Bien, la novena temporada de Bones comenzó ¿Será la última? ¿Estarán todos los personajes de la foto en el episodio final? Esa es la última intriga de la temporada que ha anunciado TVLine justo el día del estreno, para locura de los fans. Las predicciones son que quedarán cinco (aquí). Sea como sea debemos estar preparados para el viaje loco que según David Boreanaz nos aguarda.
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Olvidemos por ahora los misterios, las profecías y las locuras, cuya razón y verdad descubriremos a su tiempo y hablemos de lo que importa, The Secret in the Proposal, el primer episodio de la temporada. Aunque antes, para situarnos es conveniente que echemos una mirada atrás, que recordemos de dónde venimos. Aunque al comienzo del episodio lo hacen, para mí que olvidan algunas cosas importantes:
Cuando al principio de The Secret in the Siege, el último episodio de la octava temporada, Brennan, ante la insistencia de Booth de que está cambiando su manera de ver el matrimonio, de que tiene un deseo inconsciente de casarse, dice: "Te quiero Booth, ¿no es suficiente con eso?" Y él responde: "Sí, es suficiente"
Cuando en el mismo episodio Brennan le dice a Booth, pensando que puede ser un objetivo de Pelant: "El tema es: quiero casarme contigo. ¿Quieres casarte conmigo, Booth?
Y cuando Booth le pregunta si está segura, si no lo dice sólo por lo que está ocurriendo, ella le contesta que sí, que todo le ha hecho ver más a las claras que lo quiere: "Quiero que seas mi marido, quiero pasar el resto de mi vida contigo". Y él responde: "Sí, por supuesto"
Cuando Booth obligado por Pelant se vuelve atrás y dice: "No creo que debamos casarnos... debía haberlo pensado antes (...) Es sólo un papel, lo que tenemos es suficiente". Y ella, muy en su papel, responde: "Tienes razón, me impresiona que veas las cosas desde mi perspectiva". Y cuando Booth insiste si todo iba bien, ella responde segura: "Por supuesto." Y sin embargo la cámara nos muestra esto:
¿Por qué este dolor cuando en el mismo episodio había reconocido que lo que tenían era suficiente? La respuesta está en la conversación que mantiene con Cam y Ángela en el laboratorio, en la que después de contarles que se va a casar con Booth, les explica que para tomar la decisión utilizó una lógica basada en las pruebas. "Cuando pensé en vivir con Booth el resto de mi vida, mis niveles de fenitelamina se elevaron claramente". En su idioma, pero entendible. Estaba enamorada.
Y ese es el problema, el amor, el amor que debería ser una emoción alegre por la existencia de ese otro con el que compartir vida y problemas, en cuanto se frustra duele. Y duele porque cuando uno se enamora, como bien se decía en el episodio The Biginning in the End, uno se pone en juego así mismo. Lo que uno es y lo que uno fue. Y aunque la doctora fuera una empírica racionalista que debería haber descubierto por sí misma las razones que llevaron a Booth a rechazar su proposición no puede hacerlo. Los dolores del amor rechazado se lo impiden.
Porque Brennan ya no es la empírica racionalista del piloto, en los 165 episodios emitidos de la serie, su transformación en ser humano se ha completado. La mujer que construyó cuando sus padres la abandonaron, la que tenía helado el corazón, ya no existe. Brennan se ha perdido así misma y ha encontrado a una madre, a una mujer enamorada que depende de Booth para su felicidad.
Y Booth el hombre que con su amor provocó el cambio, el jugador que quería cuarenta, cincuenta, sesenta años de amor, en realidad, piensa ella, ha terminado por rechazarla. Ya no le queda seguridad. Su mundo se tambalea y eso la lleva a pensar que ya no la ama, que la engaña con otra. Y no le valen las palabras ni los juramentos "Moriría por ti", le dice él. Lo oye, pero no puede creerlo, si fuera cierto se habría casado con ella, porque como dice Fernando Pessoa en uno de sus sonetos "Existe entre las almas un abismo que no logra salvar el pensamiento". Un abismo que sólo lo salta la Fe. Y en eso estamos.
Y ese es el problema, el amor, el amor que debería ser una emoción alegre por la existencia de ese otro con el que compartir vida y problemas, en cuanto se frustra duele. Y duele porque cuando uno se enamora, como bien se decía en el episodio The Biginning in the End, uno se pone en juego así mismo. Lo que uno es y lo que uno fue. Y aunque la doctora fuera una empírica racionalista que debería haber descubierto por sí misma las razones que llevaron a Booth a rechazar su proposición no puede hacerlo. Los dolores del amor rechazado se lo impiden.
Porque Brennan ya no es la empírica racionalista del piloto, en los 165 episodios emitidos de la serie, su transformación en ser humano se ha completado. La mujer que construyó cuando sus padres la abandonaron, la que tenía helado el corazón, ya no existe. Brennan se ha perdido así misma y ha encontrado a una madre, a una mujer enamorada que depende de Booth para su felicidad.
Y Booth el hombre que con su amor provocó el cambio, el jugador que quería cuarenta, cincuenta, sesenta años de amor, en realidad, piensa ella, ha terminado por rechazarla. Ya no le queda seguridad. Su mundo se tambalea y eso la lleva a pensar que ya no la ama, que la engaña con otra. Y no le valen las palabras ni los juramentos "Moriría por ti", le dice él. Lo oye, pero no puede creerlo, si fuera cierto se habría casado con ella, porque como dice Fernando Pessoa en uno de sus sonetos "Existe entre las almas un abismo que no logra salvar el pensamiento". Un abismo que sólo lo salta la Fe. Y en eso estamos.
Pero Bones es Bones, un procedimental atípico, en el que la muerte y los asesinatos nunca se sienten como amenaza, están ahí, pero no traen consigo ni furia ni tristeza. En realidad son un pretexto para oír frases pseudocientíficas y ver cadáveres asquerosos. Un procedimental escrito y producido por gente capaz de convocarte al estreno de la novena diciendo:
Anyone free next Monday night? We have a charming little murder we'd like to share with you. #Bones
— Stephen Nathan (@squarechicken) September 11, 2013
Y tenía razón, en The Secret in the Proposal hemos compartido un encantador y pequeño asesinato, el de Jason Siedel, un contable del Departamento de Estado que se dedicaba a estudiar los transportes alternativos en Europa. El problema, es que era una tapadera, que no era un pardillo que cuadraba estadísticas, sino un agente encubierto de la CIA. Booth y Brennan investigan, pero no están solos, la sangre atrae a otros lobos, que estos sí, cazan en solitario. Resulta ser un viejo amigo del ejercito de Booth que al final reconocerá estar en deuda con él y le hará una propuesta. ¿La aceptará Booth?
El contable, Jason, a lo que de verdad se dedicaba por mediación de Lily una compañera de trabajo, reclutada como agente, era a chantajear a grandes empresarios para que incluyesen en sus contratos con "los chinos" a agentes encubiertos. Lily, una gran patriota, tiene una madre abogada que la cree prostituta; y qué madre, no consiente que Booth en la sala de interrogatorios le hinque el diente a su niña, y a quien su costoso maletín le causa un disgusto, ya que los descubrimientos de Brennan y Daisy en el laboratorio la convierten en sospechosa. Booth, un alma sufriente todo el episodio, no se anda con muchos miramientos a la hora de detenerla. Lo amenaza con denunciarlo por violencia policial, total porque no le consintió terminar de beberse su martini. Toda una señora que resultó inocente.
El culpable resultó ser otro caballero andante, en bicicleta, un quijote que pretendía rescatar a Lily, su damisela, de la vida de corrupción a la que el contable la había arrojado. Un pequeño y encantador asesinato que a nadie salvo a Cam, por eso de ser la jefa, importó. Lo que realmente importaba a los miembros del Jeffersonian y a los del FBI era la tensa situación que vivían Booth y Brennan.
