de Elizabeth Rettig
Lo gracioso.
Los capítulos de undercover.
A mi nada me hizo reír
más que ver a Brennan pretendiendo
ser una persona completamente diferente cuando se encarnaba en Roxy Scallion o en Wanda Moosejaw, sobre todo porque en todos los capítulos de undercover se vio involucrada en situaciones
irreverentes e, incluso, absurdas, que nada tenían que ver con la científica
seria y propia que veíamos siempre.
Tony y Roxy Scallion. Buck y Wanda Moosejaw.
Sea cual sea
tu alter-ego favorito, cada quien tenía lo suyo. Los primeros eran seductores,
con el acento marcado, coquetos uno con el otro, aunque Booth y Brennan no
fueran pareja; los segundos eran todólogos, divertidos e, incluso, nacos[1].
Aunque ambas duplas eran parejas románticas, la dinámica era muy diferente: Tony y Roxy podían parecer más sexys,
superficiales y provocativos, mientras que Buck
y Wanda eran más cariñosos, casuales y competitivos.
( 1) En los comunicados de prensa, comúnmente describían a Buck y Wanda como “trashy”, que es una persona vulgar y que carece de clase. En México, aunque no tiene una traducción exacta, la palabra en la que puedo pensar es “naco”, que en este contexto también es una persona vulgar.
En lo personal, mi
favorito siempre fue Double Trouble in the Panhandle,
porque cumple con todos los requisitos para ser un episodio excelente: un caso
interesante, muchos sospechosos con fuertes motivos, grandes escenas entre Booth y Brennan, un guion sencillo y
gracioso y una resolución única en la serie. Sin embargo, todos los episodios undercover
tienen su propio encanto, y no por nada son de los episodios favoritos de
los fans.
Lo que se agradece.
La pareja de Angela y Hodgins.
No
sé a quién se le ocurrió que Angela y
Hodgins fueran pareja (probablemente fue a Hart Hanson), pero lo felicito. “Hodgela”, como es
conocida la dupla entre los miembros del fandom,
era una pareja verdaderamente hermosa. Tiernos, adorables, respetuosos el uno
con el otro… No hay mucho que pueda decir sobre ellos que ustedes no sepan. La
mayoría de las veces con intereses opuestos, pero siempre dispuestos a aceptar
esa parte del otro que era diferente. Lo hermoso de su relación se hallaba en
que, aunque ambos se enfrentaron a muchas situaciones difíciles, siempre
encontraron la manera de apoyarse y decirle al otro justo lo que necesitaba
escuchar. Realmente, eran la pareja perfecta.
Lo triste.
Las muertes.
Aunque no fue en vano, yo
sigo sin superar la muerte de Mr.
Nigel-Murray. Y a pesar de que Sweets
siempre me pareció un personaje molesto y que daba mala fama a los psicólogos,
su muerte fue sumamente sorpresiva para mí, e hizo que derramara algunas
lágrimas. Dos escenas bien realizadas, emotivas y muy fuertes.
Lo romántico.
Crédito del gif: Jigsmave |
Dios mío. ¿Acaso existe un discurso más hermoso y romántico que el que Brennan le dice a Booth cuando le pide que se case con ella? Todo en esa escena es perfección, desde la actitud nerviosa y sumamente emocionada de Brennan, a quien se le ve vulnerable pero feliz, hasta la expresión perpleja y conmovida de Booth, el escenario y, por supuesto, el diálogo hermosísimo que se escribió para una ocasión tan solemne. A la fecha, puedo recitar la escena de memoria de tantas veces que la he visto.
Crédito del gif: Jigsmave |
Perfección pura, el tipo de momentos que son sumamente difíciles de superar.
Lo maravilloso.
La boda
“You make my life messy and confusing, and unfocussed and irrational, and wonderful.”
Tantos años de espera valieron la pena solo para escuchar esta frase.
El capítulo final.
