Bien, The Ghost Killer
está muerta, desde que Booth acabara con Pelant en The Sense in the
Sacrifice (9x04), su sombra ha planeado sobre Brennan. En el
episodio The Ghost in the Killer (9x12) nos la presentaron y sin embargo
su existencia siguió siendo cuestión de. Sólo Brennan creía en ella y Booth
porque creía en Brennan. No había forma de encontrar las pruebas, el hilo
que unía los muertos que Pelant señalara como sus víctimas, ahora ya sabemos
por qué, el poder del dinero y la corrupción que todo lo tapan.
La terrible asesina al final
resultó ser una pobre niña rica, una víctima más del maltrato de un
hombre que le debía consuelo y protección. Una niña que sólo quería conseguir
la atención de su papá. Y es cierto que las claves para descubrirla, las falsas
y las verdaderas, estaban en The Ghost in the Killer, unas las dio el doctor Hodgins, otras ella misma, que no las supiésemos ver
fue uno de los grandes aciertos de aquel episodio que firmara Nkechi Okoro Carroll.
Y si The Ghost in the Killer fue uno de los mejores episodios de
la temporada de Bones, igual de bueno e incluso mejor ha
resultado The Nail in the Coffin, cuyo guion firma Dean Lopata (uno de los más guinistas más veterano la
serie). Un episodio en el que el suspense se sostiene hasta el final, en el que
las pistas se van descubriendo poco a poco conforme se avanza en el examen de
la víctima y la investigación sobre las finanzas de su familia. No hay
sospechosos trampa, sólo una y bien urdida que al final resultó ser la
beneficiaria del inventario de vergüenzas y millones de la familia.
A los entusiastas de
las acampadas no les recomiendo que vean el principio del episodio, se les
quitarán las ganas de a la noche, alrededor de la hoguera, contar historias de
fantasmas. Nunca se puede estar seguro de que clase de fruta madura se
desprenderá de los árboles. Tal vez resulten ser los restos medio descompuestos
de una asesina o su calavera, que sólo un niño lo encuentre divertido da idea
de hasta qué punto las criaturas son unos pervertidos (es broma).
De lo exámenes preliminares
de los restos, Cam y el doctor Clark
deducen que el caso podría estar relacionado con los asesinatos de The Ghost Killer, al cadáver le falta
una uña y los dedos están fracturados como las anteriores víctimas, pero Cam no quiere a Brennan en el caso,
podía precipitarse en sus conclusiones y le pide a Booth que no la lleve a la escena del crimen. Booth no está de acuerdo ni por supuesto Brennan que desoyendo las órdenes
se presenta por su cuenta.
Sus descubrimientos en
la escena del crimen sean los mismos que los del doctor Clark y sí la doctora concluye que la muerta es una de las
víctimas de la asesina fantasma. Con una diferencia, a esta no le falta sólo
una uña, sino todas y que disimulaba la falta con otras postizas pero muy
especiales, eran uñas humanas. En el laboratorio Brennan establece la identidad de la víctima con el examen de su mandíbula,
tiene marcadores genéticos de prognatismo similares a los que tenía Trent McNamara,
el amigo de Hodgins que en el
anterior episodio apareció muerto y al que la
doctora Saroyan, en contra de la opinión de Brennan, señaló como culpable y suicida. De los errores humanos de
los buenos viven los malvados. La muerta es Stephanie McNamara, su hermana.
Mientras Stark, el
subdirector del FBI, les pide a Booth,
Sweets y Caroline Julian una pronta resolución del caso, los McNamara son
una de las más poderosas familias de Washington, quiere una condena, su
promoción está en juego. Pero a Booth
la promoción no le importa, él quiere resolver el crimen y piensa que uno de
los móviles más poderosos tiene que ser la fabulosa fortuna de la familia, sus
negocios y la corrupción que conlleva.
