A lo largo de
la historia se han producido momentos significativos
que si bien no cambiaron el devenir de
la humanidad si supusieron una inflexión, un cambio sutil, bien en el
comportamiento de los hombres o bien en su pensamiento; momentos que a pesar de su aparente insignificancia
con el tiempo repercutieron en los grandes cambios, revoluciones y rupturas que
nos han traído hasta aquí. Stefan Zweig nos lo contó en un interesantísimo libro: Momentos Estelares de la Humanidad.
El otro día haciendo limpieza en mi biblioteca me lo encontré, al releerlo surgió la idea. Todos conocemos
los grandes momentos de Bones, sin
embargo hay otros que fueron como estrellas fugaces, surcaron el cielo y por
unos instantes seguimos maravillados su estela, esperando que llegara el choque
o simplemente que nos dejaran cabalgar la cola del cometa. Pero nunca sucedió,
nunca sucede, porque lo que es propio de los momentos estelares es su
fugacidad.
Voy a abrir
sección en el blog para aprehenderlos, para que no se nos olviden, porque en
realidad fueron los precursores de lo que nos traído hasta aquí, juntos después
de diez años. Sin orden ni concierto, conforme los vaya recordando aparecerán.
I.- SUELTATE EL PELO
Ocurrió en The Passanger in the Oven
(4.10). Durante tres temporadas la tensión sexual se venía mascando entre Brennan y
Booth sin llegar a concretarse, sin que las palabras se dijeran, ni en
la intimidad de sus pensamientos se atrevían ellos a soñarse. Pero a veces lo
callado se grita en silencio, a veces sólo basta una mirada, un gesto para que
lo oculto se muestre. Y en mi opinión eso es lo que ocurre en esa escena.
En The Passanger in the Oven, Booth y Brennan viajan a China, la
excusa está muy bien traída y el episodio escrito por Carla Kettner es de los
que me gusta ver una y otra vez y no sólo por este momento estelar; Charlotte,
la dama de los misterios es uno de mis personajes preferidos, gran señora del
crimen, merecería aparecer en algún otro episodio.
Un cuerpo
aparece de repente “asado” en el horno del avión. Booth aburrido y harto de su
soledad apretujada en la clase turista, decide investigarlo. Brennan a falta de cámaras de alta
resolución utiliza unas gafas de alta graduación para analizar los restos, son
unas gafas preciosas, pertenecen a Nadine, la compañera de Charlotte que lleva todo el viaje durmiendo sobre el hombro de Booth. Clásicas, de pasta negra y
estilo mariposa, Brennan está preciosa.
Y entonces Booth al verla, olvidando toda precaución,
tratando de satisfacer una de sus fantasías de adolescente, uno de sus sueños eróticos, con la voz ronca de deseo le pide:
— Bones,
quiero
que te quites esas gafas, te sueltes el pelo y digas: “Señor Booth, ¿sabe cuál es el castigo por no
devolver un libro?
Pero Brennan no sería Brennan si no preguntará.
— ¿Por
qué?
Y la pregunta
rompe el encanto, el instante de deseo y satisfacción ha pasado, Booth no ha podido montar la cola del
cometa.
— Déjalo —dice e
insatisfecho se marcha.
Y entonces,
entonces Brennan ensimismada, se
quita las gafas y se suelta el pelo. Un instante estelar, precioso, que a Booth se le negó admirar.
Hasta que satisfecha se vuelve a poner las gafas. |
Y ESTE ES EL GIF
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