Es relativamente raro que una buena serie tenga un buen final. En lo personal, solo una de mis series favoritas había tenido un final decente: Friends. Es un hecho universal que el último episodio de Friends es uno de los mejores finales de todos los tiempos, y que su perfección yace en que le hizo justicia a la serie, que se encuentra en el Olimpo de las series de televisión. Por otra parte, ni el final de Downton Abbey ni el de Desperate Housewives llenaron mis expectativas. Ambas revolucionaron su género, ambas sumamente populares. Completamente diferentes entre sí, pero con un encanto que cautivó a millones de personas alrededor del mundo. Sin embargo, su más grande falla fue que las dos se quedaron cortísimas en su episodio final. No es que hayan sido malos per se, pero tampoco le hicieron justicia a las grandes series que fueron.
Gracias al cielo, este no fue el caso de Bones. Después de lo decepcionante que fue para mí la temporada en general, estaba verdaderamente aterrada de que el último episodio fuera a ser una desgracia también. Sin embargo, The Day in the Life hizo que me regresara el alma al cuerpo por lo maravilloso que fue (en mi opinión, uno de los mejores episodios de la serie). Se trató de un episodio diferente, filmado en un estilo que no se había explorado en Bones, permitiendo que nos adentráramos en cada personaje y viéramos las cosas desde su perspectiva, y así observáramos detalles diferentes con cada acto.
Por otra parte, The End in the End me dejó con un verdadero nudo en el estómago que aún no termina de deshacerse. La escena en la que Brennan habla de los recuerdos que tiene sobre sus internos me conmovió hasta las lágrimas, por dos motivos: el primero, saber que, a pesar de mostrarse dura e impasible con ellos, Brennan al fin demostró que los estimaba más de lo que se había atrevido a mostrar; el segundo, porque la emoción en la voz de Emily y en los rostros de todos era sumamente intensa, y fue capaz de contagiarla a través de la pantalla. Es de esas escenas que te erizan la piel y repites una y otra vez.
Todas las referencias a episodios anteriores que se encuentran en The End in the End hicieron que apareciera una sonrisa en mi rostro, desde el clásico “I don’t know what that means” hasta “Scully and Mulder” y, por supuesto, los Easter Eggs en el último acto: el salero de Cam, la placa de Vincent Nigel-Murray, los recuerdos de Brennan con los internos, Jasper el cerdo, las ligas de Hodgins, el delfín de Christine Brennan, el libro de Sweets, el dibujo de Parker, la hebilla de “Cocky” …
De todo corazón, gracias por habernos regalado una conclusión tan satisfactoria dividida en dos partes igualmente maravillosas.
Reflexión final.
Al igual que Booth y Brennan en la última escena de la serie, es momento de que nosotros nos levantemos de nuestros asientos y emprendamos el camino de regreso a la realidad. Tanto ellos como nosotros coincidimos en un punto específico de nuestras vidas, y aunque ha sido un verdadero placer, es momento de separarnos. Ellos caminarán eternamente por el jardín que se encuentra frente al Jeffersonian, discutiendo como siempre, mientras que nosotros recorreremos nuestros propios caminos.
Sin embargo, Bones no se irá jamás. No mientras siga vivo en las mentes de todas las personas que la seguimos religiosamente durante casi 12 años. Aún durante los hiatus, yo pensaba en Bones todos los días. ¿Por qué ahora habría de ser diferente? Al contrario, ahora pensaré en qué estarán haciendo, en el asesinato que les tocará resolver ahora, en cómo lidian con sus hijos y los conflictos que deben de estar enfrentando como pareja. ¿Será que Brennan encuentre en Christine la horma de su zapato, con esa combinación de su inteligencia y la actitud retadora de Booth? ¿Hank se convertirá en antropólogo forense, jugador profesional de Hockey o se unirá a su hermana en el negocio de venta de carros? ¿Será que alguno de ellos tenga hijos, convirtiendo así a Booth y a Brennan en abuelos?
Solo el tiempo dirá si algún día conoceremos la respuesta a esas preguntas.
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