Aunque hay muchos fans a quienes The Next in the Last (10.22) no les gustó, no me encuentro entre ellos. Sobre todo por una escena que a muchos les supo a poco y a mí me pareció intensa, hermosa, sobria, una escena en la que entre Booth y Brennan se dijo todo lo que se debía decir para poner punto y final o punto y seguido a diez años de lucha, diez años inmersos en el dolor, la violencia y la muerte.
Al principio del episodio Brennan le había dicho a Booth que debían cambiar de vida y Booth se mostró reacio. “Es nuestro trabajo, es lo que hacemos”,
le respondío asombrado de qué pudiera pensar en dejarlo.
Sin embargo, a la noche, cuando regresa a su casa tras un catártico, por purificador y transcendental, paseo, emocionado le dice “Este
es mi último caso”.
Seguro que para decidirse a dar ese gran paso en el ánimo de Booth no sólo pesaron los remordimientos por sus malas decisiones previas, sino también el cansancio por su agotadora e inútil lucha contra el mal. Atrapado un asesino, otro estaba al acecho, o incluso como en el caso de Pelant a pesar de haberlo matado reaparecía y reaparecería si no en persona, al menos mediante vicarios.
Seguro que para decidirse a dar ese gran paso en el ánimo de Booth no sólo pesaron los remordimientos por sus malas decisiones previas, sino también el cansancio por su agotadora e inútil lucha contra el mal. Atrapado un asesino, otro estaba al acecho, o incluso como en el caso de Pelant a pesar de haberlo matado reaparecía y reaparecería si no en persona, al menos mediante vicarios.
Y entonces Brennan,
esperanzada, dichosa, le cuenta lo que podría ser esa nueva vida en la que podrían ser
felices
— Podrías
coger el trabajo en la Agencia de Seguridad Nacional y yo podría
encargarme del departamento de Fulton, me darían fondos ilimitados.
Sin
embargo Booth cansado, muy cansado de sufrir le responde:
— O
podríamos tener el bebé, vivir nuestra vida y ser felices.
¿Cómo sería esa vida en la que
dos seres tan diferentes en educación, carácter y experiencia podrían vivir juntos y
ser felices? ¿A qué podrían dedicarse? Brennan a la antropología, claro está,
pero y Booth ¿a qué podría dedicarse Booth que no fuese a atrapar asesinos? ¿Os
lo imagináis de jefe de seguridad de alguna empresa? ¿De guardaespaldas? ¿A qué
otra cosa se podría dedicar Booth?
A enseñar. Sí, en los seis meses
que han transcurrido desde que dijeron adiós al Jeffersonian no han cambiado de
ciudad, no han abandonado su hogar, según las declaraciones de Michael Peterson
a EW, Brennan se ha dedicado a múltiples proyectos, no ha tenido problemas para
llenar su tiempo, ha tenido un niño, ha escrito libros, ha estado ocupadísima. Pero ¿y
Booth? Booth se ha dedicado a enseñar lo que mejor sabe hacer. Booth es
profesor en Quantico, la academia del FBI donde se preparan los nuevos agentes
y se imparten cursos al resto de las policías del país.
Por tanto que el FBI mande a una
agente a investigar su desaparición no es nada extraño, después de todo se
trata de “Uno de los nuestros”. Lo encontrarán,
seguro.
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