"Perdóname padre porque he pecado". Son las primeras palabras de Booth en el episodio. El padre no es ya padre, pero fue en sus tiempos del ejercito el encargado de liberar el alma atormentada del francotirador del remordimiento. Lo conoce. "He mentido a la mujer de la que estoy enamorado", añade. "Esa es una mentira que sale del corazón", le dice Aldo, que así se llama el antiguo cura reconvertido en barman de "El Paraiso Pérdido", un club de striptease. "Exacto, por eso es un pecado".
Aldo, por supuesto, recomienda contar la verdad, y Booth se la cuenta, entre ambos llegan a la conclusión que lo único que puede hacer, siendo el hombre que es, y la mujer que es Brennan, es pillar a Pelant y matarle. Y a eso es a lo que se ha dedicado infructuosamente Booth durante estos tres meses, al trabajo normal y en las horas extras a buscar al asesino. Y eso, eso ha conllevado que Brennan sienta que se ha apartado de ella, que el sentimiento romántico que había entre los dos se ha enfriado. Y, como decía al principio, eso, junto con el rechazo, la lleva a creer que Booth está teniendo relaciones con otras, que le está mintiendo. Las conversaciones entre los dos son tensas, las miradas de hielo, ni siquiera pueden hablar de Christine sin discutir, los dos con el corazón roto, los dos sufriendo. Los dos sabiendo que se quieren y sin embargo alejándose cada vez más el uno del otro.
Y todos son desgraciados, como dice Caroline en un intento de intervención de Sweets y ella, que por supuesto Booth rechaza. Todos menos Daisy, que aconseja a Brennan echarse un amigo bombero como ella. Angela se enfrenta con Booth, ya no quiere a Brennan porque ha perdido su encanto desde que es madre, le dice. Cam y Hodgins de apaga fuegos que creen en Booth e intentan suavizar la tensa situación. Hodgins haciendo que Angela se calme, Cam convenciendo a Brennan de que Booth la ama, de que ella lo ama y de ahí el sufrimiento que sienten.
Y sí, todo acaba bien, no podía se de otro modo. Al final Brennan va al "Paraíso Perdido" y tiene una conversación con Aldo. Quien le explica el gran sacrificio que supone a Booth, como creyente, haber tenido que rechazar su propuesta, en definitiva que tenga fe en él, porque ha sido un hombre que para todo lo que ha hecho, y ha hecho cosas terribles, ha necesitado poderosas razones. Y a la noche, cuando Booth vuelve a casa, Brennan le espera con una copa de vino. Todo está bien. Siente haber perdido la perspectiva. "Cuando puedas me cuentas tus razones." "Estamos bien". "Pero ahora te tocará a ti pedírmelo. "Lo haré", contesta Booth.
Me ha gustado el episodio, nada que ver con la aparatosidad de The Secret in the Siege, estaba bien construido y bien interpretado. En fin, este ha sido un largo verano y se han "prometido" por los productores demasiadas cosas a los fans; hay una que especialmente me gustaría recordar y no olvidar, la hizo Stephen Nathan en declaraciones a TvGuide publicadas el 10 de septiembre (aquí) ; refiriéndose a Booth y Brennan dijo: "Vamos a honrar esa relación.". Esperemos que no la olviden.
Pase lo que pase, lo importante es que el estreno ha resultado un éxito de audiencia, según los primeros datos: 2,2 de share y más de 7 millones y medio de espectadores (aqui). Más que los que estuvieron en el final de la octava 7,11m (aquí). Aunque no hay que olvidar que Bones ha sido la primera serie en estrenarse esta temporada y las cosas pueden ser diferentes el próximo lunes. Disfrutemos mientras tanto de lo que ayer nos ofrecieron. Un buen espectáculo.
P.P Fox Crime anuncia el estreno en España de la novena temporada el 9 de octubre (aquí)
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