Bien, el Bonescidio ya se ha perpetrado, lo que al final pase con Bones está en el aire, pero no es este
el momento ni el lugar de hablar de ello, sólo que pase lo que pase sigo siendo adicta a Bones y lo seguiré siendo hasta el final, cuestión de
cabezonería y orgullo, además que a estas alturas del partido
ya da igual las razones, lo interesante es ser testigos del final.
Hablemos del episodio The
Fury in the Jury, es un "homenaje" a “Doce hombres sin piedad”, el guión de Reginald Rose para la CBS, que Sidney Lumet llevó al cine en 1957 e interpretó magistralmente Henry Fonda. Se trata también de culpar
o exonerar a un hombre, en este caso Peter Kidman, acusado del asesinato de su mujer con sólo pruebas
circunstanciales. La necesidad de la doctora Brennan, miembro número tres del
jurado, de que la decisión sea acorde con las pruebas
presentadas por la acusación, lleva al jurado, después de una reñida deliberación en la que la doctora lleva la voz cantante, a exonerarle. Una decisión judicial intachable.
Pero todos sabemos que las decisiones judiciales intachables no están exentas de injusticia. Que las decisiones de jueces y jurados nada tienen que ver con esa señora ciega con una balanza en la mano llamada Justicia, ni en Estados Unidos ni en España.
El caso no es muy original,
futbolista famoso que mata a su mujer porque va a abandonarle, por supuesto que
se cita a O.J. Simpson. Un hombre que se cree por encima del bien y del mal, qué hasta la amenazó públicamente con matarla si alguna vez lo abandonaba, pero ¿quién no ha dicho alguna vez eso?, le defiende su abogado. "Yo no", responde
Brennan dándose por aludida con la pregunta.
El futbolista es culpable, sin ninguna duda. Qué más prueba que mirar su sonrisa sarcástica durante el juicio. Lo
lleva escrito en el rostro: LA MATÉ PORQUE ERA MÍA. Angela y Booth lo han leído, es más Booth lo odia "con toda su alma", aunque no sólo por el asesinato, sino porque "el fútbol (soccer) "es antiamericano"; Daisy, Cam y Hodgins, los científicos, tienen problemas de lectura, aunque el doctor
ante la mirada de su amada esposa cambia de inmediato de opinión, "culpable", en verdad es
sabio el doctor.
Y por supuesto todos los
miembros del jurado lo habían leído, estaban convencidos de su culpabilidad, ¿todos?,
no, a Brennan lo que dijera su rostro no le importaba; el jurado en su decisión sólo debía atenerse a las pruebas, el arma del crimen ha desaparecido y el amigo de Kidman que iba a testificar para la acusación no aparece. La duda razonable se impone, podía haber sido otro el asesino, y en ese caso procede absolverle. Y eso es lo que hacen, Brennan, tozuda, convence al resto
de miembros, y Kidman es declarado no culpable.
Mientras el jurado
está deliberando, unos pensando en sus series, en sus negocios, en sus hijos, en la muerte y Brennan
en la verdad demostrada, aparece por el Jeffersonian, un cadáver destrozado, nadie sabe quién es, al parecer quien dio la voz de alerta fue un
pescador que estaba moviendo droga. Booth y Sweets lo interrogan, Sweets le
acusa de matar a su socio con un bate de béisbol que han encontrado manchado de
sangre, por supuesto que él no ha matado a nadie, sólo a unos cuantos peces que
para eso era el bate.
Antes de que los del
Jeffersonian logren identificarle ya se sabe quién es, lo he dicho antes, por una vez y sin que sirva de precedente, las situaciones se ven venir en el episodio. El
cuerpo resulta ser el de Christopher Barnes, el testigo desaparecido, un antiguo compañero de Peter que vivía en la casa del
matrimonio desde que tuvo un accidente que le dejó maltrecho. Booth le dice a Brennan
que Kidman es el asesino de Barnes y ella, herida en su orgullo, por primera vez y sin pruebas lo acepta, juntos encontrarán las que lo demuestren.
¿Recordáis el episodio The Girl in Suite 2103, de la segunda temporada, en el que una Cam recién llegada al Jeffersonian interpreta las pruebas de manera diferente para culpar a alguien de un crimen y Brennan monta en cólera? Seguro que vosotros sí, los guionistas del episodio de hoy Sanford Golden y Karen Wyscarver, no, no trabajaban por entonces en Bones, Jonathan Collier, su jefe, tampoco.
