Confianza ciega |
Desde que Tony y Roxie aparecieron en The Woman in The Sand, episodio ocho de la segunda temporada, como una pareja de jugadores dispuestos a arrasar Las Vegas, han transcurrido exactamente seis años diez meses y quince días. En 2006 estaban felizmente "prometidos", aunque Roxie, que vestía como una profesora solterona que vive con su hermana, no necesitaba papeles y Tony, su tigre, que no era un pringao, la quería sexy, como la profesora que pone a cien los chicos. Por entonces ella, ya confiaba en él.
Los prometidos |
En el 2013, en cambio, Tony y Roxie son un matrimonio con unos cuantos secretos que echarse en cara pero... que encajan bien en los sitios convenientes. Roxie ha perdido su encanto a lo Claire Bow, es una mujer un poco mandona a la que no le gusta que su hombre se meta en el baño con el gorro de beber cerveza. Y Tony, todo sentimiento y ningún cerebro, al decir de Roxie, ya no parece tan en forma, aunque tiene su merito, comparte el dormitorio matrimonial con la estatua de una diosa de la fertilidad y cumple.
Aunque más que ante Tony y Roxie, tal vez por el tono nasal y autoritario de Roxie o por los gestos barriobajeros de Tony, la impresión que he tenido viendo el episodio, era que, salvo por los pelucones, me encontraba en presencia de Buck y Wanda. La pareja de pringaos poligoneros.
Los poligoneros |
Lo que ha seguido siendo igual, ha sido quién se llevado los golpes: a Tony en 2006 lo tundieron a puñetazos, en un combate de boxeo y ahora, en 2013, tal vez en consideración a su edad y al abundante líquido sinodial liberado por las mañanas, han tenido el detalle de cubrirlo con un traje de goma hinchable, pero golpes, lo que se dice golpes se ha llevado unos cuantos. Eso sí, en ambos casos Roxie ha estado a su lado animándolo.
¡Ah! y una confesión antes de empezar a hablar del caso. Sí alguna vez, por cualquier circunstancia, mi pareja y yo dejamos de confiar el uno en el otro, si dejamos de intentar saltar, día tras día, el abismo que nos separa, si alguna vez los secretos que ocultamos son de la misma trascendencia que los de Tony y Roxie o los de la pareja de gays, desde ya digo que no acudiremos a un "Retiro de Parejas". Antes de consentir que un grupo de desconocidos cotilleen mientras sudan a mi costa, cuento mis problemas a la portera y a mis vecinas; a la del quinto y a la del tercero, siempre envidiosas, las haría muy dichosas y algún día estaríamos a la recíproca.
Dicho todo lo anterior, hablemos del episodio. El encantador asesinato al que nos convoca todas las semanas Bones no lo ha sido tanto, sobre todo por la aparición estelar de un gato montés, cómo rugía cuando intentaban atraparlo; parecía una pantera. Lo impresionado que se quedó el doctor Hodgins cuando recibió en plena nariz un depósito de sus heces. Lo cierto es que "El chico de los bichos" ha estado sembrado esta semana, en el laboratorio, indiscutiblemente es el rey y como ser humano, una gran persona y un gran amigo, mucho mejor que su mujer.
La parte encantadora del caso ha quedado esta semana en manos de los asesinos. Una pareja de ancianitos, los Schumacher de los que llevan amándose toda la vida, de esas parejas que se tienen el uno al otro, y no saben vivir, el uno sin la otra, o viceversa. Tan dispuestos a seguir unidos en la condena como lo estuvieron en el crimen, tanto que Booth no se atrevió a decirles que no, que no compartirían la misma celda.
La víctima oficial era un tramposo, sí, un hombre casado que va a un retiro para hacer terapia de pareja con su amante. Pero tramposo también lo era el chamán que dirigía el retiro, todo lo que sabía de psicología lo había leído en libros de autoayuda, tramposos los asesinos, que no tenían problemas de pareja y acudían al retiro buscando víctimas para sus robos. Tramposo el asesinato, que no fue con premeditación ni alevosía, en realidad se defendieron el uno al otro cuando el muerto les pilló intentando entrar en su tienda. Y tramposos, por supuestos Tony y Roxie. Aunque en una cosa no mentían, en la confianza que tenían el uno en el otro.
