“Bones arrasa Hollywood”, se lee sobrescrito en las imágenes en blanco y negro de un noticiero
de televisión, MOVIETONE NEWS, y mientras la voz del presentador con el tono enfático de los
grandes momentos hollywoodenses pronuncia las palabras, los haces
cruzados de dos inmensos focos rompen la oscuridad del cielo.
Es un viejo Hollywood el que muestran las imágenes.
A ras de calle entre la gente que se arremolina por la acera y los coches que circulan lentamente por la calzada se percibe la expectación de un gran estreno. El presentador
lo confirma:
“Es un gran acontecimiento, la película más esperada de 1954 se estrenó esta semana en el mundialmente famoso Teatro Chino Grauman”.
Y la cámara tras mostrar un instante la entrada del 6925 de Hollywood Boulevard, la entrada del teatro frente al que se
encuentran impresionadas las huellas de cientos de artistas, se detiene en la marquesina donde brillan bajo la vigilancia de su icónico dragón, las luces de neón del cartel anunciador del estreno de Bones, la película, y el nombre de
sus protagonistas Emily Deschanel y David Boreanaz, la pareja favorita del público, al decir del spiker. En el siguiente plano vemos por fin la llegada de
la pareja.
La alegría se
desborda entre los fans que esperaban ansiosos su llegada cuando descienden del
coche, están a punto de romper el cordón policial que les separa de la pareja,
les llaman, les tienden las manos, ansían tocarlos, acercárseles, la policía intenta con ímprobos esfuerzos contenerles detrás de la cinta roja. Deschanel
y Boreanaz, emocionados por el recibimiento, sonrientes, saludan agitando sus manos, Emily les lanza besos. Y una vez más sus fans pueden apreciar las miradas cómplices que se cruzan entre ellos, lo a
gusto que se sienten el uno con el otro. Él, como siempre, tras ella.
“Bones cuenta con los dos actores más queridos de la ciudad de las estrellas. La bella e inteligente Emily Deschanel y el líder de los actores David Boreanaz. Están celebrando su décima película juntos en diez años, lo que significa una década de alegría para América.”
Continúa el
speaker con énfasis. Pero es un hombre y a
su discurso le falta calor, habría hecho falta una envidiosa lengua viperina, como
la de Luella Parsons, la temida periodista del Hollywood de la época dorada,
para darle un toque de glamuroso cotilleó a la crónica del estreno.
Seguro que Luella “No
lo hagas, no lo cuento”, habría mencionado el aspecto radiante que
presentaba Emily, y dejado caer como
al desgaire “la envidiable relación
existente entre ambas estrellas… a
pesar de los muchos años que llevan trabajando juntos”.
Y cómo no, le habría
clavado sus afilados dientes a imponente
figura que lucía la señora Deschanel. Figura que el elegante vestido de brocado plateado apenas lograba
contener. Y no dejaría de mencionar, con su biliosa envidia que su profundo escote acaparaba más miradas y fotografías de los gacetilleros, mostrando el comienzo de sus exuberantes pechos, “el atributo que más le ha ayudado en su carrera de actriz”,
añadiría maliciosa, que el collar de diamantes que pendía de
su cuello.
Y modulando su
voz como la víbora que siempre fue, añadiría: “Ella lo hizo y Luella os lo
cuenta, pero sé por fuentes bien
informadas que la figura de la señora Deschanel
no reducirá su volumen hasta pasados unos meses, cuando dé a luz a su segundo
vástago, fruto de su matrimonio con ese productor, actor y guionista que se contenta con permanecer tras su sombra.
¿Qué hará ahora
la Deschanel? ¿Se retirará a
su hogar para disfrutar de la maternidad o continuará su exitosa carrera en
compañía del hombre perfecto más imperfecto de Hollywood?, se
preguntaría Luella.
Y si se retira ¿Qué será entonces del hombre con la más hermosa e inocente sonrisa de América que encandilado la contempla? ¿Qué hará el don Juan de Hollywood
sin la mujer que ha centrado su carrera durante los últimos diez años, la que
cuando los rumores de los plumillas le acusaban de desórdenes culpables con
alguna que otra starlet, se mantuve fielmente a su lado? ¿Seguirá Boreanaz ante las cámaras sin la Deschanel? ¿O desaparecerá tras ellas
centrándose en su hasta ahora corta pero exitosa carrera como director? ¿Qué
será entonces de los muchos fans de la pareja?
Pero dejemos a
Luella y escuchemos al locutor del noticiero:
"Y aquí están uniéndose a otras grandes estrellas de la galaxia de Hollywood ya que tienen el honor de quedar inmortalizados en el cemento por las horas y horas de diversión que han proporcionado a sus seguidores. Sí, no podíamos pedir nada más que este testimonio de su gran e imperecedero talento."
Y la pareja, al
unísono, rodilla en tierra inmortalizan las huellas de sus manos y su firma en
el cemento fresco, como tiempo atrás hicieran tantas otras estrellas desde Clark
Gable, Marilyn
Monroe o Joan Cradford
hasta Tony y Trigger, los caballos de las
estrellas del western Tom Mix y Roy Rogers, quienes como era natural inmortalizaron
sus pezuñas.
