La tercera temporada de Person of Interest terminó el viernes pasado en Calle 13, el canal de pago que la emite en España. Y lo ha hecho como todo buen episodio final de temporada debe hacer, cerrando tramas y abriendo, con un desasosegante cambio de juego, nuevas perspectivas para la cuarta temporada. ¿Lo más impactante? que al final del episodio, no inocentemente titulado, Deus ex Machina, asistimos a un descubrimiento: El fin de la incertidumbre, uno de los principios que rige el destino de los seres humanos.
“Nos
encanta predecir el futuro y obviamente y con suerte el futuro será un poco menos
distópico que lo que hemos presentado en el episodio final pero tenemos claro
que esto es hacia donde el mundo va, con una multitud de Inteligencia
Artificial esencialmente batallando entre sí.”
Dijo Jonathan Nolan en una
entrevista post final de temporada concedida a Zap2it
Cuando hace tres años Nolan y J.J Abrams crearon Person
of Interest casi todos los procedimentales habían utilizado en un momento u
otro, ya fuera para prevenir el crimen o como simple amenaza, la existencia de
un sistema de vigilancia controlador de la vida cotidiana; casi todos en algún
momento nos habían dejado ver la tutela a la que somete el gobierno de los
Estados Unidos, en realidad cualquier gobierno del primer mundo, a sus
ciudadanos con la excusa de protegernos; los atentados del 11 de Septiembre
contra las Torres Gemelas en Nueva York como coartada.
También la polémica Libertad o Seguridad se reflejaba en las series de televisión,
atentas, como no, al devenir consuetudinario de los eventos en la rua, que
diría Juan Mairena; cada una según
su idiosincrasia: The Good Wife y el
control del teléfono de Alicia Florrick por la NSA (Agencia Nacional de
Seguridad), subtrama de las últimas temporadas que ha acabado en la quinta como
procedía en una serie tan seria. Los hackers de la NSA encargados de la
vigilancia de la línea resultan ser unas vecindonas de corrala, acabar con
ellos tan sencillo como hacerles protagonistas de su vigilancia. Hasta Bones tuvo a su hacker informático,
Pelant, que en todo momento controlaba, valiéndose de cualquier dispositivo
electrónico que emitiera, televisión, teléfonos, despertadores, cámaras de
tráfico la vida de los protagonistas de la serie; tratándose de Bones resultó como debía resultar, un
mal chiste.
Desde el principio Person of Interest se ocupa de la polémica. Su premisa, existe una máquina que vigila a los ciudadanos de
la ciudad de Nueva York y es capaz de
predecir, estableciendo patrones de intenciones y actividades, quienes son una amenaza relevante para la seguridad
nacional. En su momento, septiembre de 2011, esa posibilidad parecía no sólo ciencia ficción sino fantasía paranoica.
El sistema perfecto de vigilancia no podía existir, las cámaras o no
funcionaban por falta de alimentación o cuando lo hacían el ángulo no era el
adecuado y no facilitaba información suficiente.
Hasta que en junio de 2013, casi dos años
después de estrenada la serie, Edward Snowden filtró a diversos
periódicos la existencia del sistema
PRISM del que el gobierno americano se servía para vigilar a fondo y
masivamente las comunicaciones, correos electrónicos, videos, chat de voz,
fotos direcciones IP, transferencias de archivos, perfiles de redes sociales no
sólo de ciudadanos americanos sino de
gobiernos extranjeros, no se supo hasta qué punto Person of Interest podía ser una serie “realista”.
Claro que después de leídas las
declaraciones hechas por Snowden a
la cadena de televisión NBC en las que habla de la capacidad de los servicios
de inteligencia de establecer patrones de comportamiento solamente analizando
el uso del teclado del ordenador cabría preguntarse si Person of Interest no es en realidad un “docudrama”
Y qué bien envuelto nos lo presentaron.
Aquellas primeras imágenes, idílicas, del piloto. En una habitación luminosa,
dorada, mientras una pareja se besa apasionadamente la voz en off diciendo “Cuando
encuentras a esa persona que te conecta al mundo te transformas en una persona
diferente, en alguien mejor”, para luego cambiando el tono rematar la
excusa “pero cuando te arrebatan a esa persona ¿en qué te conviertes?”.
En la respuesta estaba la trampa: nadie
quiere que le arrebaten a la persona que te conecta al mundo; y en el corolario
que le sigue ¿Hasta dónde estás dispuesto a llegar para impedirlo?