Como Hodgins
ha encontrado en las uñas y en los dedos de la víctima una sustancia extraída
de las leguminosas que se utiliza como anestésico casero, Booth, mientras se dirige con Brennan
a la mansión de los McNamara, para hablar con la jardinera, última persona de
la casa que vio a Stephanie con vida, le da por sospechar que ella podía haber
sido la asesina. Pero sobre todo discuten el informe que sobre las capacidades de Booth le ha pedido el FBI a la doctora
Brennan. Ella le considera altamente capacitado y considera que lo que Booth llama su instinto es en realidad una gran capacidad de observación. Que
a uno la mujer de la que esté enamorado lo admire debe producir una gran
sensación de orgullo y Booth está muy
pero que muy feliz con la evaluación de Brennan.
La jardinera no sabe
nada del crimen ni siquiera que Stephanie hubiera desaparecido, ella sólo es un
miembro más del servicio. Los lleva al último lugar dónde la vio: las
caballerizas. Y allí, en la puerta de uno de los cuchitriles la doctora Brennan encuentra las que al final
resultarían ser las pruebas decisivas, rastros
de arañazos antiguos y una uña. Booth
descubre en el suelo huellas de que Stephanie fue secuestrada allí mismo. Todo
apunta a que de niña Stephanie fue sometida a abusos por parte de su padre, a
que precisamente en ese lugar la castigaba.
Booth quiere encontrar al beneficiario de la
muerte de Stephanie, para él está claro que la clave está en las finanzas de la
familia (ese poderoso instinto). Con Caroline se va a la agencia federal
encargada de la vigilancia y control de las transacciones financieras. Quieren
los archivos de la investigación que sobre el conglomerado de las empresas han
estado realizando, por supuesto la directora se niega, es información
confidencial. Las cosas cambian cuando Booth
la amenaza con una acusación de obstrucción a la justicia. Por supuesto
consiguen los archivos que van a parar a Angela, miles y miles de documentos
que investigar.
En el laboratorio
entre Clark y la doctora Brennan se
produce uno de esos momentos especiales que en los últimos episodios en los que
el doctor ha intervenido se han producido entre ellos. Clark ha encontrado que
las uñas de Stephanie fueron arrancadas hacía más de quince años, que
posiblemente las perdiera intentando escapar del cuchitril donde debía estar
encerrada y añade que va a hacer todo lo posible para descubrir al asesino
fantasma, que la doctora no necesitaba a Pelant.
Cuando Booth en la sala de interrogatorios
acusa a la jardinera de ser la asesina, Brennan
reconoce en ella la herencia de la familia, su mandíbula presenta un
prognatismo similar al de Trent y Stephanie McNamara, a resultas de lo que las
pruebas de ADN digan, ella es medio hermana de ambos, ella heredará la fortuna, ella es la culpable. La pobre mujer no
sabe nada, ella creció en la casa, jugó de niña con ella, si la mansión se
vende ella tiene una pensión asegurada ¿por qué iba a matarla? Ella es
inocente.
El caso comienza a
aclararse cuando Cam descubre con muestras de ADN que todas las uñas
encontradas en la escena del crimen menos una corresponden con las de las
anteriores víctimas de la asesina fantasma, ¿quién sino la propia Ghost Killer podría tener las uñas en su poder?
Que Stephanie McNamara es The Ghost Killer lo prueba Angela al examinar los archivos de las empresas, estaba en las
fechas en que cada una de las víctimas fue asesinada en las ciudades donde
murieron.