“Un honor que
Hollywood adeudaba a la pareja con más química en la pantalla desde que
allá por 1895 los hermanos Lumiere
inventaran el cinematógrafo. Ni los Hepburn-Tracy, ni los Loy-Powell
ni muchos menos los Bogart-Bacall, brillan en la pantalla con el encanto y la pasión que lo hacen Emily Deschanel y
David Boreanaz”, diría sin duda una
gacetillera novata, una “Mary Noticias” con hambre suficiente para comerse el
mundo, que intentando
congraciarse con los jefes de prensa del estudio, desde un periódico dominical de escasa tirada, trataba inútilmente de hacer la competencia a la cruel Luella.
"Deschanel y
Boreanaz, conocidos durante estos últimos diez años como la “Alegría de América” habían sido
hasta esa noche postergados injustamente, al decir de sus muchos y fieles fans,
tanto por la Academia como por los grandes críticos, al negarles año tras año los
premios y el reconocimiento a su talento, a los que eran merecedores, según el fervoroso público,
que les ama, y que generoso les ha entregado su corazón". Añadiría entusiasta.
Ambos lucían
hermosos y elegantes, Emily Deschanel
a la que algunas malas lenguas acusan inciertamente de ser un tempano de
hielo desprendido de la Antártida, aparecía radiante y encantadoramente gentil.
En sus últimas apariciones públicas se muestra muy pero que muy feliz y tiene
sus razones particulares para estarlo, pues esta periodista ha podido confirmar
y confirmar en exclusiva, que la actriz se encuentra una vez más en estado de
buena esperanza. ¡Felicidades Emily!
Por Hollywood
Boulevard corría la noche del estreno la pregunta de si Bones será la última película que los
encantadores Deschanel-Boreanaz harán
juntos, que la actriz podría estar evaluando su retirada un tiempo de las
pantallas para dedicarse a la maternidad. Es sólo un rumor de gacetilleros que
de confirmarse produciría un profundo dolor en miles de espectadores, atraídos
como polillas a la luz por la misteriosa química que la pareja emana. ¿Que hacemos fanáticos de la paraje, los creemos?
Nada hay más nauseabundo que un rumor malicioso en Hollywood y estos dos maravillosos actores desde que aparecieron juntos en su primera película “El caso de Cleo Heller” han sido el bocado favorito de las comadres
lenguaraces de Hollywood incapaces
de entender el calor que sentían en sus secas entrañas cuando en la pantalla se
miraban el uno al otro, incapaces de reconocerles sus méritos como actores,
levantaron el rumor de que a la pareja les unía algo más que una simple
amistad, rumores que los hechos de la vida se han cansado una y otra vez de
acallar pero a los que ciegas siguen sin hacer caso.
Y lo cierto es y vosotros fans de Deschanel-Boreanaz lo sabéis y yo os lo repito porque las declaraciones de los directores
que han trabajado con ellos así lo confirman, que en cuanto se grita “Corten”,
las chispas que de ellos se desprenden, como los focos del set, se apagan
transformándose la pasión, cual misteriosa piedra filosofal, en una hermosa y fraternal
relación.
Y en cuanto a la pregunta que se hacen millones de
espectadores de sí Bones será la
última película de la pareja juntos, ambos guardan un escrupuloso silencio, aunque testigos hay de que en los brindis de la celebración de la década que
llevan trabajando juntos la pareja tuvo sentidas palabras el uno con el otro.
Especialmente Boreanaz, que sin
hacer referencia expresa a ciertos malos momentos de su vida privada le
agradeció desde el fondo de su corazón estar siempre ahí como una amiga, con quien le encanta trabajar y permitir que a su lado
siempre mantuviese alta la cabeza. Si eso supone una despedida o no, sólo el
tiempo o sus declaraciones lo confirmarán.
Y nuestra “Mary Noticias” continuaría entusiasmada haciendo referencia a las estrellas que había visto pasar por la alfombra roja y que apenas habían logrado arrancar un tibio aplauso del gentío concentrado sólo para rendir tributo a la pareja favorita de América:
“Por primera vez en al estreno de una película de Deschanel-Boreanaz hemos visto pasar
por la alfombra roja a estrellas hollywoodensens como Marilyn Monroe, que sólo nos han
permitido contemplar con detenimiento sus insinuantes caderas, así como el poderoso rey del crimen y director de decenas de películas de suspense, mister Alfred Hitchcok acompañado de una
de sus rubias musas y a quien se rumorea que Bones, la nueva película de la pareja, dirigida por Boreanaz rinde un sentido homenaje.
"Pero no se retrasen la película está a punto de comenzar y lo más granado de la realeza de Hollywood se ha reunido para ver esta nueva y emocionante película. Buena suerte Emily y David, aunque todos sabemos que no la necesitan."
Apremiaría el spiker del noticiario. Shiss… silencio, callémonos porque las luces se apagan, la fanfarria que anuncia que vamos a presenciar una película de la Twenty Centery Fox resuena en la sala, las cortinas que cubren la pantalla se descorren y comienza:
La
pareja contempla atentamente la pantalla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario