BRENNAN Y EL MOVIMIENTO DE LOS ÁNGELES
Al principio me costó encontrarle el sentido a este episodio. No entendía la necesidad de que para
mostrarnos la belleza matemática de los movimientos de los ángeles fuera
necesario convertir al agente Seeley Booth en un hombre enfadado y odioso,
ajeno al bondadoso, dulce, sexy y cañero que en realidad es.
Pero no es él quien está fuera de carácter sino la doctora Brennan. Por primera vez en ciento
setenta y ocho episodios la doctora antepone sus instintos a las
pruebas, la presunción a los hechos; y eso no sólo me despista a mí,
mera espectadora, sino que ha descolocado totalmente a Booth, "Esta no es mi
Bones que me la han cambiado" parece pensar cada vez que la
mira interactuar con el padre de la victima. Que al final sea él quien pida
disculpas por su comportamiento no tiene más sentido que las ecuaciones de los
giros perfectos en el aire de la víctima con la que nos han manipulado al
final. Una brillante manipulación, por cierto.
Si algo deja claro el
episodio es que cualquier
ciudadano de Estados Unidos y de la Unión Europea, por supuesto, menor de
cincuenta años es consciente de que no basta con ser testigo de la
historia, que es
necesario ser elemento activo,
documentar y por supuesto difundir esa participación de la manera más rápida y
eficaz posible.Y se equivocan los malpensantes que llaman a eso
vanidad; la
participación ciudadana es uno de los grandes ítems de nuestra época y los
guionistas de Bones siempre atentos a los
acontecimientos consuetudinarios que acontecen en la rúa no han
dudado en “documentarlo”.
Y así The Spark
in the Park comienza con una pareja que bajo una gran tormenta, de
noche, en medio de un campo de centeno, se está haciendo fotos con un cadáver
por medio. Sus intenciones son la de todo buen ciudadano; dejar constancia de
cómo lo han encontrado no vaya ser que la tormenta altere la escena. Hacen las
fotos de rigor y antes de irse cubren el cuerpo con su paraguas, lástima que
éste atraiga un rayo y el cuerpo acabe carbonizado. ¿Qué probabilidades hay de que a
un cadáver lo parta un rayo? Una gran pregunta que el episodio a pesar de tanta fórmula matemática deja sin respuesta.
.
Para los
protagonistas el episodio comienza con la visita de Cam al FBI, va a encontrarse con
Haley Kent, la supuesta amiga que le robó su identidad y su reputación. Booth no entiende la necesidad pero Cam es una buena amiga; el encuentro
resulta como cabía esperar:
La salva la llamada
de telefónica de rigor, tienen un cadáver. Del examen de
los restos el equipo del Jeffersonian deduce que la víctima, una adolescente,
ha sufrido un maltrato continuado, sus huesos están llenos de fracturas algunas
aún no remodeladas. La reconstrucción facial se hace difícil hasta
que incrustado en los huesos aparece un relicario con dos fotografías,
posiblemente de los padres. Angela construye el rostro de la chica a
partir de las fotos. La víctima resulta ser Amanda Watters.
De la documentación
facilitada por los buenos ciudadanos, el doctor
Sweets deduce y así se lo hace saber a Booth
que la víctima había sido maltratada y además asesinada por
uno de sus padres, otro posiblemente se había encargado del traslado del
cadáver. Porque ¿quién
si no alguien que la quisiera habría colocado sus brazos tan cuidadosamente?, ¿quién le habría cubierto el
rostro sino alguien para quién mirarla muerta fuesese demasiado doloroso?
Y el agente Booth le cree y actúa en consecuencia
cuando interroga al padre, el doctor Leon Watters (interpretado por Richard Schiff), en presencia de Brennan. El doctor, un físico teórico
abstraído en su nebulosa de ecuaciones e infinitos, sigue con
sus cálculos de vectores y movimientos a pesar de que le acaban
de comunicar la muerte de su hija. Booth no entiende el despego, Brennan, en cambio le pregunta si prefiere terminar
su trabajo antes de hablar, pero Booth no lo consiente, tiene que hablar ahora. El doctor
les explica que su esposa murió hacía un año, "Una terrible
coincidencia" apostilla Booth y entonces el científico autista después de explicarles
que Amanda era una gimnasta de nivel nacional, que recibía sus clases por
internet, sin solución de continuidad añade que Booth tiene una mente estrecha y una visión muy limitada del universo. Y cuando
Booth, frustrado, reacciona
escribiendo en la pizarra la palabra "Hija", Brennan le
pide, increíblemente, que pare.
