Las fans de Bones solemos quejarnos, y con razón, por supuesto, del maltrato
que la Fox da a la serie, ayer sin ir más lejos David Boreanaz se quejó amargamente en un tuit del trato
recibido en los Upfronts de la Fox de que le hicieron sentirse fuera de lugar. Pero con ser ambas reclamaciones
legitimas frente a la cadena, no lo es
menos la que podría hacer Brian Thomas,
entrenador de natación de una universidad comunitaria en Maryland, la víctima en el episodio The Drama in the Queen; porque a pesar
de ser un buen hombre, de cumplir siempre las normas, de tener que esconder su
alma y de sufrir una muerte injusta, nos
han contado su historia sin tensión ni pasión, más preocupados en presentar
a la nueva y brillante interna del
Jeffersonian y su relación con el doctor Sweets. El drama sólo estaba en el
título y tal vez fuera un error del comunicado de prensa.
El principio del episodio no
podía resultar más divertido y aleccionador. Una mamá pretende convencer
a su hijita para que se meta en un pozo. Mamá dirá que se ha
perdido, llamará a la policía, vendrán las televisiones y cuando la encuentren les lloverán dinero y regalos, como
hicieron cuando provocaron un incendio para que la abuelita fuese a vivir con
los otros ancianitos. Pero la niña dice que nones, que está oscuro y huele mal;
la madre para darle ejemplo se mete, es divertido, es emocionante, la niña
desde el brocal la observa con ojos de gata. Y la mamá encuentra un cadáver, y
chilla y chilla como toda “encontradora”
de cadáveres en Bones que se precie.
Pero hete aquí que la niña, astuta, piensa “si
alguien se libró de un cadáver en el pozo, porque librarme yo de la cansina de
mi madre”. Y zas, va y lo hace. Tira al pozo la escalera con la que ha
bajado la madre y feliz se larga corriendo donde las voces de la madre no la
alcancen. Chica lista.
En el hogar de los Booth-Brennan,
Bones se despierta, Booth no está con ella sino estudiando
en la cocina. Se prepara para la audiencia ante el Subcomité del Congreso que
evaluará su idoneidad para el nuevo puesto al que va a promocionar. “Tómate
un respiro”, le pide Brennan”. Booth lo hará, ya es hora de que Sweets tome más responsabilidades.
Pero Brennan no está muy conforme,
estará en contacto continuo con él y si Sweets es un incompetente se lo hará
saber. Y entonces recibe la llamada, hay caso.
En el Jeffersonian hay una nueva
interna Jessica, una preciosa, intuitiva,
competitiva e impulsiva mujer, una nueva Daisy
criada con cinco hermanos mayores y con “más inteligencia emocional”. Jessica siente vibraciones, por
ejemplo, siente al ver los huesos que la víctima era un atleta, Brennan determina que era nadador y por
supuesto no le hace gracia que aventure
suposiciones. We observe, we analyze, we use facts, dice. La chica a la que
no le falta labia se defiende, no es sólo intuición sino conocimiento. Y no
sólo de la doctora sino de Sweets que no deja los restos de la víctima ni a sol
ni a sombra siguiendo el protocolo y sin venir muy a cuento dice que la novata
debería tener la boca callada. Ella se burla de él.
Angela descubre la identidad de la víctima, Brian Thomas cuya desaparición había denunciado su esposa, es
entrenador de natación en una universidad comunitaria, Sweets descubre que
había denunciado a un estudiante por hacer novatadas y le cuenta a Booth que tal vez el asesinato fuese pasional,
pero el ocultamiento del cadáver dice lo contrario. Booth le pide que se lleve a Bones,
no como niñera sino para que haga las cosas de Bones. Y las hace, vaya si las hace, a uno de los alumnos que presenta problemas
de audición le advierte que es por la presión del agua, al de las novatadas le
habla de su hombro de nadador solamente por la postura que adopta al hablar. Le
acusan, pero él no lo hizo, quería al entrenador, era un hombre estricto pero
les había dado la posibilidad de conseguir una beca en una buena universidad. Una de las chicas les informa que a lo mejer
tenía una aventura con otra de las entrenadoras, pero esta dice que la aventura
no era con ella sino con otra mujer porque la última vez que subió en su coche
se encontró unos pendientes y a veces olía a perfume que no podía ser de su
esposa.
