Es lo
que tiene ser un adicto, siempre se termina en manos de desalmados.
Doy por
hecho que si lees esta reseña es porque has visto el episodio. Si no es así, si
aún no lo has hecho, por favor, no sigas. Avisado quedas si lo que cuento aquí
te hiela el corazón.
The Murder in the Middle East, un
episodio interesante y polémico que comienza en silencio, con un encapuchado
tirando a un hombre por unas suntuosas escaleras; cuando el cuerpo desmadejado
choca contra el suelo y un charco de sangre se extiende por la alfombra, se oyen
los ladridos apagados de un perro.
En el
hogar de los Booth-Brennan, Booth está
al teléfono, habla con su corredor de apuestas, su deuda asciende a quince mil
dólares, pero no parece preocuparle mucho. Al acercársele Brennan cuelga. Cuando le pregunta con
quién hablaba, Booth le miente. Y
luego, con una hipocresía
hasta ahora desconocida en el personaje, ladinamente inicia una
conversación sobre las posibilidades medicas de recuperación de un jugador de
béisbol de una concreta lesión, inocente Brennan se lo explica, y él satisfecho la
jalea “Que suerte tengo de vivir con un genio”. Cuando se va a
buscar a Christine, Booth aprovecha el momento llama y hace su apuesta.
En el
Jeffersonian Cam habla por teléfono con Arastoo, al parecer su hermano
ha experimentado una gran mejoría, regresará en una semana a casa. Mientras
hablan se percata de que unos hombres mal encarados le siguen; intenta darles
esquinazo, parece que va a
conseguirlo… y sin embargo de que se da cuenta una capucha le cubre la cabeza y
varios individuos le introducen a la fuerza en un coche. Cam, desde el Jeffersonian, asiste inerme, asustada a los
acontecimientos y de inmediato, sin cortar la llamada manda llamar al equipo.
Cuando Booth y Brennan llegan ella ya lo ha decidido, se
marcha a Irán, Arastoo puede estar muerto. Brennan, quien tiene contactos con
antropólogos, quien habla el farsi la acompañará, dice. Booth le recuerda que está embarazada, será él, fin de la discusión, quien
la acompañe. Y llamando a su amigo Dani, el de la CIA le cobra los
favores debidos, tiene que conseguirles de inmediato la entrada en un país tan
problemático para un norteamericano.
Y a
partir de aquí para todo lo que suceda en “Irán”, en ese hipotético Irán, habrá
que dejar en suspenso nuestra incredulidad más allá de lo que es ordinario en
cualquier episodio de Bones,
porque la mirada que sobre la realidad
política y cultural nos ofrecen, es la que mejor se acomoda a la trama del
guion.
Arastoo descubre y nosotros con
él que ha sido secuestrado por Majid Namazi, un influyente miembro del
Parlamento iraní y lo ha hecho por sus conocimientos en antropología
forense. Tiene una oferta que hacerle, examinar unos restos humanos y determinar
la causa de su muerte, después quedará libre. Si se niega, le recuerda que en 1997
escribió un poema sobre la democracia con el que cometió un delito contra la
seguridad del estado, reactivará el expediente y terminará en la cárcel.
Arastoo
cede y girando
alrededor de los restos va desgranando sus características físicas, el hombre
murió al caer por unas escaleras, fue mordisqueado por un mamífero de tamaño
mediano, tenía entre 25 y 30 años, para deducir por una anomalía genética que
el cadáver es el hijo de su secuestrador. Namazi lo reconoce, lo que
quiere es que le ayude a corregir
el error que las autoridades han cometido al determinar que la muerte de su hijo fue un accidente, que
borracho se cayó por las escaleras. Su hijo no bebía, su hijo era un buen
musulmán.
Y esta
es en mi opinión la principal razón de ser de la trama de la investigación del
asesinato de Darius Namazi, servir de coartada
y espejo de reflexión de lo que sucede a Booth y a Brennan. Y no
precisamente porque la relación amorosa entre Cam y Arastoo se afiance y la de ellos dos se derrumbe, sino porque
nos muestra el dilema de un padre que
amando profundamente a su hijo es capaz de renunciar a hacerle justicia al
descubrir la verdad sobre él, al descubrir que no era el hombre que él
quería que fuese, el que él creía que era. Porque Darius Namazi resultó ser un
borracho fornicador, un reformista que luchaba por los derechos de la mujer
iraní, por la libertad de prensa. En su
decepción, el padre llega a decir que se
merecía su muerte indigna, borracho y medio comidos sus restos por un perro, un
animal impuro. Y es entonces cuando Booth
pronuncia una de las frases clave de este episodio, una que repite en esencia
la que le dijo a Brennan en The Baker in the Bits: “sólo Dios juzga, nosotros sólo somos instrumento
de su compasión y de su misericordia”.