Pero si Stephanie
McNamara era la asesina fantasma ¿quién
la asesinó a ella? ¿y por qué? La clave está en la uña no identificada. Cam descubre que pertenecía a una chica
Maya Zinkow asesinada hacía quince años,
Hodgins recuerda el caso, era una
amiga de Stephanie y se culpó del asesinato a Kessler uno de los profesores de
su escuela, el hombre ha estado cumpliendo condena hasta hacia justo seis
meses. Cuando exhuman el cadáver descubren que fue asesinada de igual manera
que lo ha sido Stephanie, con múltiples cuchilladas y que el informe de la
autopsia no refleja lo realmente sucedido y, además, que Maya había sido
violada aunque de eso Kessler no fue acusado. Una prueba improbable del semen hallado
en el cadáver determina que el violador fue Giles McNamara, el patriarca de la
familia
En el apartamento de Kessler, un
lugar no muy habitable, un lugar donde rumiar la venganza. Booth y Sweets descubren
que Kessler durante los años que ha estado en la cárcel ha reunido una gran
información sobre la familia McNamara; entre los archivos encuentran las fotos
de la escena del crimen de Maya, fotos que alguien, en este caso en el FBI se
encargó de encubrir, ya se sabe cuan poderoso es don dinero. Booth está indignado. Además de planos de la mansión de los McNamara
encuentran los de otra casa que resulta
ser la de un congresista, precisamente fue el juez encargado del caso.
Las piezas comienzan a encajar.
Giles McNamara violó a Maya, Stephanie lo vio y sufrió un brote psicótico
porque lo que ella quería era la atención de su padre. Giles utilizó todo su
dinero, poder e influencia para comprar la impunidad suya y de su hija. Al
subdirector del FBI no le hace ninguna gracia que ahora salga a relucir que
durante quince años el FBI ha estado encubriendo los asesinatos de una familia
poderosa. Quiere que todo se aclare y hace responsable de ello, una vez más a Booth.
Cuando Booth y Brennan llegan a la casa del congresista se lo encuentran colgado
del techo, en su cuerpo las mismas heridas que en el cuerpo de Stephanie, parece obvio que Kessler está
consumando su venganza. Pero hasta que no consiguen identificar el arma con la
que ambos fueron asesinados y unos componentes químicos que había en las
heridas no descubren dónde puede encontrarse Kessler. El arma resulta ser un
cuchillo para el tabaco y las sustancias las que contenían antiguamente los
cigarrillos.
Y en una vieja fábrica de tabacos
lo encuentran Booth y Brennan, está
a de colgarse del techo. Booth le
pide que no lo haga, que les ayude a encontrar al encubridor de los crímenes, Kessler
cree que no conseguirán nada, "la justicia no es para gente como ellos", que acabarán con él. Booth le promete que vivirá, aún así el hombre se lanza al vació.
Y Booth de un disparo certero rompe
el nudo rompe la cuerda. Vivirá.
Así ha sido y así nos ha contado
Dean Lopata como la doctora Brennan y el equipo del
Jeffersonian han ganado el desafío de Pelant, cómo han descubierto a The
Ghost Killer. Las alas de su maldad la atraparon y la venganza de los
inocentes volvió contra ella sus propias armas. Pero…pero… el caso no se ha
acabado, el suspense continúa porque lo terrible de The Ghost Killer no
estaba en sí misma, ni en los asesinatos que cometía, sino en sus
encubridores y los beneficios que obtenían.
Me temo que por mucho que Booth
se esfuerce, en el nido de serpientes que el poder y los hombres que se sirven
de él se mueven, no caben luz ni taquígrafos, su ámbito está entre las sombras,
entre los paneles de madera de los grandes despachos y en los bunkers del FBI. Que
Booth y Brennan hayan puesto al descubierto la corrupción de la que se
alimentan es una insolencia que terminarán pagando.
Y me temo que aunque Booth
esté a punto de conseguir su promoción, que aunque no sea impedimento para
ello que la doctora Brennan testifique ante el subcomité del Congreso
que no mete los calcetines usados en el cesto de la ropa sucia, la sombra del
mal también terminará cayendo sobre ellos, que la cerveza con la que brindan, aunque
sea de Missouri, no sirva a la buena suerte.
Sin
embargo no habrá que olvidar que:
"No importa lo que nos pase —dice Booth—, seguiremos siendo un equipo”“Bueno—responde Brennan—, eso es básicamente la definición de un buen matrimonio”
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