Del protagonista de las imágenes John Reese (Jim Caviezel) ya sabemos
hasta donde ha sido capaz de llegar, lo que no podíamos imaginar era hasta
dónde llegaría su jefe, Harold Finch
(Michael Emerson) ese millonario bien intencionado (líbrenos el Señor de todos ellos) que creó para el gobierno “la maquina”, el sistema perfecto de
vigilancia capaz de pensar por sí mismo y establecer patrones de
comportamiento, para prevenir el terrorismo sin pensar ni prever el impacto que
tendría en el menoscabo de los derechos de los ciudadanos. Esos:
“Diez mil ojos que todo lo ven y diez millones de oídos que todo lo escuchan. Eso es La Máquina: algo que está en todas partes y en ninguna”
En apariencia Person of Interest es un procedimental autoconclusivo. El señor Finch y John Reese, el hombre del traje, dos héroes perjudicados en busca de redención con una
única y bien intencionada misión. Impedir que los seres irrelevantes, aquellos
que por no estar afectados por una acción terrorista el gobierno dejaba a su
destino, muriesen.
Durante la primera temporada las tramas autoconclusivas
se sucedieron semanalmente. Investigar y salvar. Y de vez en cuando aparecían flashbacks sobre el funcionamiento de la
máquina, sobre su creación, sobre el enfrentamiento con la NSA. Aunque las
más impactantes fueron las dedicadas a la persecución por el FBI y la CIA de Reese; sus “ayudantes” la eficiente detective Carter (Taraji P. Henson)
y el corrupto y arrepentido Fusco (Kevin
Chapman) humanizaban la historia. Los
dos últimos episodios dedicados a la
lucha por el control de la “maquina” con
la aparición estelar de Root (Amy Acker), la psicópata
hacker-asesina.
En la segunda temporada la historia de “la maquina” se complicó, aún siguieron
las historias autoconclusivas, la lucha
contra la mafia y la corrupción en la policía de Nueva York, pero cada vez más
a menudo semana a semana aparecían nuevas tramas en las que la víctima o el
culpable estaba directamente relacionada con la propia “maquina”. La aparición del misterioso mister Greer (John Nolan) y su compañía Decima Technologies, la
intervención de los agentes encubiertos del gobierno, el virus, la máquina
independizándose de su creador, protegiéndose a sí misma, literalmente desapareciendo.
Y el cliffhanger final mostrando que la idea de salvar a los números
irrelevantes no partió de Finch sino
de su socio Nathan Ingran asesinado
en un atentado por agentes del gobierno.
Hasta que en esta tercera temporada la
conspiración ha dado el gran salto, y el
protagonismo de la máquina, aunque convenientemente disfrazado, ha resultado
absoluto. La primera mitad centrada en la lucha de la detective Carter con los corruptos policías de HR, su emocionante
final con la muerte de la detective y el beso impredecible con Reese (según confiesa Nolan en la entrevista ni siquiera
figuraba en el guion).
Pero a partir del episodio 3.11 Letheo y la aparición de Samaritano, el
incipiente programa de vigilancia creado para sustituir a “la maquina”, todo ha ido en crescendo, Person of Interest se serializa, los números que la máquina va desgranando ya no son tan
irrelevantes, sino relevantes para su supervivencia, sólo que Finch, Reese, Root y la ex agente Shaw fracasan
una y otra vez, salvan a la víctima pero no detienen la conspiración obligándola
a tomar una decisión que llevará a Finch
a rechazarla.
Y por fin en los dos últimos episodios “A House Divided” y “Deus ex Machina” cuando Person of Interest muestra su verdadero
rostro. Lo que nos habían estado contando era la lucha de la tiranía por
alcanzar el poder. Es el gran enfrentamiento. Todos los protagonistas en un
mismo lugar, los manipuladores y los manipulados, los inocentes y los culpables.
El gobierno, Control, los “indignados” de Vigilancia, Finch y sus buenas intenciones. Todos utilizados por Greer y su Corporación, ante el único fin que de verdad importa, que
no es su propio beneficio sino, y ese es el gran cliffhanger, el fin de la incertidumbre, la
seguridad por la tiranía, pero no de los hombres, siempre falibles, no de Greer
sino de Samaritano. La máquina, la Inteligencia
Artificial el nuevo dios omnipotente.
Y de los buenos ¿qué? Finch, Reese, Root y la ex agente Shaw a la desbandada,
invisibles, gracias a las manipulaciones de la hacker, para Samaritano. Encargados en la próxima
temporada de iniciar la resistencia contra la tiranía.
Nolan dice
en la citada entrevista que cree que en la serie
están cinco años por delante de la nueva Inteligencia Artificial ¿Lo están
realmente? Claro que también añade que es Google,
precisamente Google quien dedica
ahora mismo más recursos a la investigación de la Inteligencia Artificial.
¿Acaso cuando escribimos la inicial de una letra en el buscador no termina la
palabra? Así que la pregunta final no puede ser otra ¿Es Person of Interest ciencia ficción o el nuevo libro de Los
Profetas?
Por cierto que recientemente el Congreso de los Estados Unidos
aprobó el proyecto de Ley “USA Freedom” de reforma de los programas de
vigilancia electrónica de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) que impide la
recolección integral de datos electrónicos del conjunto de la población pero…
no impide, según los operadores, la vigilancia masiva de un grupo de
personas, de millones de personas llegado el caso.