A partir de esa
escena, todo cambia. Asistimos, como Sweets a la primera pelea del
matrimonio. Brennan, atenta al estrés del
doctor Watters se olvida de Amanda, de su necesidad por encontrar la verdad y
en contra de lo que ha sido el personaje durante toda la serie, lo considera
inocente, sin más pruebas que el puro instinto. Todo porque es un genio como ella y Booth es incapaz de entenderlo.
“Si
os perdiera a ti y a Christine en menos de un año, la única forma en la que
podría sobrevivir sería trabajando y ni siquiera estoy segura de que eso
funcionase”, dice. Y cuando Booth le contesta “Estás diciendo que no la ha
podido matar porque es un intelectual”, ella en vez de cuestionarse sus
razones le dice. “Estás siendo muy duro con él”. Y a partir de aquí toda la trama gira en torno a la identificación
de Brennan con Leon Watters.
Booth va donde le llevan las pruebas,
al gimnasio donde entrenaba y conoce a la mejor amiga de Amanda, Ellie Pitera
la que interpreta la campeona olímpica de gimnasia McKayla Maroney, ella podía ser una sospechosa, la
fractura no remodelada de Amanda se la produjo en un entrenamiento porque Ellie
no la sujetó en una voltereta, podía haberlo hecho por celos, Amanda era la
mejor; pero no Ellie no la mató, además les da una información muy valiosa.
Amanda salía con otras gentes y tomaba drogas.
Y justo en la mitad
del episodio se produce una de las escenas más emotivas. Brennan, sin ninguna razón aparente,
regresa al despacho de Watters, la escena no tiene desperdicio. La doctora
intenta salvar al hombre convencida de que al quedarse solo si abandona el trabajo (al llegar las ecuaciones de la
pizarra han desaparecido), terminará suicidándose y esa es una opción
sentimental y no racional que llevará a las autoridades (entiéndase Booth) a creer que ha sido el
responsable del asesinato y a dejar de buscar al culpable. Lo convence, lo
convence, sí, y el hombre termina pidiéndole que encuentre al culpable.
En ello anda Sweets que espiando los chats de la
escuela de Amanda encuentra a su camello MabMolly, el interrogatorio es divertido:
"— ¿Diecinueve años? —dice el doctor—, ¿un poco raro que sigas en el instituto.— ¿Cuántos tiene usted, veintidos? Es raro que lleve traje —le responde MabMolly."
A través de él tienen
noticia de Rachel Hewes, la amiga de Amanda con la que compartía la afición a
las drogas. Rachel llega al interrogatorio cubierta de moratones. Su padre la
tiró por la escalera cuando le informó de que estaba harta de ser un genio, que
iba a abandonar el chelo. Les cuenta que hicieron un pacto, que ambas iban a
dejar de hacer lo que hacían para vivir la vida. Amanda iba ir a decírselo a su
padre la noche en que murió.
En el laboratorio
mientras tanto Angela y el doctor Hodgins han conseguido averiguar que una
tarjeta de acceso que apareció con el cadáver y que el rayo había destrozado,
pertenecía al edificio de la Universidad dónde trabaja el padre de la víctima.
Amanda fue a verle la noche de su muerte.
Y hete aquí que el padre, increíblemente dice que no vio a su hija. Y una vez más Brennan le ayuda, le pregunta qué cenó aquella noche y eso remueve los recuerdos del olvidadizo padre. Si, debió ver a su hija porque cenó, era jueves y tocaba pollo. Y entonces Brennan, con su vieja voz, confiesa, mientras Booth apesadumbrado oculta el rostro entre las manos, que “A veces cuando "estamos" trabajando incluso la presencia de alguien a quien queremos puede ser una distracción y añade mirando a Booth "Incluso una molestia". Y Booth se levanta y dice "Ridículo", e insiste que podría haberla matado y de nuevo, increíblemente, Brennan interviene "Yo nunca te haría daño, Booth".