Y eso molesta a Angela, esa mejor amiga, que tramposamente manipula a Brennan para que le diga si el retiro le ha servido de algo en su relación con Booth y ella, inteligente, le responde que la relación entre ambos era con mucho la mejor de todas las parejas que allí había y del por qué no está enfadada con él, aunque no le ha dado ninguna razón para no casarse, la respuesta es muy Brennan. "No sé, porque Marte perdió su campo magnético y no estoy enfadada con él". Aunque al final, Angela ha podido redimirse de tanta mezquindad.
Y si, el episodio ha sido divertido, sí, pero no tanto; la culpa no hay que achácarsela a Tony y Roxie, sino a las víctimas. Sweets y Cam. El doctor, aún dolorido por la manipulación de Pelant se siente perdido, sin ninguna habilidad psicólogica. En el caso no da una. Al hacer el perfil de la víctima dice que está soltero y que es un obrero. Resultó casado y un director de dirección. Sweets quiere cambiar su vida, está dispuesto a convertirse en un sanador, dice, a ayudar a la gente y no a las autoridades, a no delegar, a ensuciarse las manos, y aunque Angela le aconseja que se quede, como todos, para enfrentar a Pelant, decide dejar el FBI y tomarse una excedencia.
Cam es sin duda la principal víctima del episodio. Sí, Cam. Lo cierto es que parafraseando al filósofo, somos lo que pensamos... y lo que dicen de nosotros los documentos que, desde que nacemos, conforman nuestra identidad. A Cam, cuando en compañía de Arastoo, se dirige al lugar dónde ha aparecido la víctima, los detiene la policía, en una escenas casi calcada a otra de Crash, la película con la que Paul Haggis consiguió en 2005 el Oscar a la mejor película. Mientras acusa al policía de detenerles por racismo, éste la encañona, está detenida, se le acusa de fraude con tarjetas de crédito y cheques. Ni por un momento nadie del equipo duda de ella. Alguien le está robando la identidad. Bueno, Brennan no duda de que sea inocente, pero añade que tiene suficiente inteligencia para cometer el delito, ya se sabe, cosas de Brennan.
Lo cierto es que Cam, está deshecha, ella tan independiente, tan suya, se ve indefensa. Menos mal que ahí están Booth, Arastoo y Hodgins para acudir en su ayuda. Confían en ella. Es conmovedor como ante Arastoo se desahoga "Está arruinando mi buen nombre", dice del responsable, no que la está estafando, no que puede terminar en la cárcel, no que puede perder su casa. Lo que le importa es su reputación. Y ese es el momento de la redención en el episodio de Angela, investiga por su cuenta las falsificaciones dispuesta a ayudarla a encontrar quién le está robando la identidad. Y no, no se resuelve en el episodio, aunque tal y como están sucediendo las cosas en estos dos primeros, la trama tendrá continuidad y no sería absurdo pensar quién está detrás del robo...
Y al final qué, pues al final, Brennan, ante su lecho conyugal, decide que es el momento para realizar uno de los ejercicios aprendidos durante el retiro, Booth está remiso, hay un partido que quiere ver, pero cede..., con los ojos cerrados sus manos se tocan y sienten..., sienten que la ropa les estorba, que sus bocas se gustan, que... el lecho está allí... que..., sienten tanto y con tanta urgencia que Booth se olvida del partido y... fundido a negro.
La parte encantadora del caso ha quedado esta semana en manos de los asesinos. Una pareja de ancianitos, los Schumacher de los que llevan amándose toda la vida, de esas parejas que se tienen el uno al otro, y no saben vivir, el uno sin la otra, o viceversa. Tan dispuestos a seguir unidos en la condena como lo estuvieron en el crimen, tanto que Booth no se atrevió a decirles que no, que no compartirían la misma celda.
