Me parece
increíble que esta vaya a ser mi última reseña de Bones en mucho tiempo. Va a ser una larga espera hasta que veamos The Dead in the Defense, título, por ahora del episodio once. Ya sé, ya
sé que por estas fechas el año pasado nos encontrábamos en una situación
parecida, pero por entonces conocíamos la fecha exacta del retorno, 26 de
marzo; sin embargo a día de hoy Bones
se ha ido sine die. Sin pecar de optimista, esta incertidumbre también pasará y
Bones terminará regresando a la
programación a finales de marzo o principios abril. Pero mejor será dejar lo
futurible e ir al tajo.
Cuando los
productores nos han hablado de The Doom in the Boom, han dicho que era
el episodio que habían previsto como inicio de la temporada, tenía un caso
potente y un gran suspense final; pero que lo desecharon porque no se centraba
suficientemente en Booth y Brennan, lo
que consideraban necesario en el estreno. Y doy gracias por ello, porque no
me hubiera sentido muy feliz si lo hubiera
sido. Que el centro de Bones sean Booth
y Brennan no sólo es necesario para los episodios de estreno, sino durante
la temporada entera.
Aunque se nos había advertido que afectaba principalmente
a Hodgins, Angela y Aubrey, nada se nos había dicho de que la acción estaba en sus
manos. No tengo ningún inconveniente en que el doctor Hodgins, un personaje que me encanta, sea el protagonista de un
episodio, ni Cam; pero en este se ha
ninguneado malamente a Booth. Increíblemente
parte de su investigación policial, esencial para la resolución del caso, se produce fuera de pantalla y la
conocemos por lo que nos cuentan Brennan
o Cam. Mientras que por ejemplo Caroline
Julian interroga a un mafioso por meras conjeturas sobre la participación
en el asesinato. Extraña elección de
escenas. En ese sentido parecía más un episodio de la Décima Temporada (de la parte de la Décima en que el rodaje del 200
y el embarazo de Emily Deschanel
limitaban la participación de Booth y
Brennan)
Mi primera
impresión nada más verlo fue que se le notaba demasiado la intención con que
fue escrito, la reincorporación de Booth
y Brennan a sus trabajos después del abandono del final de la Décima; ahora
tres visionados más tarde no sólo me reafirmo en ella, sino que me parece que el
lavado de cara que se le ha hecho para convertirlo en el episodio final de la temporada de otoño no ha sido suficiente para
hacérnoslo olvidar, que esa sigue siendo su esencia y su lastre: Booth y Brennan apartados de los
crímenes hacen un paréntesis en su nueva vida para trabajar en un caso que les
afecta personalmente. Uno en que el doctor Hodgins
y Aubrey resultan heridos.
De ahí que
cuando sucede la desgracia, Booth
diga “Todo pasa
por mí, ¿de acuerdo? Hasta que Aubrey se ponga mejor. Voy a tomar la iniciativa
en el caso.” ¿Desde cuándo necesita Booth
permiso para dirigir un caso?
Item más, la
preocupación de Brennan por su reacción en
el hipotético caso de que Aubrey muriera:
— ¿Seguro que quieres llevar
este caso, Booth? —le pregunta— Aubrey puede morir.
— ¡No hables así! Aubrey no
va a morir —protesta enfáticamente
Booth.
— Puede,
y si lo hace, me preocupa que reacciones como cuando murió Sweets.
— Cuando Sweets murió me sentí culpable. Y el peso de la culpa es lo que
me llevó a jugar de nuevo.
Respuesta
que lleva a Brennan a preguntarse “¿Cómo
sé que si Aubrey muere no encontrarás alguna manera de culparte a ti mismo?
Un dialogo superfluo porque Brennan
sabe que no lo hará y lo sabe porque Booth
en esta temporada ya ha asumido una muerte para él mucho más dolorosa, la de su
hermano Jared, ¿por qué entonces
este dialogo? Seguramente porque en el universo del autor del guion, esa muerte
no había sucedido aún.
Su ausencia de
la escena del crimen y por tanto de la explosión. ¿Por qué están tan tranquilos
en su casa preparando “salsa puta”?
¿Por qué cuando reciben la llamada de Aubrey,
no dejan lo que están haciendo, llaman a Max para que cuide a sus hijos y se marchan
rápidamente a investigar? ¿Por qué mantienen la cena con Angela y sin Hodgins?, para mí la respuesta no puede ser otra, porque cuando se escribió el guión del
episodio, no era su trabajo.
