Stephen Nathan, el productor ejecutivo de Bones, preguntaba en twitter antes de la emisión del episodio The Mystery in the Meat: "Like food? You might be a little pickier after tonight's". Por primera vez y sin que sirva de precedente, voy a darle la razón, estoy segura de que nada más terminar el episodio más de uno ha corrido a la despensa y ha abierto con recelo las latas de albóndigas o de estofado de ternera, seguro que a alguno le ha parecido ver, entre la grasa solidificada y los guisantes chillones, trazas de una uña, tal vez de una muela, ¿estaban allí? Dejémoslo en sugestión. Y es que Michael Peterson ha escrito un guion de servicio público, didáctico, divertido y como buen episodio de Bones, asqueroso. Un episodio con mucha “chicha” y un mensaje bien explícito: antes de meterte la cuchara en la boca busca los ojos y los dientes.
Comienza con una moraleja, el malo, en este caso un chico, un acosador que roba la comida a un friki en la cafetería de la escuela, recibe su merecido. Mientras la saborea orgulloso por comerse la comida del otro y ahorrarse el dinero algo rechina en su boca, un diente y no es suyo, intrigado revuelve el guiso... entre un mejunje irreconocible y grasiento aparece un ojo "Una persona", grita, "el guiso es una persona" y arma la marabunta en el resto de los platos aparecen más dientes, orejas; arcadas, gritos... Fundido a negro.
Primer plano de una cuchara cargada de un lustroso chili, es Booth quien se lo está comiendo, el mejor chili que ha comido, dice y ante el escepticismo de Brennan inicia una de esas conversaciones tan suyas, una de esas en las que él explica el sentido de las cosas y ella se lo chafa con su racionalista lógica, "Estamos casados, Bones, el sol brilla, el aire está más fresco, la comida sabe mejor que nunca" le dice y cuando la racionalista intenta explicarle el calentamiento global su flamante y dichoso marido la corta: "Bones, el amor lo cambia todo. ¿No te sientes distinta ahora que estás casada?" Al parecer no, sólo siente el peso del anillo, pero no es preocupante porque lo quiere. En esas suena el teléfono, alguien le dice a Booth dónde han aparecido unos restos humanos y de pronto el chili se vuelve asqueroso, la culpa no es del amor.
Y aunque el gobierno federal no subvencione el canibalismo resulta que con el guiso los estudiantes se han estado zampando a un hombre de unos cuarenta años. Brennan determina que estaba muerto antes de ser procesado como estofado de ternera. En la fábrica descubren que los restos sólo se encuentran en el lote que fue distribuido a la escuela, un mercado secundario junto a las prisiones y las residencias de ancianos, porque no cumplía con los estándares de calidad para los supermercados, eso se llama maximizar los beneficios empresariales, según el director de la fábrica no tiene importancia, los chicos no tienen el paladar desarrollado, para ellos el kétchup es verdura; lo cual, aunque injusto, es totalmente cierto.
La víctima resulta ser Howard Compton, un científico de la alimentación, quien mediante la investigación y la manipulación transformaba la comida en dólares, en millones de dólares. Tryoon Food lo habían contratado para encontrar la fórmula que consiguiera que la carne procesada supiera a carne. Hay como siempre diferentes sospechosos aunque todo se aclara cuando descubren que la víctima, concienciada del daño que estaba haciendo la industria alimentaria con las manipulaciones, iba a denunciarlas.
El culpable, por supuesto, el capitalista. El cínico al que sólo le importaba ganar dinero, pero cometió un error, enlatar los restos de Compton, encontrada la causa de la muerte y recreado el escenario, el equipo del Jeffersonian determina que la cabeza del asesino debió de quedar cubierto de sangre, por mucho que se lavase el pelo quedarían rastros. Brennan los encuentra. Pillado. Caso resuelto.
Ha sido mucho más complicado de cómo lo cuento, pero sobre todo más divertido. En el laboratorio por primera vez dos internos el doctor Oliver Wells y Daisy, raro que se llevaran bien. El uno se pregunta si ella había pasado los test de enfermedades mentales y ella lo encuentra a él totalmente irritante. El hombre bueno entre los dos, el doctor Hodgins, a Daisy le asegura que odia a Wells, pero que está empezando a gustarle odiarlo, y, a Wells le pide que modere el comportamiento con Daisy, después de todo ella es uno de los nuestros y si tú quieres serlo tendrás que ser amable con ella. Oliver Wells que es muy inteligente capta la directa, y así mientras compiten entre ellos y la investigación avanza parece que entre los dos algo diferente está a punto de surgir, ¿os imagináis como sería la relación?
Como también avanza por el trabajo de Hodgins y Wells, cuando las chicas se van de fiesta y se quedan solos se dedican a investigar las fórmulas de las nuevas comidas que la víctima tenía en el ordenador, todas muy externamente apetecibles, todas rechazables, algunas no llevan ni un sólo ingrediente natural, hasta que encuentran el Hot bacon, está sabrosísimo, saborean y saborean las muestras con delectación, hasta que descubren su finalidad, es un lubricante sexual, ya se sabe el sexo y bacon cada uno por su lado son deliciosos, juntos son mágicos, aunque para ellos terminen siendo nauseabundos.