En fin, el asesino
resultó no ser alguien que la quería, con lo cual toda la ciencia del doctor Sweets devino en meras paparruchas. Amanda murió
porque prefirió seguir siendo quién era e incumplió un pacto. Las pruebas
estaban en sus huesos y Arastoo y
Brennan las escuentran. Y el doctor Watters por muchas fórmulas
matemáticas que escriba en la pizarrá vivirá el resto de su vida sin “recordar” que una vez tuvo una hija a la
que dejo morir por no ser capaz de verla.
Por cierto, que no se
me olvide, Arastoo, un hombre de paz
y perdón, consigue que Cam se
reconcilie consigo misma y sea capaz de dejar atrás el crimen que su amiga ha
cometido contra ella.
Emily Silver, la guionista, nos ha
mostrado a una Brennan aparentemente como la de las primeras temporadas,
capaz de sentir empatía con alguien de su misma experiencia y la ha llevado hasta el extremo de identificarse con un sospechoso, olvidando la
esencia del personaje, su racionalidad y su amor por la verdad. Y no ha sido
gratuito.
"Sus
patrones de conducta son como los míos, Booth", le grita a su
marido cuando le reprocha que se haya puesto de su lado en la sala de interrogatorios.
Pero esa Brennan ya no existe o al menos eso
pensábamos después de ver lo que va de la novena temporada, la Brennan de ahora no se habría olvidado de Christine ni del amor que dice sentir por Booth. Ella habría visto a su hija.
Y no, no ha sido
gratuita la identificación. Lo han hecho adrede. A nadie le importa el doctor
Watters, lo importante era que viésemos como se sentiría Brennan si fuera
ella quien perdiese a Booth y a Christine, a ella encerrada en
el trabajo y ciega al mundo. Un golpe directo al
corazón de los espectadores en busca de la emoción y claro está del éxito.
Pero aunque las
formulas matemáticas del movimiento de los ángeles, sus primeros pasos, sus
volteretas, sus saltos gimnásticos, eran
una hermosa imagen, mientras el padre dibujaba el infinito y Amanda descansaba
en paz, yo me preguntaba ¿de verdad era necesaria tanta manipulación para
conseguir el éxito del episodio, o es que este es el preámbulo al final de la
serie?
¿Qué pensáis?
Hola, Marien primero discúlpame. Me fui unos días del twitter. Esto de
ResponderEliminartener vacaciones no le hace bien a mi timeline, me pierdo mucho. Pero
bueno, a lo que venía yo es a decirte que como siempre, la reseña
genial. También a mí me pareció como que estaba viendo otra serie, otra
Brennan y otro Booth claro. Como que intercambiaron papeles aquí, ella
siguiendo su instinto y él portándose tan racional como ella.
¿El preludio del fin? Yo prefiero pensar que es una muestra de la
evolución de ambos a lo largo de los años que llevan de conocerse,
aunque hicieran uso de la manipulación para mostrárnoslo. Ella aplica lo
que él le ha enseñado y él lo que ella le ha dicho durante mucho tiempo.
Hay que observar a las personas siempre le ha dicho él y es lo que
Brennan hace, observa al Dr. Watters y se identifica con él o más bien
con lo que una vez ya vivió con la supuesta muerte de Booth al final de
la tercera temporada. ¿Te acuerdas? No salió del laboratorio en muchos
días y eso que entonces era “solo su compañero”.
Por otro lado, hay que apegarse a los hechos es lo que siempre ha dicho
ella y Booth lo hace, se apega a los hechos y a la evidencia. Aunque se
le olvida que la evidencia a veces puede malinterpretarse.
No tiene nada que ver con la actitud de Booth y Brennan, pero no puedo
dejar de decir que Cam merece un aplauso por ese golpe. Soy de las
vengativas como ves, pero Arastoo, como dices, es hombre de paz y
perdón y además, la ama. No podía dejar que la ira la consumiera. En
ese sentido muy bien por Arastoo. Maddy.
Lo he pegado, Maddy porque me parece muy bueno y es de una opinión diferente a la mía. Gracias por mandármelo.
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