Pero
dicho todo esto que es lo que más me chirría porque afecta al centro mismo de Bones, dejándolo a un lado, los sucesos
del episodio son una prueba, una gran prueba para Angela, Hodgins, Cam y Aubrey. Y es muy interesante como cada uno
reacciona ante ellos, como enfrentan el desafío.
AUBREY
Todo drama
necesita de un héroe, de alguien que olvidándose de sí mismo y sus intereses
proteja a los indefensos, salve a las
damas, cargue sobre sus espaldas el dolor del mundo y derrote al mal. Aubrey
aunque sea ambicioso y tenga su futuro programado para ser Senador de los Estados Unidos, consciente
de que somos lo que hacemos, quiere
ser Booth, es decir un héroe (lo que por
supuesto redundara en beneficio de su futura carrera política. En realidad, Booth no sólo es para el espejo en el
que se mira sino rival a superar (¿recordáis como vio una oportunidad de ocupar
el puesto del agente Andy cuando Brennan lo mató en su última novela?).
Hasta ahora todo lo más que había conseguido era ocupar su despacho.
The Doom in the Boom supone para Aubrey un verdadero cambio
de juego al brindarle la oportunidad que buscaba. Y por supuesto la aprovecha.
En su espalda quedarán de por vida las cicatrices con las que la metralla de la
bomba que estalla cuando examinan el cadáver le hiere, cuando salva la vida del
doctor Hodgins arrastrándolo lo más
lejos posible del foco de la explosión, pero sobre todo cuando se lanza sobre
él sirviéndole de escudo. Esa reacción instintiva de proteger y salvar lo
convierte por fin en el héroe que se soñaba. No hacía falta que fuera más allá
y sin embargo va.
Porque en la
investigación del asesinato, de los asesinatos (resultan que inicialmente
fueron dos, un policía famoso y un guardia de seguridad con problemas de ira) Booth avanza sin más certezas que el
odio a la autoridad del asesino (a pesar de la aparición de una analista del
comportamiento olvidadiza y desordenada), Aubrey
se escapa del hospital y ante las cámaras,
dirigiéndose al asesino, dice “Yo soy la
autoridad, y voy a coger a la persona responsable de estos terribles actos
horribles. Pueden contar con ello.”
Y de paso
le roba a Booth, que en esos
momentos discutía con Brennan la
posibilidad de centrar sobre sí la atención del asesino para poder atraparle, la
posibilidad de ser el héroe. Bien por Aubrey.
Su premio
por una acción tan “irreflexiva e inmadura” (Caroline dixit) está por llegar en lo
que resta de temporada. En el episodio se tiene que conformar con medio
deglutir una descomunal hamburguesa, media porque en cuanto se presenta la
analista del comportamiento, que tan escasa relevancia ha tenido en el caso, se
la arrebata.
Y hay que
ver lo bien que le sabe, sus gemidos de placer convencen a la vieja Caroline para decirle al camarero “Quiero
tomar una de esas” en una clara referencia a la película “Cuando Harry encontró a Sally” y la famosa
escena del fingido orgasmo.
CAM
Esta temporada
el personaje de la doctora Saroyan,
una mujer fuerte, decidida y llena de certezas ha experimentado un cambio
sustancial, se ha convertido en Hamlet.
Desde que la reincorporación de la doctora
Brennan al Jeffersonian provocó la salida de su novio Arastoo, desde que él antepuso su orgullo masculino a su amor, los
guionistas la han hecho debatirse en un mar de dudas.
Primero cuando
le hicieron preguntarse, preguntar a Angela,
si hizo bien en no renunciar a su carrera, en quedarse en el Jeffersonian en
vez de seguir a Arastoo donde la
vida le llevara, olvidando que había sido el propio Arastoo quien la rechazó cuando ella, enamorada, se ofreció a
seguirlo. Luego su indecisión, en The
Cowboy in the Contest, sobre la profundización de su relación con Sebastian Khol, el fotoperiodista cañón
y mentor de Angela, (quien a la
chita callando se está convirtiendo en un personaje recurrente). Que tenga que
ser el personaje de Daisy quien con
sus consejos le haga decidirse en favor de la relación dice muy poco de su
carácter.
Todo estaba
previsto para llegar a The Doom in the
Boom, en este episodio Cam no
sólo es la sobreviviente a la bomba que estalla en la escena del crimen
hiriendo a Aubrey y a Hodgins y
matando a cuatro policías, sino a la que estalla
en el Jeffersonian cuando inopinadamente Arastoo Vazirii aparece en el laboratorio preocupado por ella.
