No, al final no ha sido necesario
que el New York Herald organizase una expedición de socorro, ni
resucitar a Henry Stanley para dar con la doctora Brennan, ha bastado con que una de las guionistas de Bones hiciera bien su trabajo para
reencontrarla. A la mujer arrogante, competitiva, generosa y vulnerable
que siempre ha sido, y a la que últimamente habíamos perdido. Gracias Nkechi Okoro Carroll y enhorabuena.
Que The Ghost in the Killer lo promocionaran como el episodio de
presentación de la nueva asesina en serie, que se la vinculara al anunciado clifhanger
de final de temporada, que se grabase al mismo tiempo que David Boreanaz preparaba The Big in the Philippines, el episodio
del que es el director, y que quienes lo habían visto previamente sólo dijeran que los protagonistas estaban en la cama y no era un sueño, predisponía
a pensar que sería un episodio olvidable. Error. Esto es lo que tiene Bones, que una semana te hacen un
episodio tan manipulador como The Spark
in the Park, buscando infantilmente el aplauso con el “movimiento de los
ángeles”, y a la semana siguiente, al mes para ser exacto, te hacen The Ghost in the Killer, en el que la emoción está precisamente en lo que se
calla, en las luchas entre las personalidades de los personajes, en las
contradicciones de sus caracteres.
El mayor acierto de Hart Hanson al crear Bones fue sin duda construir unos
personajes tan carismáticos que desde el principio prevalecieron sobre la
trama. Si Bones fuera un
procedimental típico en el que la trama fuera el eje de los episodios, no
hubiera durado nueve temporadas. Sin embargo, en la octava temporada, los
productores crearon a Pelant un personaje sin base ni carisma y con una
arrogancia mayor que la de la doctora lo convirtieron, al decir de ellos, en el
más inteligente, cruel y manipulador
asesino en serie de la historia de la televisión y no contentos con ello, lo
convirtieron en el dueño y señor del porvenir de Booth y Brennan; no podía salir bien y no salió. Pero…, pero no
sería Hart Hanson quien es si diese
su brazo a torcer y se olvidase para siempre de Pelant, no después de las
críticas recibidas. Pelant está muerto y en de The Ghost in the Killer nos lo hacen presente elevando el castigo hasta el infinito.
Claro que tampoco sería Hart Hanson el creador de una serie que
lleva nueve temporadas emitiéndose si no supiese rectificar sus equivocaciones y sacarles beneficio. Y
lo saca. Antes de morir en The Sense in the Sacrifice, Pelant
intentó manipular a la doctora Brennan
haciéndole creer que le necesitaba para descubrir a una asesina en serie de la
que sólo él tenía noticia. Y aliñó sus cuentos maliciosamente con un reto, los
restos de las víctimas se encontraba en poder de Brennan en el limbo del Jeffersonian. Ella los había examinado y en
un tremendo error había sido incapaz de detectar siquiera la existencia de la asesina.
Si Pelant no hubiera muerto no habría tenido importancia, pero Pelant murió
porque Brennan dejándose llevar por
los sentimientos pidió a Booth que
le disparará. Y con su muerte resolver los casos se convierte para la doctora
en todo un desafío.
Y efectistamente de The Ghost in the Killer comienza con una pesadilla de la doctora, sueña con un Pelant que se burla de ella, que
le roba los restos, que la entierra bajo miles de huesos, trastornándola porque
esa arrogante e hiper competitiva mujer que no está acostumbrada al fracaso
después de meses de trabajo no sólo no atrapa
a la asesina sino que ni siquiera es capaz de convencer a los demás de su
existencia.
Pero The Ghost in the Killer va más allá del fracaso de la doctora Brennan, Nkechi Okoro Carroll aprovecha la pesadilla y reta a la audiencia
al mismo tiempo que al equipo del Jeffersonian no sólo a preguntarse sobre la
existencia real de la asesina fantasma sino sobre la propia cordura de la
doctora. Y lo hace con una trama muy bien estructurada, más densa de lo que es
habitual en los guiones de Bones. A
través de dos muertes relacionadas entre sí de diferentes épocas, una hace
dieciocho años, otra en el transcurso de la investigación de la primera. Las de
Lana Brewster y Trent MacNamara, aunque la de este último, para complicar más
las cosas, se disfraza de suicidio. En ambos casos sólo la doctora cree que la
culpable es The Ghost Killer.
