Si algo ha marcado al personaje de Max Keenan han sido precisamente las dos cosas con las que Brennan comienza su panegírico en su
entierro: fue un criminal que hizo cosas
terribles y sobre todo la abandonó a ella, a su hija.
— Eres un asesino,
quemas a personas
—le dijo a la cara cuando se lo encuentró al principio del episodio The Murder in the Concrete (2.19) en el cementerio junto a la tumba de su madre.
— Te quiero —le respondió Max.
Y lo cierto es que a mí
como a ella, después de 15 años de abandono nos cuesta creerle.
— Sólo quiero que hagas
algo por mí, repasa mi ficha policial —le pide después de colarse en su
casa.
Booth lo hace y le asegura a
Brennan que nunca acabó con la vida
de nadie que no se lo mereciera. Pero Brennan
aún era la hija abandonada y por la herida supuraban sus palabras.
—Es un psicópata
— Puede ser, pero
apuntaba en buena dirección. En el antiguo oeste se le consideraría un héroe —le explicó
Booth
— Tu padre nunca ha
matado a ningún ciudadano decente ni a ningún poli honrado —le respondió Brennan que aún no conocía la
naturaleza maltratadora del padre de Booth,
para luego preguntarle — ¿Aún crees que la sociedad debe
perdonarle?
— Digo que si tengo la
oportunidad de detenerle lo haré, pero sabes quién debería perdonarle? Su hija.
Perdón. Una hermosa palabra y una
dura lucha su concesión, sobre todo porque no hay peores heridas, heridas que
duelan más que las que te causan aquellos en quienes confías, aquellos que deben protegerte. Brennan nunca ha olvidado el dolor que Max
Keenan le causó cuando
más le necesitaba, cuando aún era una niña con los sentimientos a flor de piel en
busca de su lugar en el mundo. Brennan simplemente ha aprendido a vivir con ese dolor, forma
parte de lo que ella es, como le explicó a Aubrey en The Money Maker on the Merry-go-round (10.07).
Ahora en el adiós sabemos que por fin Max
Keenan ha ganado la batalla más dura que ha librado en su vida, la que ha
librado en los últimos diez años, desde que volvió a la vida de Brennan. Max Keenan finalmente ha obtenido el perdón y ha recuperado el amor de su hija. Por fin las heridas
del pasado se han cerrado. ¿A qué precio? Al de abrir heridas nuevas.
Porque es Brennan quien —cuando
en el episodio descubren que los asesinos ya saben que es a Booth a quien buscan y Caroline decide que se vayan a una casa
de seguridad, al menos los niños—, la que, cuando Max le pide que le deje ayudar, le dice que tiene que ayudar a Booth y no puede hacerlo hasta saber que sus hijos están a salvo,
que para ella no es suficiente que los
proteja un agente del FBI sino que le
quiere a él allí en la casa de seguridad, la que sella su destino.
— Papá, nunca te he necesitado tanto
como ahora te necesito. Por favor, haz esto por mí.
— Por supuesto —le responde Max.
Mucha gente se pregunta
el sentido de su muerte. Yo la entiendo como la redención final del hombre equivocado que fue Max Keennan, también conocido como Mathew Brennan, también conocido como abuelito
por Christine y Hank Booth. Porque
Max
no fue sólo un ladrón
de guante blanco o un divertido estafador o un tonto bailarín de salsa, sino un hombre que hizo de su voluntad la ley,
que llevó su venganza hasta el último extremo despreciando toda autoridad y Justicia.
Decía Aristóteles, con perdón, que el héroe
en la tragedia es un hombre bueno quien a través de su peripecia pasa de la dicha a la desdicha, de la ignorancia
al conocimiento por un error. No era el caso de Max Keenan, por lo que nos han contado su peripecia no surge de un
error que le lleva a obrar mal, era su forma de ser, de la que en realidad nunca
renegó.
— Papá no mates a nadie por mí, regálame
un suéter como hacen el resto de los padres —le pide Brennan después de que tratara de matar
a la sepulturera en The Boy with the answer
(5.21).
En su código, el único
que respetaba, estaba la defensa de su
familia. Y haciendo honor a ese código a muerto. Matando a uno de los hombres que iban a quitar la vida a sus nietos,
después de haberlos puesto a salvo, de protegerles no sólo de la muerte
sino de saber si quiera lo que estaba pasando.
En ese sentido considero
la suya una buena muerte, una muerte
aleccionadora que ha convertido
finalmente al hombre amoral, ladrón
de bancos, padre irresponsable, asesino vengador en el héroe trágico que nunca fue, el que finalmente merece las lágrimas de su hija
en el adiós. Ella perdonó su ofensa y vivió su amor.
Fox ha publicado el vídeo titulado "Goodby, Max", en el que se muestran escenas de su entierro que veremos en el próximo episodio. Gracias a @lisandroSP_99 lo podemos ver subtitulado en español. Os aviso. Sacad los pañuelos.
Y aquí el original por si queréis hacer capturas de pantalla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario