De Elizabeth Rettig
Lo logramos, Boneheads.
Contra todos los pronósticos (fiel a su costumbre), Bones tendrá una decimosegunda temporada. Llegamos a la
prórroga, y Booth, Brennan y compañía se
despedirán de su fiel público a finales de este año o a mediados del siguiente.
Una gran serie se merece un gran final, y Bones es uno de los gigantes de la
televisión. Lo ha sido desde su inicio, y lo seguirá siendo aún después de que
termine. ¿Lo mejor de todo? Se irá en
sus propios términos, con todo lo que eso implica.
De las series a las que me he aficionado a lo largo
de mi vida, solamente dos de ellas han tenido un final digno: Desperate
Housewives y Downton Abbey.
¿Su premio por terminar con dignidad? Publicidad en masa, nuevas sesiones
fotográficas, montones de entrevistas y artículos en revistas, portadas en la TV
Guide… En pocas palabras, y aunque la última temporada de Desperate
Housewives fue algo decepcionante (para mí) y Downton Abbey perdió su esencia en el camino, eso no
cambia el hecho de que ambas series marcaron un hito en sus respectivos
géneros, y el anuncio de su final les dio, irónicamente, nueva vida. Revivió el interés del público y provocó
que regresaran al barco muchos fans que lo habían abandonado hacía tiempo. Lamentablemente,
algunas de mis otras series no han tenido tanta suerte. Grey's Anatomy permanece
al aire, víctima de la ambición y terquedad de su propia creadora que se rehúsa
a dejarla ir, aunque la serie ya no es ni la sombra de lo que era; Ghost
Whisperer fue cancelada un día después de la emisión del final de su
quinta temporada, dejando a los fans desolados y con una historia inconclusa. New
Girl, How to Get Away With Murder
y Orange is the New Black siguen
con vida, pero ninguna serie tiene su futuro garantizado —aunque así lo
parezca.
Yo no pensaba que Bones iba a llegar a la
décima temporada, mucho menos a la decimosegunda.
Si antes era raro que una serie alcanzara la "edad avanzada", ahora
lo es más, pues las empresas televisivas ordenan series nuevas a diestra y
siniestra únicamente para cancelarlas a los pocos capítulos, sin darles la
oportunidad de encontrar a su audiencia. Bones ya pertenece a otra época, en la que la televisión era diferente.
Sin embargo, y como mencioné en mi anterior artículo (leer aquí), es el equipo
que se niega a dejarse vencer. En esta ocasión parecía que eran derrotados, que
se iban a ir al cementerio de las series, pero el milagro se dio. Hace unas
cuantas semanas, como también escribí con anterioridad, se vivían momentos de
tensión. La incertidumbre reinaba en el ambiente y el panorama era sombrío. Sin
embargo, hoy la situación ha cambiado. ¿Hay caras largas? Naturalmente. Como fans nos sentimos tristes de que
algo que amamos tanto vaya a concluir, pero también la angustia y el pánico ha
dado lugar a un cierto alivio e, incluso, entusiasmo por lo que el futuro nos
depara. Las expectativas son altas,
por lo menos de mi parte. Bones
es la única serie que conozco que realmente respeta a su audiencia. La
consiente, la trata con cariño, valora su opinión y toma en cuenta sus
opiniones. Quiero pensar que ni los actores, ni los escritores, ni los
productores serían capaces de dañar un legado tan hermoso. Lucharon por una
última temporada, por hacernos felices, con el único objetivo de que los boneheads
tengamos el final que nos merecemos. Tengan por seguro que pondrán su mejor
esfuerzo en concluir las cosas como Dios manda.
Bones está por
graduarse. Pronto entraremos al último año de la carrera y todo quedará en el
pasado. Después de años, al ver los capítulos, no podremos evitar decirnos a
nosotros mismos: "Vaya, pero qué diferente era la tecnología
en ese entonces" "¡Y pensar que tuve que esperar cuatro meses para
saber qué pasaba después!" La nostalgia se apoderará de nosotros
cada vez que recordemos los años que vivimos junto con los chicos. Hablaremos
de la serie con nuestros amigos, hasta con nuestros hijos. Las buenas series son recordadas durante décadas, y no mueren nunca. Bones se mantendrá en nuestro recuerdo y
en nuestra memoria por siempre. Lo único que nos queda por ahora es
disfrutar de los beneficios a los que solamente tienen acceso los fans de las
series que entran a su año final, a los cuales me refiriera más arriba.
Compraremos ediciones especiales de revistas, escucharemos entrevistas emotivas
y reiremos con las ocurrencias de David y Emily, hasta que tengamos que
regresar al Jeffersonian y
despedirnos de él. En ese momento, será
tiempo de que bailemos todos juntos nuestro último vals, el del adiós.
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