EL HOMBRE EN LA AUTOPISTA (1.14)
— ¿Cómo esta
Jessie?— Le pregunta Booth a Brennan cuando se sienta a su lado en la barra.
— Eso es
demasiado poético para ti— dice Booth.
— Uhh… no quería decir eso —rectifica Brennan y luego añade —Quiero pedirte un favor —dice Brennan alzando el rostro y apretando los labios.
— Uhh… no quería decir eso —rectifica Brennan y luego añade —Quiero pedirte un favor —dice Brennan alzando el rostro y apretando los labios.
— ¡Dios otro
favor! —ironiza Booth.
— Te importaría echarle
un vistazo a esto — y Brennan le da una carpeta.
— ¿Es de tus
padres?
— Sí.
— Sí.
— Vale.
— Tú lo harías
por mí.
— Será un honor, Temperance.
— Doctora Brennan—dice Zack llegando hasta ellos— Ángela quiere saber si le pedimos algo.
— Doctora Brennan—dice Zack llegando hasta ellos— Ángela quiere saber si le pedimos algo.
— Hemos pillado
a otro —compadrea Zack dirigiéndose a Booth—Todos para uno y uno para todos—
pero Booth lo ignora.
— Vuelves a
ignorar a Zack. —advierte Brennan.
— Si, si lo
entiendo y es un detalle.
— ¿Tengo un
equipo?, caray, tengo un equipo — Dice Brennan, levantándose y yéndose.
Cuando Booth se queda sólo abre el expediente y mira una foto de los padres de Brennan. Mientras contempla una de Brennan niña, sonríe.
Cuando Booth se queda sólo abre el expediente y mira una foto de los padres de Brennan. Mientras contempla una de Brennan niña, sonríe.
EL HOMBRE
DE LA MORGE (1.19)
Brennan que está en Nueva
Orleans ayudando a identificar cadáveres desenterrados por el huracán Katrina es atacada y amnésica es
acusada de asesinato.
—Me vi metida en
batalla entre dos sectas religiosa Benoit
(el asesino) uso al Katrina como
tapadera para capturar el alma de un sacerdote vudú.
—Y mato a su propia hija —apostilla Angela.
—Y mato a su propia hija —apostilla Angela.
—Lo cierto es que no
existen ni los conjuros ni la magia —racionaliza Zack.
—Pero de qué estás
hablando ha hecho un conjuro para que ella— dice Hodgins señalando a Brennan—
olvidara todo.
—No fue el conjuro lo
que me hizo olvidar. Fue la droga, Rohinol.
— En la analítica no
hay ni rastro —apostilla Booth. Y cuando Brennan relaciona unas cuantas drogas él insiste—
Ni rastro.
— Cielo hasta yo
creo que eres demasiado fría para eso
—dice Angela.
— Hubo muchos retrasos al hacerme la analítica. Eso, añadido a la adrenalina de mi fuga hizo que eliminara la droga —explica Brennan.
— Hubo muchos retrasos al hacerme la analítica. Eso, añadido a la adrenalina de mi fuga hizo que eliminara la droga —explica Brennan.
— Te han hecho un vudú,
amiga mía—le advierte Hodgins
— SHSSSS —chistea Booth mientras le hace una cruz, "lagarto, lagarto".
Hodgins ante la mirada de Brennan rectifica—. No quise decir lo de amiga mía.
— SHSSSS —chistea Booth mientras le hace una cruz, "lagarto, lagarto".
Hodgins ante la mirada de Brennan rectifica—. No quise decir lo de amiga mía.
— Dejar lo del vudú va en serio —les pide Brennan ofendida.
— ¿Cree en el vudú? —le pregunta Zack— , porque conque crea un poquito es algo que le afectara toda la vida.
— ¿Cree en el vudú? —le pregunta Zack— , porque conque crea un poquito es algo que le afectara toda la vida.
— Yo no creo en vudú —dice
Brennan
—¿Ni siquiera un
poquito? —quiere saber Booth.
— Bien porque si
tienes dudas le pido a Benoit que te
mande una de esas cosas suyas desde la cárcel.
— Los objetos no
tienen ningún poder —sentencia Brennan—.
El futuro de persona no depende de una
foto ni de una cosa. Las cosas no tienen significados mágicos ni poderes.
Booth callado le muestra el pendiente que encontró en la casa de la
víctima.
— Pero no tiene poder
mágico sobre ti.
— Eso demuestra
algo —pregunta Angela.
— Si demuestra algo
—reconoce Brennan mirando el
pendiente.
EL
SOLDADO EN LA TUMBA (1.21)
La resolución de este caso pone el pasado de Booth patas arriba y necesita hablar
con Brennan. Al final en el
cementerio se sincera.
— Lo sé
— No, no lo sabes.
— No si es un
secreto. Así que tengo que ser sincero sobre mí mismo, porque tengo que contárselo
a alguien ¿sabes?
— Algún día lo harás,
Booth, lo harás, lo sabes.
Y el comienza su explicación.
— Me enviaron a Kosovo, había un serbio el general Raddick. Dirigía una unidad que entraba en los pueblos y destruía mujeres, niños,
todo. Mataba a todos porque quería hacer una limpieza étnica en su país. Lo había
hecho dos veces, teníamos datos, pruebas, 232 personas eliminadas. Yo era el
francotirador que debía detenerle. Él iba a salir en un par de horas. Era el
cumpleaños de su hijo…, era un niño… no sé de 6 o 7 años. Todavía oigo la música
de la fiesta. Tengo la canción metida en la cabeza. Nadie supo de donde vino el
disparo. Pero sabían por qué era. Dijeron que eso salvo a más de 100 personas. Pero
ese niño que no sabía quién era su padre, que le quería le vio morir, caer al
suelo justo delante de él. Ese niño
cubierto con la sangre de su padre me cambio para siempre. Nunca, nunca es solo la persona que muere,
Huesos, nunca, nunca todos morimos un poco, Huesos, con cada tiro todos morimos
un poco.
Se cierra la escena con la mano de él acariciando la de
ella.