Al
final con la colaboración del equipo completo del Jeffersonian se descubre que
equivocado o no en su vida, Darius murió cuando intentaba hacer lo correcto,
cuando iba a desenmascarar a un corrupto que viviendo en la apariencia de un
buen musulmán incumplía los preceptos del profeta. Pero con ser interesante y
llevada con ritmo y tensión la investigación del crimen, olvidados los rostros
patibularios de todos los iraníes que aparecen en la misma, lo importante, lo verdaderamente importante
estaba sucediendo a nueve mil quilómetros de Teherán, en la puerta de la casa de Booth y Brennan.
Porque mientras
Booth arriesgaba su vida por hacer
justicia a una víctima, ponía en “peligro” a su mujer y su hija. La
información que Brennan le
proporcionó sobre la posibilidad de recuperación del lanzador de béisbol la
utilizó para hacer una apuesta de doble o nada y perdió. Su deuda asciende ya a
treinta mil dólares y en su casa, para cobrarla, se presenta un corredor de
apuestas de fría sonrisa y agradable presencia. Christine, le abre la puerta, cuando ha oído llamar ha salido
corriendo esperanzada, “creía
que quien llamaba era mi papá” le
dice a Jimmy KosinsKy. Y cuando Christine
entra en la casa. Brennan descubre el secreto de Booth, su ruindad y su mentira. No hay factura que
sustente la deuda, sólo responsabilidad si no se paga. Y como un vendedor
cualquiera, antes de largarse, Jimmy le entrega su tarjeta. Para que sepa donde
llamarle.
Brennan lleva a Christine a casa de Max para
apartarla del peligro y a pesar de que su actitud llama la atención de Angela y Hodgins les oculta sucedido.
Sin embargo se lo cuenta a Aubrey. Y
Aubrey, sin juzgar a Booth, hace
suyo de inmediato el problema porque “si
puedo ayudar también es mi problema”. Y es en la sala de
interrogatorios donde hipotéticamente el corredor concreta sus amenazas. Jimmy no amenaza a Brennan, Jimmy amenaza
directamente a Booth, con hacer público su vicio, con destrozar su carrera.
Al final Brennan le da a Aubrey el
dinero de la deuda. Justo cuando ve por la ventana regresar a Booth está hablando por teléfono con él;
en media hora ha quedado con el corredor para saldarla.
Y Booth abre la puerta contento por estar
de nuevo en casa, por volver a ver a su mujer y a su hija. Y pregunta por Christine, ¿está durmiendo? Brennan no lo sabe, quiere decir que está en casa de Max; y Booth, el viejo Booth, se
alegra, así tendrán un poco de tiempo para ellos solos, en sus ojos brillan
promesas.
Y entonces Brennan dice: "Para". Y
alejándose le dice lo orgullosa que está de él, de que ayudara a Cam y Arastoo, de su valentía
enfrentándose a las autoridades del país.
Y
cuando Booth que ya sospecha que
algo raro le sucede le pregunta si está bien, ella con los brazos cruzados,
protegiéndose instintivamente le responde que no y le habla de la
conversación sobre el béisbol, necesita
saber por qué le hizo la pregunta sobre la lesión. Y Booth al que de repente se le han acabado las intuiciones se
escabulle, “era una simple conversación”.
Ella le
pide que no le mienta, ¿Juegas? Le pregunta. "Necesito que me digas la
verdad, porque sin la verdad, no tenemos nada, dice.
Y Booth que mientras ella habla
ha debido comprender que tiene un grave problema y traga saliva, responde,
mirándole con los ojos muy abiertos.
“No. No juego”. Consumando la traición. La de Booth a Brennan y la de Bones, la serie, a los fans.
Porque Brennan, fría y tranquilamente le
cuenta la visita de Jimmy y el pago de su deuda. Booth, sorprendido sólo articula a preguntar “¿Jimmy, le pagaste a Jimmy?”
Pero
Brennan no admite preguntas. Necesito que te vayas, le dice.
Booth protesta, “No, no, lo siento, lo que sucedió fue sólo
un error, sólo hice una apuesta, eso fue todo”. Le vuelve a mentir.
Brennan no se lo consiente. “No,
no lo fue”. Y desesperada le grita “¿Por qué sigues mintiéndome?
“No,
no te miento”, miente Booth
otra vez. “Mira Bones, déjame arreglarlo, por favor, lo siento.
Estoy
hecho un desastre, no pensaba, escucha, mírame, le suplica, lo siento. Te amo.”,
dice.
Pero su
suerte se acabó. “No te creo, Ya no”. Le responde Brennan.
Y
apretando los labios pronuncia la palabra decisiva “Vete”.
Y Booth sin decir palabra, da media
vuelta, coge su maletín y se va.
Fundido
a negro.
Bien,
lo que anunciaron los spoilers ha sucedido, la relación de Booth y Brennan se ha roto y no sé vosotros, pero yo, visto lo visto, en The Murder in the Middle East me siento engañada.