Y todo se pone en marcha la mañana después
de la pesadilla. Booth y Brennan
siguen discutiendo, la doctora no se explica por qué Cam no cree en la existencia de la asesina, por qué no pone a su
disposición los medios necesarios para encontrarla. Booth insiste en que lleva meses estudiando y no ha encontrado
evidencias que determinen su existencia, que lo que parece, es que Pelant
juega con ella, que no puede iniciar una investigación por un fantasma. Y
entonces ante la inquietante pregunta de Brennan:
“¿No
me crees?” y para evitar una respuesta directa que le comprometa, Booth se escapa en busca del periódico,
abre la puerta y se encuentra una gran caja de cartón. Sorpresa. Dentro hay un
esqueleto humano, perfectamente embalado y envuelto en seda con una nota “Por
favor, averigua lo que me pasó.”
La víctima es Lana Brewster, una
regatista, que en su día se hizo famosa porque siendo adolescente dio sola la
vuelta al mundo en un barco de vela, que su hazaña fuese inspiradora para el
resto de la gente la doctora no lo comprende, su viaje, en realidad no supuso
ningún logro y por supuesto para ella Lana era una desconocida. Para algo sí
sirvió, durante la travesía se rompió la pierna y ella sola se la arregló. El
que esta rotura, así como otros daños óseos sufridos perimorten no se mencionen
en la autopsia que se hiciera en su día y que dictaminó que Lana se había
ahogado accidentalmente, llevará al equipo del Jeffersonian a determinar su
muerte como un asesinato.
Y mientras en el Jeffersonian la
doctora explica que han dejado el cadáver en su puerta porque ella es la mejor antropóloga forense del país, y ordena arrogantemente
al doctor Clark que limpie los huesos, en
el FBI, Booth y Sweets hablan de lo sucedido. Booth, muy enfadado porque alguien
se ha atrevido a dejar unos restos frente a su puerta, le cuenta que Bones ha vuelto a
tener pesadillas. Sweet le responde
con su jerigonza psicológica. Pelant le habló a la doctora de la asesina
en serie porque quería que ella pensara
él le era necesario y ahora ella siente la necesidad de demostrar que no era
cierto. Booth insiste en que Pelant está muerto y le pide que repase el
caso, que encuentre algo que le haga pensar a Bones que se equivoca. Entonces el doctor le explica que el hecho de que
el cuerpo estuviera cuidadosamente envuelto en tela y la nota que lo acompañaba
significa que lo que le pasó nunca se supo y que a alguien se arriesgó
demasiado desenterrándolo porque la víctima le importaba. Y ante la crucial
pregunta de Booth de cómo pueden saber que no hay ningún
psicópata jugando con ella un juego macabro. El doctor responde que por
desgracia no pueden saberlo.
Y esta es la primera clave del episodio. A partir de esa respuesta
comienza el juego. Ni la doctora, ni nosotros, los espectadores podremos estar
seguros de si lo que vemos en el
episodio es obra de una asesina en serie o sólo es otro asesinato más cometido
por alguien que quería mal a la víctima. De si los restos de cuero hallados
en la muñeca del cadáver se los puso el asesino o quien la desenterró, de si
los rastros de polen trillium pusillum que también se hallarán luego en la otra
víctima proceden del jardín de la casa de Trent o de otro lugar, si los puso la
asesina o por señalar a alguien, esa
jardinera que inverosímilmente, con tijeras en mano, se enfrenta al doctor Hodgins diciendo eso tan impresionante
de I
know who you are. Conjeturas y más conjeturas. Intriga y suspense.
Y como en cada episodio comienza el baile de los sospechosos y los
interrogatorios. El hermano de la víctima, celoso, porque para sus padres
entusiasmados con su famosa hija él no era nadie. Ni le gustaba su hermana ni sabía
mucho de ella, pero lo que sabía no le gustaba. Cuando le muestran la nota y le
dicen que quien la escribió no pensaba que su hermana había muerto ahogada responde
que había un chico. Un novio del que ni siquiera sabía su nombre.