¿Recordáis el episodio The Girl in Suite 2103, de la segunda temporada, en el que una Cam recién llegada al Jeffersonian interpreta las pruebas de manera diferente para culpar a alguien de un crimen y Brennan monta en cólera? Seguro que vosotros sí, los guionistas del episodio de hoy Sanford Golden y Karen Wyscarver, no, no trabajaban por entonces en Bones, Jonathan Collier, su jefe, tampoco.
¿Lo más duro del episodio? Ver el interrogatorio de Sweets a la hermana de Kidman cuando encuentran pruebas de que tuvo una cita con la víctima la noche en que fue asesinado. Booth de simple testigo, el doctor terminándole las frases. Duro. Y no precisamente porque presionara a la mujer acusándola de ser la asesina. Ella habría matado a Barnes porque iba a testificar contra su hermano. Luego no fue capaz y lo llamó, Kidman lo mató. La mujer se derrumba, no confiesa, pero llora y Booth la detiene.
Al final lo cazan. La coartada de Kidman se basaba en que la noche del asesinato no había salido de su casa, y ponía por testigos a los periodistas que la rodeaban y a sus cámaras, por supuesto allí está Angela que las piratea y Brennan que escudriña las imágenes hasta desmontarla. El guardaespaldas del jugador es la última persona que entra el día del asesinato de Barnes en la casa y a los siete minutos vuelve a salir, pero… ya no es el mismo, sus andares son diferentes. Es Kidman, tuvo la oportunidad de matarlo, pero además, el doctor Hodgins ha descubierto junto al cadáver una piedra semipreciosa, la que le falta a un broche que esa noche llevaba el guardaespaldas en su abrigo. Culpable.
Angela a pesar de su mucho
trabajo ha sacado tiempo para seguir investigando el robo de la identidad de
Cam, la pobrecita se encuentra en manos de un contable quien le administra el
sueldo, se lo entrega en metálico y en un sobre blanco. Angela descubre un patrón en
los gastos, compra muchos zapatos, de lo que se deduce que es una mujer. Al final, mirando las cámaras de seguridad de la tienda dónde hace una de las compras la encuentran, resulta ser la compañera de habitación en la universidad de Cam. Asunto resuelto. Por cierto, ¿no lo podían haber hecho en el mismo episodio en que se descubrió el robo de identidad? Dejémoslo.
En cuanto a la relación entre Booth y Brennan qué decir, que son un matrimonio que llevan una vida conyugal sana, que se echan de menos cuando están separados y cuando están juntos son felices, no hay más que verles las sonrisas. Eso es lo que querían los fans para la pareja ¿no? Me temo que no, que ver la química que genera el día a día de dos personas que se aman no es tan atractivo como la de la tensión sexual no resuelta. Que los guiños y las sonrisas no son suficientes.
Porque es cierto, la relación ha cambiado, como sucede en la de cualquier pareja que convive juntos, ya no existe tensión, ya no hay urgencia, se tienen el uno al otro cada noche y en su cama, sólo tienen que esperar. Que a los fans les hayan cerrado la puerta de la alcoba no es mala cosa, en un matrimonio hay secretos que no se deben compartir con nadie. Dejemósles disfrutar, tiempos vendrán, si lo consiente la Fox, en que el desasosiego vuelva a infiltrarse en la mente escéptica de ella, en que a él, le parezca que el amor se le ha escapado entre los dedos. Por ahora sigue creciendo.
La última escena fue un claro ejemplo de la generosidad de la felicidad conyugal, una pequeña y tonta discusión, mientras Booth prepara un banana split, sobre el Yin y el Yan cuajada de sonrisas.
"Ying y Yang", dice Booth, Brennan, como siempre lo corrige "Deja de decir eso, es incorrecto". "Oh, Yang cree que es incorrecto", responde Booth con retranca, "pero Ying piensa que lleva razón ¿no?, por eso encajamos y estamos bien juntos", añade mientras pone la guinda sobre la nata. "Ying-Yang..., repite malicioso ofreciéndole el plato. "Encajamos juntos", termina Brennan.
Un cariñoso beso y fundido a negro y los fans, si quieren participar del postre, no les queda más remedio que correr a sus frigoríficos.
Por cierto los gifs no son míos los he copiado de twitter, al parecer el crédito es de jigsmave, gracias.
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