¿Es
posible que ser adictos a Bones sea,
aunque a nosotros no nos lo parezca, algo tan “extravagante” como educativo? ¿Es posible que al contemplar la
especial relación entre Booth y Brennan,
al asistir a la transformación de la doctora
de mujer de ciencia en mujer enamorada sometida a los vaivenes del destino y la
volatilidad de los sentimientos, no sólo estemos recibiendo una dosis de amor en vena sino, después de once
años, todo un “doctorado” en ciencia forense y en técnicas de investigación del
FBI, dicho sea entre comillas?
Lo
cierto es que la ciencia siempre ha estado ahí como elemento primordial
de la serie. La búsqueda de nuevos procedimientos y descubrimientos forenses ha
sido el santo y seña de Bones,
empeñados los productores en ir más allá de la ciencia, en conseguir la mayor cantidad
posible de historias forenses complicadas, pero también vanagloriándose de que la ciencia en Bones fuera la más
real posible en una serie de televisión.
Kathy Reichs, la antropóloga forense y novelista en cuyas experiencias se basa
Bones decía en una entrevista que una de sus cosas favoritas de Hart Hanson, Stephen Nathan, y el equipo
era su compromiso con la exactitud, que desde el principio quisieran presentar
la ciencia con la mayor precisión posible. Pues bien, la
responsable de que esto sea así es Donna
Cline, asesora científica de Bones desde el episodio Piloto.
Donna Cline es una más de la familia
Bones, como la doctora Brennan,
desde niña quería saber cómo funcionaban las cosas biológicamente. Luego
obtuvo un título en ilustración biomédica, diseccionó cadáveres para
comprender los tejidos y los órganos e incluso ilustró un libro de texto
quirúrgico. Hoy tiene dos puestos de trabajo en la serie, además de
asesora científica se encarga del story
board, es decir de dibujar escena por escena los episodios.
Sus obligaciones
incluyen estar presente en el set cuando se graba “la escena del crimen” y por supuesto siempre que la acción
transcurre en el laboratorio forense del Jeffersonian para encargarse no sólo
de hacer realidad la aspiración de los productores de que los casos sean lo más
exactos científicamente hablando como sea posible, sino también de
que los actores actúen correctamente en su interacción con los cadáveres.
Decía Emily Deschanel en una de sus primeras
entrevistas como protagonista de Bones:
"Cuando digo mis frases sé lo que digo porque antes pedí a los asesores científicos que trabajan en el programa que me lo explicaran. Pero no me pregunten al día siguiente, se me he olvidado de todo."
Pues no sólo se lo explican, Donna Cline ha contado a a Gerry Miller de la revista online Science News for Students (leer original aquí) que a los actores se les proporciona para cada episodio una guía de
términos científicos relacionados alfabéticamente y escena con ilustraciones de
cada elemento. Después de todo la doctora Temperance
Brennan es la mejor antropóloga del mundo y la doctora Camille Saroyan la forense jefe de una institución federal como el
Instituto Jeffersonian.
"Emily está obligada a hacer cosas muy técnicas con los cuerpos —dice— y debe aprender no sólo sus diálogos para la escena sino también su lenguaje corporal debe parecer auténtico. La forma en que lo hace es increíble"
Cline también trabaja en estrecha colaboración con los guionistas. "Es increíblemente entretenido para mí ver cómo la ciencia se entreteje con el drama”. Y a pesar de que les da ideas, de que le encanta incluir ciencia de vanguardia lo importante es que funcione dentro del contexto de la historia.
Recibe un esbozo del guion semanas antes del rodaje y
comienza a investigar todos los detalles forenses y anatómicos. Más tarde se
reúne con los encargados de los departamentos de maquillaje, efectos especiales
y vestuario para trabajar los detalles. Luego en la reunión técnica con el
director del episodio se ajustan los detalles antes de comenzar a rodar.
LAS LICENCIAS DE LA CIENCIA DE BONES
Cline está muy orgullosa de
que en la serie no se produzcan muchos errores científicos porque tienen cuidado,
aunque recuerda la vez que se les coló un cerebelo fracturado. Algo imposible
porque el cerebelo es una parte del cerebro que poder resultar herido, pero no
roto.
Aún
así, aunque no haya errores, lo cierto es que entre la ciencia forense real y
la que vemos en Bones hay una gran
diferencia, la que posibilitan las cámaras y las licencias que en la
presentación de las historias se toman los guionistas.