En el laboratorio, Jessica ni
corta ni perezosa se hace con 36 kilos de piñas, tiene una intuición de cómo
limpiar las manchas de los huesos. Lo
consigue, pero se lleva una regañina de Cam
y también de Brennan, podía haber dañado los huesos sin tener la
seguridad de que fuese a resultar. Ella se defiende, “Cada descubrimiento empezó con
un sueño”. Brennan por su
parte determina que en los pies de la víctima hay señales de daños como los que
sufren las personas que llevan tacones altos, eso junto con lo que descubre Sweets
de que todos los viernes acudía al mismo restaurante lleva a Booth y a Brennan a investigar el
local.
En el restaurante no lo conocían, ya desistían y regresaban a su casa cuando Brennan ve como un hombre travestido entra en un club el Madame`s Aple. Es un club de Drag queens, en las fotos de los artistas la doctora descubre a Brian Thomas. El dueño, Destiny lo confirma, Brian actuaba allí todos los viernes, era Jenny.
En el restaurante no lo conocían, ya desistían y regresaban a su casa cuando Brennan ve como un hombre travestido entra en un club el Madame`s Aple. Es un club de Drag queens, en las fotos de los artistas la doctora descubre a Brian Thomas. El dueño, Destiny lo confirma, Brian actuaba allí todos los viernes, era Jenny.
Y Destiny encuentra que Booth a pesar de toda su apariencia de
hombre G tendría muy buena pinta como travesti. A lo que él responde, que ella
está muy bien con su vestido pero que a él le gustan los pantalones. Desteny
les cuenta que Jenny tuvo problemas con otra de las dragqueens Keemy pero cuando la interrogan les asegura
que es una diva no una asesina. Y la verdad hay que creerlo. Como también hay
que creer al siguiente sospechoso, Joe, el fontanero.
Uno de los pocos momentos
emotivos del episodio, uno en el que se aprecia cierta tensión es en la
conversación entre la esposa de la víctima y Sweets. Se ha enterado de que su marido era una
drag queen, ellos tenían problemas, ella trabajaba en el turno de noche como
enfermera, pero lo iban a solucionar, y lo más importante, no quiere saber los motivos que lo llevaron a
convertirse en travesti, ella quiere saber por qué no se lo contó, porque no le
dijo la verdad. Y la respuesta de Sweets es la de un psicólogo de manual, que para
Brian convertirse en Jenny era una vía de escape y que si no confió en ella fue
porque temía que lo rechazara. La mujer dice que no lo hubiera hecho, que tal vez si hubiera hablado con ella se hubiera
salvado.
Pero no, no se hubiera salvado.
El asesino tiene las horas contadas desde que Jessica descubre que podía haber
sido herido por una bala mientras nadaba en la piscina. Pero cuando encuentran
la bala en el filtro de la piscina, Brennan
descubre que no sólo murió en la piscina sino que le dispararon dentro de
ella. Las fisuras en el hueso estribo del oído así lo demuestran, el asesino también debe tenerlas, una bala
disparada dentro del agua produce un sonido ensordecedor. Así que el asesino es
descubierto. El estudiante con problemas de audición. Un veterano al que el
entrenador lo pilló copiando un examen e iba a denunciarlo. Perdería toda
posibilidad de conseguir su beca. Perdió la cabeza.
Y al final, bueno no al final,
final, sino en el semifinal, Brennan
le dice a Booth que Sweets lo ha
hecho bien. Y cuando Booth, socarrón
le pregunta si lo quiere por compañero ella le responde que no era tan bueno.
El final se lo han dejado a la nueva pareja, Sweets-Jessica, han tenido
su cita y solventado sus diferencias rompiendo apasionados el ajuar del
apartamento y disfrutado de una sesión de sexo: Esto es un buen comienzo,
dice Jessica.
Y no importa si lo es o no. Porque su protagonismo sólo se debe a que el episodio ha sido la calma que precede a
la tempestad del final de temporada.
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