Con ser
interesante, nunca me gustó la trama de la
recaída en el juego de Booth, no le veía el beneficio a no ser que
preparase la salida de David Boreanaz
de la serie y se tratara de que lo hiciera con una nominación a los Emmy en la
mano. Y desde luego nunca, nunca pensé
que llegarían tan lejos, que destruirían la relación de la pareja. Una
rotura inverosímil porque llega antes de que realmente nos hayan mostrado la adicción de Booth al juego, sin que hayamos visto sus ojos brillar expectantes
por el resultado de una apuesta, su desesperación por una pérdida.
Le
vemos mentir, comportarse arteramente y sin embargo en Irán está centrado en su
trabajo, ni por un momento le vemos ansioso por el resultado de una apuesta tan
importante, ni siquiera cuando regresa a casa lo sabe, ni siquiera ha hablado
con su corredor de apuestas. Todo eso el episodio lo oculta, igual que la serie
nos ha ocultado en los dos episodios
anteriores, centrados en Brennan, como la adicción ha ido destruyendo su
personalidad, como se ha apoderado de él desde aquella primera apuesta de doscientos dólares a favor de los Capitols. Y
ese ocultamiento consigue que la dura reacción de Brennan se sienta
precipitada.
Hasta
ahora, cada cierto tiempo, los productores daban una sacudida a la serie
provocando la separación de Booth
y Brennan. Trampas de tiempo, dolores pasajeros. Así sucedió en The
Secret in the Siege (8.24) The Doctor in the Photo (6.09) o The Beginning in the End (5.22) o The Pain in the Heart (3.15). Pero en mi opinión, lo que han
hecho, destrozar la confianza de Brennan en Booth, convertirlo
en un ser odioso, manipulador, hipócrita y mentiroso, tal vez sea interesante,
tal vez cree la tensión necesaria para el final de la temporada, pero no puede
ser sólo un dolor pasajero, es tan terrible, que no se puede arreglar con dos
sesiones de terapia y un beso. Pero tampoco, lo que le ha hecho Brennan a Booth rechazando su amor,
echándolo a la calle tal vez con la intención de que ante la pérdida tan grande
recapacite, reconozca el problema y trabaje la solución. ¿Sólo? ¿Sin ayuda?
Porque al rechazarle, Brennan renuncia a
ser parte de la solución y niega su futuro como pareja, como la pareja que eran antes. Sin aliento me deja.
Y
conozco, porque corre por Tuitter, la agria polémica entre fans, entre quienes
dan la razón a Brennan por actuar
como actuó y quienes piensan que debió de darle una oportunidad a Booth. Y para mí es una polémica
injusta, motivada no tanto por las reacciones de los personajes como por la falta
de explicación del porqué de su reacción.
Sin
querer prender ningún fuego porque cada uno responde según su experiencia y su educación, sólo diré que mi experiencia me ha
enseñado que el amor es algo más que deseo, que un orgasmo, que múltiples orgasmos. Que el amor es algo más que la
verdad. Que el amor es compromiso o no es nada. Es unirse al
otro para solventar los problemas de la vida juntos, caminar juntos
atendiéndose el uno al otro en las necesidades. Claro que puedo estar equivocada, después de todo soy una lobavieja.
Y la pregunta
que no dejo de hacerme desde que vi el episodio, la que nadie responderá hasta
el fin de la temporada es:
¿Cuál
es el beneficio, porque siempre hay un beneficio, que obtienen los productores de Bones rompiendo
la relación de Booth y Brennan?
No por
cierto hacer más felices a los fans. ¿Preparar un gran cambio en la serie, un
cambio de nivel que diría David Boreanaz?
¿Es por eso que la renovación para una temporada más viene acompañada del
cambio de showrunner? Hart
Hanson, el creador de la vieja Bones y su mano derecha, Stephen Nathan, la abandonan, ¿tal vez la dramedy que ellos llevaron al éxito ya no da
más de sí? ¿Tal vez por eso, otros, con ideas nuevas, más acordes con los
nuevos tiempos televisivos se hacen cargo de Bones?; ¿Tal vez la temporada que viene la relación entre Booth y Brennan ya no será relevante porque tienen
previsto ofrecernos una Bones
más “realista”, “más sucia”, tal vez con más tiros y más bombas?
Jonahtan Collier uno de los
nuevos showrunners es muy aficionado a meterlas en los guiones.
No lo
sé. Pero lo que para mí sería incomprensible es que volvieran a unirles en el
último episodio y en la próxima temporada hicieran borrón y cuenta nueva como
si nada hubiera pasado? Porque ha pasado ¿o no?
Sea
como sea The Murder in the Middle East es un episodio que nunca creí que vería en Bones. Porque nunca creí posible que Bones, la serie chispeante,
la comedia de enredo, la que contaba la más hermosa historia de amor de la
televisión se convirtiera de repente, no se sabe bien con qué intención, en una
serie de desolación y pérdida.
Que alguien me despierte, por favor, que
alguien se despierte de la pesadilla.
¿Qué será ahora de ella? |
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