Decía David Boreanaz hablando de la ciencia
forense y los términos científicos:
“Yo sólo trato de mirar tan perdido como mi personaje. Pero bueno, el secreto de esta serie se base en nuestra capacidad de ponernos los guantes de látex con eficiencia.Es cierto —le respondía Emily Deschanel—, ¿te acuerdas de lo difícil que era en un principio? Nunca lográbamos ponérnoslos bien, pero ahora ya son como una segunda naturaleza.
La de ella, claro, porque David Boreanaz jamás
aprendió. Booth es un agente tan
especial que no usa guantes, cuando tiene que coger algún objeto relacionado
con el crimen utiliza su inmaculado pañuelo blanco. Su comportamiento es una de las licencias
en cuanto a la verdad “forense” que se toma Bones.
Booth pero también Brennan,
el doctor Hodgins y la doctora Saroyan hacen oídos sordos al Principio
de Intercambio de Locard, el creador de la ciencia forense, que
dice que cada contacto deja un rastro,
que cada vez que la gente se encuentra, toca o entra en una habitación, deja
motas de ellos detrás, y se lleva motas cuando se va.
Esas
transferencias ya sea de pestañas, de grasa, de polvo son lo que permite a los
científicos vincular a los criminales con sus crímenes. Pues todos nuestros
científicos favoritos interactúan en la escena del crimen sin la debida
protección por lo que podrían contaminarla y perjudicar la investigación. ¿Os
acordáis de la tirita que se le cayó al doctor Hodgins en “The corpse in the Convention” (10.04)? pues eso podría ocurrir en
todos los episodios.
Tampoco
la asociación entre Booth y Brennan
en la investigación es muy “normal”, en la realidad dice Cline los antropólogos
forenses que trabajan con un médico forense pasarían la mayor parte de su
tiempo en la escena del crimen recuperando pruebas y organismos.
.
Sin
embargo, cada vez más, los laboratorios forenses reales están utilizando la
reconstrucción facial asistida por ordenador como en Bones hace Angela. Según
Cline la tecnología actual no
produciría caras tan precisas como las del Angelator. "Pero",
añade, "No me cabe duda de que la vida real se pondrá al día."
En el
mundo real, se necesita mucho más tiempo para obtener respuestas de las pruebas
que en la serie. El análisis de ADN puede llevar semanas, mientras que en
la serie "Los tenemos en un par de horas.",
dice Cline.
Jack Hodgins
es un experto en insectos, entomólogo que analiza los gusanos de los
cadáveres para averiguar cuando alguien murió –algo totalmente
real-. "Pero no mostramos todo el procedimiento," explica. La
mayoría de la gente encontraría los detalles del análisis de pruebas largos y
tediosos. "Nos echaríamos todos a dormir.
Las
larvas de insectos en esas escenas son a veces reales y otras no. Los
gusanos que se mueven son gusanos de la harina; mientras los que no lo
hacen son de orzo. "A veces utilizamos granos de café para
los insectos", explica Cline. Por su parte los huesos son de resina. "Los
compramos de una empresa que los moldea a partir de huesos reales. Podemos
ordenar de hombres, mujeres, jóvenes y niños. "Incluso se pueden
pedir huesos de diferentes razas.
A
veces, por el efecto, los cuerpos de las víctimas de incendios están más
quemados que lo estarían en la vida real. En
otras ocasiones, las cosas que parecen más extravagantes son absolutamente
reales. Cline recuerda el
episodio “The Doctor in the Photo”
en el que la escena del crimen fueron las raíces de un árbol desarraigado entre
las que aparecía entrelazado un esqueleto. "El árbol había crecido en el
cuerpo enterrado," dice Cline. "Eso
realmente sucedió."
Lo más inverosímil para ella fue el cuerpo que apareció casi vertical
formando un círculo de la cabeza a los pies, al principio del episodio The Veredic in the Story. La única
explicación posible era que había sido colocado después de asesinado, pero
nunca se explicó en el episodio, “me encanta esta omisión.”, dice
Pues
vistas así no parece que se tomen unas licencias demasiado dañosas de la
ciencia ¿verdad? Qué pensáis, ¿después de once años asistiendo impertérritos a
la descarnadura de los cadáveres, a la eclosión de un millón de gusanos en el
interior de un intestino humano, después de once temporadas observando el buen
hacer del agente Booth y la doctora Brennan sería un fan de Bones
capaz de resolver un crímen?
La
respuesta lógica es que no. La respuesta cierta es que desde que Bones se estrenó allá por septiembre de
2005 se ha incrementado el número de estudiantes de ciencias forenses, sobre
todo de antropología forense y eso seguro que sólo es obra del buen hacer de la
doctora Temperance Brennan.
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