Y sí fuera sólo
eso…, pero no, Arastoo va más allá y
los últimos compases del episodio se desdice de todo lo dicho y reconoce que la quiere, que se equivocó
al alejarla de él, añadiendo en plan Love
Story.
— Eres para
mí más importante que cualquier trabajo podría llegar a ser. Al infierno iría a
hacer sándwiches de queso por un salario mínimo si eso significaba volver a
casa a ti cada noche.
Y cuando Cam le confiesa que está viendo a alguien,
él mantiene la esperanza, ¿Es algo serio? le pregunta y una
vez más Hamlet se apropia de Cam, “Yo…
yo no lo sé”, balbucea. Si no lo
sabe entonces no es nada grave, dice y Arastoo
decidido le pide estar de vuelta en su
vida.
Y los
guionistas por mor del suspense nos roban la respuesta de Cam, porque precisamente en ese instante oyen el grito de Angela, porque en esos momentos la desolación a la que hace referencia el
título del episodio ha caído sobre el doctor
Hodgins.
HODGINS Y ANGELA
Y no puede ser más
desoladora la imagen que del doctor
Hodgins nos ofrece la cámara, derrumbado en el suelo, inmóvil, con los ojos
y la boca entreabiertos, como muerto. Angela
de rodillas a su lado, incapaz de ninguna acción, mirándolo, acariciando su
espalda. ¿Qué ha ocurrido para que 24 horas después de sobrevivir al estallido
de la bomba se derrumbe como un árbol viejo ante el hacha?
Porque Hodgins sobrevive a la bomba
aparentemente sin un rasguño, es cierto que apenas se puede mover, que está
lleno de dolor, pero nada que una pequeña aspirina no pueda curar. El bendito y
generoso doctor no está dispuesto a amilanarse por lo sucedido, no quiere irse
a su casa a descansar, tienen que trabajar, tienen que atrapar al asesino, por Aubrey, porque en esos instantes aún
está en peligro, porque le salvó la vida y esa, esa es una deuda muy, muy
grande que él se siente obligado a pagar.
Es un buen hombre el doctor Hodgins, vencidos sus problemas
de ira de la primera temporada gracias al
amor de Angela, se ha convertido más que en el Rey del Laboratorio en una suerte de Sancho Panza sabio, en el amigo, el compañero generoso que está ahí
para todos y todo.
Y como si nada le
sucediera se pone a ello con el tesón y la lucidez que le caracterizan. Y
encuentra las partículas que determinarán el lugar del primer crimen y encuentra
la bala que lleva la huella de la segunda víctima y cotilla como siempre
informará a Arastoo de los nuevos
intereses de Cam, a Cam de la
diferencia entre Sebastian y Arastoo.
El dolor está ahí, pero sólo le sirva de recordatorio de que ha estado a punto
de morir.
Y él no quiere morir,
quiere seguir creciendo y reconociendo su egoísmo cambia de opinión. Michael Vincent ya no será un hijo único que juegue con
hermanos invisibles, Angela dejará
de sentir nostalgia de un bebé porque Hodgins,
por fin, decide lo que sin la intervención torticera de los nuevos dioses de Bones, no hubiera necesitado decidir.
Van a ampliar su familia y no sólo con un hijo o con dos, con siete si son
necesarios, con los que su mujer quiera.
¿Qué ha ocurrido para
que ellos que se consideraban afortunados porque la desgracia que tan de cerca
tocaba a sus amigos pasaba por su lado sin tocarlos, de repente, como si un
dios malévolo les hubiera señalado con el dedo vean truncado su futuro? Aparentemente la pequeña aspirina es la culpable, porque al aliviarle el dolor
enmascaraba el daño.
Cuando en el hospital
la doctora se lo explica, Angela, al
igual que nosotros no comprende lo que significa, y debe ser grave porque
ninguno de sus amigos se decide hablar, hasta que por fin Brennan dice lo que nadie queríamos oír. Hodgins está paralizado.
Para
él y para Angela, de Doom in the Boom si ha significado un verdadero cambio de
juego,
para cuando lo volvamos a ver en abril ya nada volverá a ser igual. Seguro que
lo superará.
Y por supuesto a los asesinos,
porque resultan ser dos, los atrapa Booth…
y por supuesto Aubrey.
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