En el Jeffersonian Angela descubre
que la forense que realizó la incompetente autopsia de Lana recibió sospechosamente
una transferencia de casi dos millones dólares justo después de que declarase la
muerte como accidental y aunque la mujer está muerta la investigación de la
procedencia de los fondos la lleva a la Corporación McNamara. Y Hodgins, uno de los protagonistas de la
noche los conoce, su padre jugaba al golf con el patriarca de la familia. Pero además sabe que Trent, el hijo, era una
mala persona, de los que disfrutan haciendo daño a los más débiles, él era el
novio secreto de Lana. Booth les
manda a él y a Sweets a
entrevistarlo cuando descubren que justo dos días después de que encontraran el
cuerpo de Lana su padre envío a Trent a estudiar a Suiza, eso es lo que hacen
los muy ricos cuando quieren tapar un desaguisado, un asesinato. Los MacNamara,
Trent y su hermana Stephanie los reciben encantados, él confiesa rápidamente
que era el novio secreto de Lana, pero cuando Hodgins lanza la insinuación de que su padre pagó la forense para
encubrirle, la hermana se levanta y pone fin a la visita, tiene que llamar a su
abogado.
Otro de los sospechosos es Erika, una competidora de Lana, a la que ésta denunció por hacer trampas en las regatas de la Copa Paxton, una denuncia que terminó por hundirle la vida. Pero ella pagó con la cárcel sus errores, ella no quiere saber nada ni de Sweets ni de Lana.
Otro de los sospechosos es Erika, una competidora de Lana, a la que ésta denunció por hacer trampas en las regatas de la Copa Paxton, una denuncia que terminó por hundirle la vida. Pero ella pagó con la cárcel sus errores, ella no quiere saber nada ni de Sweets ni de Lana.
Este es el planteamiento de la trama principal de The Ghost in the Killer. Tres sospechosos y dos muertes y de la
investigación nada concluyente que las relacione. Porque la doctora Saroyan contra el convencimiento de Brennan dictamina la muerte de Trent
como suicidio, la prueba definitiva de la culpabilidad del exnovio en la
muerte de Lana. Y aunque Brennan acepta
la decisión de la jefa, sarcástica
como si fuera Galileo “Y sin embargo se mueve” cuando sale
del despacho va diciendo que a pesar de todo las dos víctimas temían la misma
lesión, que a ambos les arrancaron una uña. Ella está convencida de que a los
dos los mató la asesina fantasma.
¿Y Booth? ¿Qué hace Booth? Nada y todo. Nada en lo concerniente a
la investigación, recordad que preparaba The Big in the Philippine, y todo con
respecto a Brennan. Él es pese a su
propio escepticismo sobre la existencia de la asesina el único apoyo que tiene Brennan, él y luego Hodgins que ni se plantea la
posibilidad que la doctora pueda estar equivocada. La postura de Booth es más complicada porque él la
ama y sufre viéndola tan trastornada. Y lo intenta, lo intenta una y otra vez quiere
que vuelva a ser ella, que se olvide de Pelant y que tome las riendas de la
investigación y no se deje controlar por el recuerdo del asesino. Que siga las
evidencias como siempre lo ha hecho, las
pruebas eran lo más importante, ella se lo enseñó a él. Él la cree a ella,
es ella quien se ha olvidado de sí misma.
Pero aún hace más, intenta por todo
los medios obtener el apoyo de Cam
para la investigación de Brennan,
debe facilitarle los fondos, proporcionarle los medios y aunque ella se muestre
reticente porque puede costarle el despido, al final se rinde ante su viejo
amigo y acepta ayudar a Brennan. A
su manera claro, y pone enfrente de la investigación de los casos de la asesina fantasma al doctor Clark. Lo
que provocará un nuevo enfrentamiento con Brennan
y otro con Clark que inopinadamente se resuelve con un estallido emocional
de Clark, sí, el doctor Edison Clark tiene problemas sentimentales y ha estado durmiendo y
duchándose en el laboratorio. Al final los dos se ponen de acuerdo y Brennan le pide que la llame Temperance. A Clark le costará acostumbrarse.
Cuando al principio de la
temporada escribí que se acercaban tiempos de fe, lo hice pensando en que la
doctora debía de creer en el amor de Booth
para superar el rechazo de su propuesta, y ahora superado el problema,
celebrada la boda, el problema de la fe vuelve a estar presente. A partir de
ahora a quien se le exige la fe es al equipo del Jeffersonian, y a todos
nosotros, en la doctora. Booth no tiene
dudas, Booth la cree, la doctora encontrará, si existe, a The Ghost Killer
y si no también lo descubrirá. mientras tanto hace su trabajo.
" - Abrazame fuerte, más —le pide la doctora cuando despierta de la pesadilla.
"- Ven, estoy aquí, todo está bien —le dice él encerrándola entre sus brazos."
Bones.
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