¿Veis que cara de tristeza tiene Angela? pues eso ha sido la trama más importante del episodio, los celos de la artista por la boda de Bones, cuando está con ella por haber dejado de importarle, cuando se reconcilia con Booth por no haberlo pillado antes. Salvaje que es el personaje. Todo comienza cuando sonsaca a Brennan sobre su vida de casada, cotilla, y ésta, inocente, le cuenta que está perpleja porque desde que se casaron para Booth todo es un milagro.
Angela no cree que Brennan no se sienta diferente y piensa que eso se debe a que (no os lo perdáis) la boda ocurrió demasiado rápido para ella (nueve años), que no se ha despedido convenientemente su soltería. Ella organizará su despedida de soltera, habrá alcohol, baile y ligoteo. Brennan no acepta, tiene que marcharse, Booth la espera. Él es ahora el primero, dice absurdamente Angela. No, la primera es Christine, después Booth y ante la respuesta a Angela se le pone la cara que veis en la foto.
El rechazo de Brennan a la fiesta es por solidaridad con su marido, si aún está enfadado con Angela, ella no quiere molestarle, y entonces surge de nuevo el hombre generoso y bueno; Booth le dice que debe celebrar la despedida de soltera y permitir que Angela la organice, ella no tiene por qué elegir entre los dos. Brennan acepta y las chicas abandonan el Jeffersonian en medio de una investigación para irse de fiesta. Menudo grupo de marchosas, Brennan, Angela, Cam, Daisy y Caroline. Destino un bar de música country a la salida de la ciudad. El baile, el alcohol y el ligoteo los objetivos.
Cuando el autobús se aleja, lo que vemos nos deja sin palabras, cinco chicas disfrazadas de vaqueras dispuestas a arrasar, sombreros, faldas de volantes y botas a juego. Pero resulta todo un poco más peligroso, se han metido en la boca del lobo, el bar country es ahora un bar de moteros. Caroline cree reconocer a alguno, seguro que lo metió en la cárcel. Pero quién dijo miedo, la primera Brennan, después Daisy, dispuesta a comerse al motero más grande que pueda o a dejarse a comer por él siempre que haya una palabra para pararle cuando convenga.
Y el alcohol comienza a correr, chupitos, bourbon, tequila, sambucas llameantes. Y tras el alcohol, la desinhibición, Brennan se lanza a la pista a bailar. El baile es uno de los rituales de apareamiento, los hombres responden a los movimientos pélvicos y del pelo que sugieren sexo y ni corta ni perezosa lo demuestra delante de un tío grande y feo. Angela intenta detenerla, recordándole que está casada, pero no es verdad, le responde lógica, si es su despedida de soltera es porque aún está soltera. La cosa se complica cuando aparece la novia del tipo, Brennan se reconoce exquisita, el hombre es feo, la novia ofendida la llama arpía y a cambio recibe un zurdazo que la tumba en el suelo. Cuando se levanta, la pelea se generaliza, los más efectivos el bolso de Caroline y la frente inglesa de Brennan; para que os hagáis una idea echad un vistazo al gif.
¿El resultado? Que Booth tiene que pedir un montón de favores para evitar que las detengan. La escena de una Brennan borracha llegando a casa, sin poder sostenerse no deja de tener su gracia, sobre todo cuando reconoce que le ha dicho a Angela que Booth es la mejor persona del mundo y aunque no lo puede demostrar empíricamente le importa una mierda.
Y al final, Angela pide perdón a Booth por malmeter a Brennan cuando él rechazó la proposición de matrimonio. Booth lo entiende, para Angela, su amiga era lo primero y entonces, Angela, feliz lo abraza, “echaba eso tanto de menos” (¿los abrazos de Booth?) y le confiesa que si no llega a ser porque era amiga de Brennan hubiera ido a por él. Nadie lo duda.
El crédito del gif corresponde a acadisamanwhokissesandtells
El episodio termina con Booth y Brennan caminando juntos y charlando de amistades y mejores amigos, todo el mundo necesita un mejor amigo, dice Booth. Brennan no quiere ser su mejor amiga, la amistad es una relación platónica sin carga sexual y ella no quiere eso. Booth por supuesto tampoco lo quiere, desde luego que no, ellos son otra cosa, están en otra dimensión. Él es un hombre romántico, aunque prefiere que se le reconozca como la mascota sexual de Bones, como su perrito... bueno no, mejor un león.
Lástima que un episodio tan divertido se emitiera en viernes y sólo lo vieran en directo 5,67 millones, 1,5 de share de entre 18 a 49 años, pero como diría Clinton, "No es Bones. Es la economía, estúpido"