La víctima oficial era un tramposo, sí, un hombre casado que va a un retiro para hacer terapia de pareja con su amante. Pero tramposo también lo era el chamán que dirigía el retiro, todo lo que sabía de psicología lo había leído en libros de autoayuda, tramposos los asesinos, que no tenían problemas de pareja y acudían al retiro buscando víctimas para sus robos. Tramposo el asesinato, que no fue con premeditación ni alevosía, en realidad se defendieron el uno al otro cuando el muerto les pilló intentando entrar en su tienda. Y tramposos, por supuestos Tony y Roxie. Aunque en una cosa no mentían, en la confianza que tenían el uno en el otro.
Y eso molesta a Angela, esa mejor amiga, que tramposamente manipula a Brennan para que le diga si el retiro le ha servido de algo en su relación con Booth y ella, inteligente, le responde que la relación entre ambos era con mucho la mejor de todas las parejas que allí había y del por qué no está enfadada con él, aunque no le ha dado ninguna razón para no casarse, la respuesta es muy Brennan. "No sé, porque Marte perdió su campo magnético y no estoy enfadada con él". Aunque al final, Angela ha podido redimirse de tanta mezquindad.
Y si, el episodio ha sido divertido, sí, pero no tanto; la culpa no hay que achácarsela a Tony y Roxie, sino a las víctimas. Sweets y Cam. El doctor, aún dolorido por la manipulación de Pelant se siente perdido, sin ninguna habilidad psicólogica. En el caso no da una. Al hacer el perfil de la víctima dice que está soltero y que es un obrero. Resultó casado y un director de dirección. Sweets quiere cambiar su vida, está dispuesto a convertirse en un sanador, dice, a ayudar a la gente y no a las autoridades, a no delegar, a ensuciarse las manos, y aunque Angela le aconseja que se quede, como todos, para enfrentar a Pelant, decide dejar el FBI y tomarse una excedencia.
Cam es sin duda la principal víctima del episodio. Sí, Cam. Lo cierto es que parafraseando al filósofo, somos lo que pensamos... y lo que dicen de nosotros los documentos que, desde que nacemos, conforman nuestra identidad. A Cam, cuando en compañía de Arastoo, se dirige al lugar dónde ha aparecido la víctima, los detiene la policía, en una escenas casi calcada a otra de Crash, la película con la que Paul Haggis consiguió en 2005 el Oscar a la mejor película. Mientras acusa al policía de detenerles por racismo, éste la encañona, está detenida, se le acusa de fraude con tarjetas de crédito y cheques. Ni por un momento nadie del equipo duda de ella. Alguien le está robando la identidad. Bueno, Brennan no duda de que sea inocente, pero añade que tiene suficiente inteligencia para cometer el delito, ya se sabe, cosas de Brennan.
Lo cierto es que Cam, está deshecha, ella tan independiente, tan suya, se ve indefensa. Menos mal que ahí están Booth, Arastoo y Hodgins para acudir en su ayuda. Confían en ella. Es conmovedor como ante Arastoo se desahoga "Está arruinando mi buen nombre", dice del responsable, no que la está estafando, no que puede terminar en la cárcel, no que puede perder su casa. Lo que le importa es su reputación. Y ese es el momento de la redención en el episodio de Angela, investiga por su cuenta las falsificaciones dispuesta a ayudarla a encontrar quién le está robando la identidad. Y no, no se resuelve en el episodio, aunque tal y como están sucediendo las cosas en estos dos primeros, la trama tendrá continuidad y no sería absurdo pensar quién está detrás del robo...
Y al final qué, pues al final, Brennan, ante su lecho conyugal, decide que es el momento para realizar uno de los ejercicios aprendidos durante el retiro, Booth está remiso, hay un partido que quiere ver, pero cede..., con los ojos cerrados sus manos se tocan y sienten..., sienten que la ropa les estorba, que sus bocas se gustan, que... el lecho está allí... que..., sienten tanto y con tanta urgencia que Booth se olvida del partido y... fundido a negro.
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