porque al igual que los fans Caroline estaba cansada de tanto impasse, porque querría saber lo que sucedía, como nosotros, cuando sus bocas y sus lenguas se saboreasen. 

Y lo que ocurrió cuando Caroline les empujó el uno hacia el otro bajo el muérdago fue que Booth y Brennan, que debían besarse en los labios al menos durante un barquito, dos barquitos, cinco barquitos (en español) estuvieron a punto de hundir la flota americana en el Pacífico. 



Y hasta aquí hemos llegado, todavía asombrados por "el milagro" hasta la temporada 12 y última, con Booth y Brennan amándose intensamente, aceptándose el uno al otro, reconociendo que la felicidad de cada uno reside en el otro y en la familia que han formado. Hay quien augura que su matrimonio será puesto a prueba, no lo dudo. La prueba no durará  ni siquiera un episodio, porque si algo hay irrompible en Bones es el amor entre Booth y Brennan.

Crédito gif @seeleys.c.o.vu
Y seguro que Caroline, el hada gamberra, estará como siempre a su lado, luchando codo con codo contra los malos, ayudándoles a que la ley, la justicia y su amor prevalezcan. Lo veremos.

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